En su bitácora como conductor de bus articulado de TransMilenio, Javier Castro tienen registrados 555.000 kilómetros recorridos en las troncales del sistema.
Él es uno de los operadores que más tiempo lleva en este medio de transporte: completa 15 años detrás del volante de estos grandes buses rojos. También fue el primero en conducir los biarticulados, y luego instructor de su manejo para sus compañeros.
“Ingresé a trabajar cuando los primeros viajes eran gratis y se hacían para enseñarles a los usuarios cómo funcionaba el sistema y las rutas”, asegura Castro, de 49 años.
“Manejé y fui propietario de un bus urbano, y no me fue muy bien porque el carro era muy viejo y lo que trabajaba no me alcanzaba para pagar el mantenimiento y las multas. Alcancé a deber cerca de 1’800.000 pesos en comparendos, pero desde que ingresé a TransMilenio todo cambió, y hace 15 años no recibo una amonestación, ni me han impuesto un multa de tránsito”, dice Castro, escogido por el consorcio Ciudad Móvil, que hace parte de TM, como el mejor conductor en estos años.
Agrega que el compromiso y la responsabilidad los aprendió en estos vehículos. “TransMilenio ajuicia a las personas que ingresan a conducir. Aprendemos a respetar los semáforos, a los pasajeros, y a querer los buses”, asegura.
Reconoce que el esfuerzo es inmenso para tratar de mantener este medio de transporte. “Cuando empezamos era más suave porque las rutas eran más cortas y había pocos buses. Debido al éxito que tuvo, el sistema creció demasiado y aumentaron los recorridos, las troncales, y lo que hacemos es tratar de dar lo mejor para que el servicio se preste de la mejor manera” afirma.
Javier es enfático al decir: “Sabemos que debemos mejorar, y en eso estamos todos los días. La época más dura fue cuando las vías estuvieron destruidas, sobre todo la Caracas, pero hoy todo está mejor”.
Entre las experiencias que ha tenido que vivir recuerda cuando una mujer embarazada casi da a luz dentro del articulado.
“Iba en la ruta H27, y en la estación Nariño una señora pedía que detuvieran el vehículo; aunque ese recorrido no debe parar ahí, me detuve y una ambulancia atendió a la señora, y se la llevaron para que tuviera el bebé”, cuenta el conductor mientras revisa el bus, minutos antes de salir a cubrir un nuevo recorrido.
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Ya en la calidez de su hogar lo acompañan su esposa, Yenny Adriana Insuasty Abello, de profesión estilista, y sus dos hijas, Paola Gissela, quien cursa segundo semestre de comunicación social en la Universidad Javeriana y está en el programa del Gobierno Ser Pilo Paga, y Laura Sofía, que cursa grado séptimo.
“Son muchas cosas las que he podido conseguir desde que trabajo manejando un articulado. Ya compré mi casa y ahora tengo un carro. Esto ha hecho que me una más a mi familia y así salgamos adelante”, manifiesta el conductor, que enciende el motor del vehículo para iniciar un nuevo viaje con la misma actitud con que lo hizo por primera vez, hace 15 años.
JOHN CERÓN
REDACTOR DE EL TIEMPO
johcer@eltiempo.com