En su rostro, siempre una sonrisa. Su mano, siempre extendida. Los brazos, irremediablemente abiertos. Así se recuerda a Émber Estefenn Rodríguez, un hombre que dijo adiós de manera intempestiva y demasiado pronto, a los 45 años.
Lo hizo este fin de semana, cuando el bus en el que se desplazaba por la vía Bogotá-La Mesa fue alcanzado por una gran roca que se desprendió de una montaña y segó su vida y la de otras tres personas.
Desde pequeño, este amante del fútbol dejó ver su sensibilidad por el prójimo; quizá por esta razón, en su época de colegio, en el Gimnasio Moderno de Bogotá, hizo parte de los Scouts.
“De ahí también su elección por estudiar medicina y su decisión por la psiquiatría como la manera de trabajar lo mejor del ser humano, sus ideas, sueños y pensamientos”, relató Claudia Rincón, amiga y compañera de Émber mientras él se desempeñó como director de Niñez y Adolescencia del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), del 2014 al 2016.
Rodríguez era médico de la Universidad del Rosario, especializado en psiquiatra de la Universidad El Bosque, pero su vida profesional, y parte de su personal, se la dedicó a la educación.
Desde el 2008 hasta el 2014 –cuando se vinculó al ICBF–, fue el rector del colegio Sabio Caldas, una concesión del Gimnasio Moderno ubicada en el barrio Arborizadora Alta, en la localidad de Ciudad Bolívar.
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Este lugar, según cuentan personas allegadas, cambió su vida. En compensación, él transformó la de cientos de niños, jóvenes, mujeres y adultos mayores de esta deprimida zona del sur de la ciudad.
“Émber estuvo aquí siete años como rector, trabajando con los jóvenes. Le encantaban los niños, pero en especial los adolescentes, porque le representaban un mayor reto”, recordó Ruth García, actual rectora del Sabio Caldas y con quien Rodríguez inició la construcción de un revolucionario modelo educativo que hoy permanece.
Así lo reconoce Laura Sánchez, una estudiante que estando en quinto de primaria compartió con este hombre. Hoy, en el grado once, recuerda a la perfección la cercanía, dedicación y paciencia de su rector.
“Tenemos tan claro, gracias a él, que la educación se puede mejorar si el maestro confía en el estudiante, por eso lo practicamos a diario”, contó entre sollozos la joven, quien añadió que “era una muy buena persona, tanto así que no solo se basó en la educación en el colegio, sino alrededor; creó programas sociales y se preocupó por las familias y los abuelos”.
Se nos olvida el reto cotidiano de lo que para muchos es sencillo, todo lo que tenemos para aprender de la diferencia
El 25 de marzo fue la última vez que Émber escribió en su cuenta de Twitter. Lo hizo para dar su opinión sobre un video que se hizo viral y muestra cómo un niño que no puede ver se enfrenta solo por primera vez a bajar por una escalera.
“Se nos olvida el reto cotidiano de lo que para muchos es sencillo, todo lo que tenemos para aprender de la diferencia”, escribió por última vez Émber en su red social.
El reto en que estaba embarcado antes de morir Rodríguez, amante de Cortázar, esposo de Camila Hoyos y padre de Gregorio, era la gerencia pedagógica de la Jornada Única de la Secretaría de Educación, una de las grandes apuestas del Distrito en este sector.
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“Su partida temprana y abrupta nos priva, a quienes lo conocimos y a quienes no, de los grandes aportes que habría seguido haciendo a nuestra sociedad, desde los derechos, desde el respeto, desde la honestidad, desde el compromiso y la más profunda vocación de servicio. Cuánta falta hará su carisma”, fue el mensaje de adiós de Claudia Rincón, una de sus amigas.
Las reacciones por el deceso de Émber Rodríguez no se hicieron esperar: el alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, lamentó en su cuenta de Twitter la pérdida.
“Émber lideraba el proyecto de Jornada Única en la Secretaría Educación. Infinita admiración a su entrega, rigor y pasión. Nos duele su muerte”, trinó el mandatario.
A este mensaje se unió la Secretaría de Educación:
“Estamos de luto. Hoy nos despedimos de nuestro compañero y amigo Émber Estefenn, un hombre comprometido con la educación y el bienestar de las niñas, niños y jóvenes del país. Gracias por una vida dedicada a hacer de este mundo un mejor lugar”.
También se sumó el ICBF, donde trabajó dos años:
“Tras su partida, este incansable buscador de mejores oportunidades para la niñez y la juventud nos deja grandes aprendizajes y la firme convicción de que el servicio a los demás es el mayor legado de un hombre”.
Igualmente, la fundación Cinde se pronunció:
Despedimos con tristeza a Émber, pero reconocemos el valioso trabajo que hizo por la niñez”.
Con reportería de SANTIAGO RICO
EL TIEMPO ZONA