En debates en el Concejo de Bogotá, en foros sobre seguridad y en redes sociales, políticos, analistas y ciudadanos les han dicho a la Alcaldía de Bogotá, a su Secretaría de Seguridad y a la Policía que no es un logro de la Administración Distrital que todos los delitos –menos el hurto de bicicletas– disminuyeran en el 2020, sino que se trató de un bajonazo estadístico jalonado por los aislamientos estrictos que se impusieron y cumplieron el año pasado, y que limitaron la movilidad de las personas, suspendieron o modificaron ciclos educativos, frenaron la compra y venta de productos y servicios, entre otras.
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Muchos dudan de que la reducción del 35,7 por ciento en el hurto a personas entre el 2019 y el 2020 sea gracias a las estrategias del Distrito. El concejal Carlos Fernando Galán ha sido uno de los que se ha pronunciado en ese sentido. El pasado 16 de marzo, en una sesión del cabildo distrital, señaló que endilgarle la disminución de delitos a acciones de la Alcaldía evidenciaba una desconexión con la ciudadanía.
“Los datos son reales; sin embargo, la lectura de estos llama a una desconexión entre el ciudadano y la Administración porque la gente siente que no le entienden lo que está viviendo en el territorio (…). Le pido a la Administración que diga la verdad; la alcaldesa y el secretario, digan la verdad sobre lo que se ha reducido, no es por un nuevo modelo”, recriminó Galán, quien agregó que, por ejemplo, la reducción de robos en TransMilenio en abril del 2020, que fue de un 90 por ciento, obedeció a que ese mes hubo un 85 por ciento menos de pasajeros.
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Ante este tipo de comentarios, Hugo Acero, secretario de Seguridad, siempre ha reconocido que la pandemia ha impactado en los indicadores criminales, pero también ha dicho que hasta el 18 de marzo del 2020, un día antes de que empezaran a regir las medidas restrictivas en la ciudad, ya había una reducción en la mayoría de los hurtos.
Para demostrar el impacto real de las cuarentenas estrictas en la reducción de los principales delitos en Bogotá, y así poder evaluar las estrategias y acciones en seguridad que se han tomado para reducir el crimen en una ciudad en pandemia, la Oficina de Análisis de Información y Estudios Estratégicos de la Secretaría de Seguridad de Bogotá elaboró un modelo que permite aislar el efecto de los aislamientos en la ocurrencia de delitos y determinar cómo se hubiera comportado el crimen si no hubiera llegado el covid-19. El análisis se hizo entre el 19 de marzo y el 30 de noviembre del 2020.
“Hay un tema, y es que me dicen: ‘los logros de ese año no fueron suyos, sino de la pandemia’. Lo reconozco, ¿pero qué fue lo que hicimos? Usted no sabe si el delito está en aumento o bajando, en todo se reduce y la gente no tiene la sensación de que está mejorando. Para saber un poco lo que pasó el año pasado aplicamos este modelo, esta metodología. Hicimos una revisión de literatura para ver el efecto del covid en el crimen”, precisó Acero.
El estudio comprobó que las cuarentenas explican buena parte de la reducción de los delitos contra el patrimonio y las lesiones personales. Sin embargo, los resultados arrojados por el modelo indican que el aislamiento vivido en el 2020 no tiene relación causal en el acumulado del homicidio durante ese periodo; a pesar de que se tuvo una reducción las primeras tres semanas, esta no se sostuvo, aunque continuaran los aislamientos, incluso los más estrictos.
En el caso del hurto a personas, mientras que las cifras oficiales indicaban una disminución de un 35 por ciento en el 2020, frente al 2019, el modelo arrojó que la reducción debió ser del 14 por ciento, sin pandemia, a pesar de los aumentos vividos en los años anteriores y dado el quiebre de la tendencia desde finales de enero y el mes de febrero. Según explicaron, el impacto del aislamiento en los hurtos se entiende principalmente por una reducción de las oportunidades de que víctimas y victimarios se encuentren, especialmente en el transporte público, así como a un aumento de los riesgos que asumieron los delincuentes para robar en otros contextos. El que hurtaba con cosquilleo, al no tener a quien robar porque no había gente aglomerada en las calles, fue a buscar un arma para robar de otra manera.
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“Mientras entre el 19 de marzo y 26 de abril en Bogotá los viajes de las personas a lugares de entretenimiento y centros de comercio se redujeron un 80 por ciento respecto a enero del mismo año y los viajes a estaciones donde se toma el transporta masivo se redujeron un 77 por ciento –según las estimaciones de Google Mobility–, el impacto del aislamiento sobre el hurto a personas fue del 77 por ciento. Para el segundo semestre, entre el 1.º de septiembre y el 30 de noviembre, cuando los viajes mostraban reducciones mucho menores (-37 % a lugares de entretenimiento y comercio y -27 % a estaciones de transporte), el impacto fue del -24 por ciento”, se lee del documento de la Secretaría de Seguridad.
Ómar Oróstegui, director de Futuros Urbanos, resaltó el interés de la Secretaría de Seguridad por incorporar metodologías académicas para el estudio de los fenómenos de inseguridad en Bogotá, y señaló que si bien los resultados del estudio demuestran que efectivamente en el 2020 se registró una disminución de los delitos, también es evidente que la pandemia y las restricciones de movilidad tuvieron un impacto mayor en el reporte estadístico.
“Es interesante observar cómo los cambios en la policía y la focalización de intervenciones en TM venían registrando resultados positivos antes de la pandemia. Por otro lado, es claro que el comportamiento del homicidio responde a otras lógicas y que a pesar de las restricciones de movilidad y cuarentenas, los patrones de homicidios se mantienen en la ciudad”, opinó Oróstegui.
El modelo se enfocó en los hurtos. Uno de sus principales resultados del análisis fue la presentación de un cuadro que compara los indicadores reales de lo que ocurrió en el 2020 frente a lo que hubiera ocurrido si ese año no hubiera tenido pandemia.
Por ejemplo, lesiones personales registró una disminución del 31 por ciento; según el modelo, debió ser del 16 por ciento. El hurto de vehículos, que la Administración reportó con una reducción del 11 por ciento, en realidad debió aumentar en un 5 por ciento. En el hurto a residencias, que se informó con una disminución del 21 por ciento, la disminución tuvo que ser de apenas el 5 por ciento. El hurto a motos, del 19 por ciento, después de aplicar el modelo, fue del 4 por ciento. Finalmente, del hurto a comercio, que fue del 46 por ciento, la disminución real, tras aplicar el modelo, fue del 9 por ciento (vea gráfico).
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Daniela Gómez, jefa de la Oficina de Análisis de Información y Estudios Estratégicos de la Secretaría de Seguridad, explicó que este estudio se hizo en ocho meses y que se realizó aplicando una metodología llamada serie de tiempo bayesiana. "Es un modelo estadístico que entreno a partir de unas variables como la movilidad y los delitos, que incluye dos años de datos y que me pronostica lo que va a pasar el próximo año, la diferencia entre ese pronóstico y lo que realmente ocurrió es el impacto de la medida", explicó Gómez.
Adicionalmente, se corrió un modelo de control para ver la predicción de los delitos sin el cambio de gobierno, es decir, manteniendo constantes todas las variables a diciembre de 2019 y prediciendo con base en esto desde el 1 de enero con el fin de entender si el cambio de gobierno trajo consigo un cambio en la tendencia de algunos de los delitos o si las reducciones que arrojaba el modelo respondían a la tendencia que se traía en años anteriores.
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