El covid-19 vino sin manual de instrucciones. Es salvaje, invisible, impredecible y les dio un sacudón al mundo entero y, sobre todo, a las grandes ciudades, su escenario perfecto. Allí, por la mayor concentración de población y contactos, se reprodujo como espuma y cambió la vida urbana: le restó lo masiva, le sumó miedos y la hizo digital.
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El 13 de marzo, un año después, llega a las librerías un texto guía, que no es un tratado de futurología, sino un material de consulta, basado en datos, expertos y hechos, que da pistas de los cambios que trajo la más grave pandemia del siglo XXI. Se trata de La nueva anormalidad: una guía para entender un mundo en constante evolución, escrito por el analista en asuntos urbanos Ómar Oróstegui y publicado por la editorial Intermedio.
Oróstegui ha dedicado buena parte de su carrera a comprender, punto por punto, los fenómenos de ciudad –estudiando a Bogotá, pero sin desconocer el urbanismo global–. En medio del fin de su paso por Bogotá Cómo Vamos, de la creación de Futuros Urbanos (su propio proyecto) y del año más incierto del siglo, este analista escribió su primer libro: uno que se divide en ocho capítulos y que, en cada uno, contará 12 cambios de cara a esa nueva ‘anormalidad’. El autor habló con EL TIEMPO, en vísperas del lanzamiento.
A perder el miedo. Las sociedades evolucionan y el covid, como toda pandemia, es disruptivo. Hace dar procesos de cambio, procesos que van a afectar la educación, la movilidad, las ciudades y hasta el mercado laboral. Este libro no es otra cosa que un análisis de las tendencias que vendrán en los próximos años como consecuencia de la pandemia.
¿Qué áreas abordó?Este es un libro que aborda ocho áreas. Va desde el tema de sociedad, tecnología, los gobiernos, la educación, la movilidad, las ciudades. Es sobre lo que nos espera en cambios, que hacen parte de la evolución social.
Hay mucha incertidumbre hoy en el ambiente, la gente no sabe qué va a pasar. Y ya desde otras orillas hay análisis y reflexiones de lo que será la sociedad de la pospandemia.
El modelo tradicional de educación ya va a pasar a un segundo plano. Estas nuevas generaciones van a tener que desarrollar sus habilidades comunicativas en entornos digitales. Por supuesto, han tenido que afrontar esta transición, una transición que va a ampliar brechas educativas, en especial en poblaciones vulnerables que no han tenido acceso a computador, a internet…
Las ciudades van a tener que repensarse a escala humana, y cuando digo eso es desde quien disfruta la ciudad.
Hay casos positivos como es el uso de la bicicleta. La bici venía siendo la protagonista de los últimos años y la pandemia aceleró su uso. Los mandatarios encontraron allí el mejor modo para dar respuesta a las restricciones de movilidad.
También estamos viendo que mucha gente se está bajando del transporte público y está migrando, o bien a tener un segundo carro, o bien a usar la bicicleta. Aunque, con el tiempo, el transporte público va a tener problemas de financiación.
Viene también un desarrollo urbano hacia los bordes. Mucha gente hoy, con el teletrabajo, ve la oportunidad de irse a vivir fuera de las ciudades. Y eso va a generar presión para estos municipios en los bordes.
Toda esta pandemia hizo que repensáramos los entornos urbanos.
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Las ciudades van a ser las protagonistas del futuro, incluso por encima de los Estados. Las ciudades van a tener que repensarse a escala humana, y cuando digo eso es desde quien disfruta la ciudad. Hoy hay un concepto que viene tomando mucha fuerza y son las ‘ciudades de 15 minutos’, para los desplazamientos no motorizados y cercanos.
También va a entrar nuevamente en discusión si necesitamos ciudades densas y compactas que crezcan hacia arriba o ciudades más expandidas.
Estamos viendo a París con su apuesta de ciudades de 15 minutos, también las ciudades australianas, las ciudades europeas. Algunas le están apostando a la jardinería urbana, a volver los parques también centros de cohesión social.
Ciudades sostenibles es la apuesta del futuro. Las pandemias han reconfigurado las ciudades, el sistema sanitario fue originado por las pandemias, todo el tema de viviendas ventiladas e iluminadas fue consecuencia de pandemias. Las ciudades cambian una vez finalizan las pandemias y no podemos obviar esa realidad que se nos avecina.
Las tensiones van a continuar. Antes de la pandemia había tensión social, manifestaciones en las calles. Posiblemente, tiendan a incrementarse porque la desaceleración económica terminará en recesiones en muchas ciudades de América Latina, y las recesiones llevan a un desempleo que se concentra en los más jóvenes, la población más golpeada hoy en la pandemia.
Estamos viendo que los gobiernos adquirieron más poder. La sociedad cedió en materia de derechos civiles y económicos por un bien general. Y los gobiernos tomaron decisiones amparados en esta emergencia. ¿Hasta cuándo podrán justificar estas decisiones?
Vamos a ver democracias que se van a poner a prueba en los próximos años, sobre todo en los primeros años de la pospandemia, cuando la situación económica va a generar tensiones con comunidades muy específicas.
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Es el ideal. Pero esta pandemia también nos mostró una competencia entre Estados por acaparar vacunas, por darles mejor calidad de vida a sus habitantes. Incluso yo creería que va a ser una sociedad muy precavida, una sociedad que se va a cerrar, van a pedir junto con el visado un certificado de vacunación.
Después de esto, ¿seremos más felices?Evidentemente. Pero esta pandemia también deja una huella en la salud mental de las personas.
¿Dónde se puede comprar el libro?Va a estar disponible en librerías de todo el país y en el Círculo de Lectores de EL TIEMPO.
ERNESTO CORTÉS Y ANA PUENTES
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