Las circunstancias han hecho coincidir este 3 de junio, Día Mundial de la Bicicleta, con el día 37 del paro nacional. Aunque la jornada de este jueves se celebrará con actividades relacionadas con la bicicleta como herramienta de movilidad, no es cosa menor esta coincidencia de fechas ni el mensaje que rueda en las calles: el paro nacional en Colombia, que ya suma más de un mes, también se ha movido sobre dos ruedas.
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En el caso de Bogotá, por un lado, se ha visto a los colectivos ciclistas participar en la protesta social con distintas actividades y aprovechar, además, para posicionar sus propias luchas, como lo es la seguridad vial y el derecho a espacios para circular. Por otro lado, la bicicleta ha sido el ‘plan A’ de movilidad de algunos de los manifestantes para llegar e irse de los distintos plantones y manifestaciones. E, incluso, se ha convertido en ‘plan B’ para algunos de los ciudadanos que, por los bloqueos y afectaciones al transporte público, no han podido movilizarse como antes.
“Desde la pandemia la bicicleta demostró ser una herramienta poderosa de transformación. Si la moda es considerada un acto político, andar en bicicleta también lo es. Nos permite tener autonomía, conocer el territorio que vamos andando y unirnos con otras personas con diferentes o similares sentires. La bicicleta ha sido un lugar común para quienes que en este momento sienten descontento e impotencia por lo que está pasando”, dice Laura Pava, periodista y activista de la bicicleta, en medio de la ‘Rodada Mundial’, una actividad que conmemoró un mes de Paro y que comenzó con una intervención artística de varios colectivos y ciclistas en uno de los muros del Puente de Guadua, en la salida de Bogotá por la calle 80.
‘No más ciclistas muertos’ y ‘Viva la Bici’ fueron algunos de los mensajes que quedaron plasmados en las paredes junto a figuras bicicletas fijadas en stencil. En medio de un Paro en el que han confluido todo tipo de causas y descontentos, los ciclistas de Bogotá también pusieron sus propias angustias sobre la mesa. Les preocupa, por ejemplo, que entre enero y abril de este año 26 ciclistas hayan perdido la vida en siniestros viales, un 44 % más que en el mismo periodo en 2020, cuando se registraron 18 víctimas fatales.
“Nunca he sido muy amigo de las protestas. Pero lo estoy haciendo hoy porque se hace por nuestros amigos ciclistas caídos, los que matan los carros”, aseguró Mauricio Andrade, ciclista hace 50 años.
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Intervención de colectivos ciclistas el 28 de mayo en la calle 80.
Ana Puentes / EL TIEMPO
También les inquieta el retiro provisional de las ciclorrutas temporales que se crearon durante la pandemia: a principios de mayo, ocho tramos de ciclorrutas se levantaron después de que más de 50 maletines utilizados para la segregación fueran vandalizados durante los primeros días de Paro. EL TIEMPO trasladó la inquietud de los colectivos a la Secretaría de Movilidad, que respondió que “próximamente se anunciará a la opinión pública la fecha y el cronograma bajo el cual se implementarán de nuevo los carriles de ciclovías temporales” . Este miércoles, de hecho, se habilitó el bicicarril de la carrera 68.
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— Arriba Bogotá Citytv (@ArribaBogota) June 2, 2021
🌤 l. La Secretaría de Movilidad reabrió el bicicarril de la Avenida 68. 👇🏻@EdixonRuizV@CityTv pic.twitter.com/lXZhjSNWeU
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Ahora, aunque unos protesten por causas exclusivamente vinculadas al sector movilidad y de ciclismo urbano, hay algunos que también han ligado la bicicleta a la agenda del estallido social.
“Se han hecho actividades como la del 8 de mayo: la rodada ‘Rueda el Equilibrio’, una concurrida convocatoria que empezó frente al Movistar Arena y rodó por el norte. Ya es recurrente ver un grueso de ciclistas en varios puntos de manifestación y también colectivos de las localidades”, asegura Armando Rodríguez, de ConcienBiciate, y agrega, “la bicicleta es una herramienta de empoderamiento, de unión, y de transformación de realidades. Hace 10 años no veías esta cantidad de colectivos ni comunidades sobre ruedas, pero hoy se congregan desde diferentes localidades y se hacen rodadas de miles de personas”.
Precisamente, Bogotá ha sido escenario de rodadas como las ‘Masas Críticas’, cuya actual vertiente se popularizó en los años 90 en San Francisco (Estados Unidos) y que, luego, saltó a América Latina. “La Masa Crítica es un movimiento a nivel mundial de ciclistas, que se unen por razones políticas o cosas muy puntuales. En Bogotá, una Masa Crítica se logra cuando hay unidad de todos los colectivos y se empiezan a mover en pro de un mismo mensaje. Este momento en el país puede estar abierto a un espacio de estos”, dice Rodríguez.
Sin embargo, la Masa Crítica no es la única opción de protesta sobre ruedas. Para la muestra está Movilizatorio, un laboratorio de participación e innovación social que ha acompañado a ‘Métele Pedal’, una comunidad que asocia a varias organizaciones, colectivos y personas pro-bici, a sintetizar tres líneas de trabajo en el marco de este Paro: Combatir la desinformación, acciones de protesta y la bici como vehículo del paro
La primera línea se hace a través del grupo ‘Periodistas en Bici’. “Esa iniciativa nació en el paro de 2019 y se reactiva cada vez que hay una manifestación. Tenemos un grupo de WhatsApp al que se unen los ciclistas y ellos al estar en la ciudad nos envían reportes en vivo de lo que está sucediendo. Solo recibimos videos grabados por ellos -no admitimos videos reenviados-, les hacemos la verificación con periodistas y, luego, publicamos en redes”, explica Eliana González, del colectivo Mamacitas en Bici, y quien hace parte de los periodistas de ese WhatsApp. Este colectivo, por cierto, también ha abierto espacios de diálogo en este paro: “son espacios de escucha activa para mujeres. Creíamos que eran necesarios en un momento en el que la salud mental está en riesgo”, anota González.
Para nosotros la bici es una herramienta política porque nos permite tener una postura frente a las situaciones que suceden en el país, porque no depende de nada: solo de nosotros para movernos.
La segunda línea, ‘acciones de protesta’, son acciones que se generan dentro de colectivos ciclistas. En este mes de Paro, ya hubo un ‘Cine Foro’, un ‘Modulando al Parque’ y una serie de actividades que han sido significativas para los ciclistas involucrados.
“Nos han dado oportunidad de hablar de la problemática social que vivimos, de aprender a negociar, depensar cómo podemos ayudar como ciclistas. Estos espacios generan reflexiones muy profundas de cómo viven los demás: no es lo mismo un ciclista que vive en Usme a un ciclista que vive en Chapinero, todos tienen sentires diferentes y esa conversación enriquece un montón”, asegura Pava, quien ha participado de las actividades.
Y la tercera línea, ‘La bici como vehículo para movilizarse en tiempos de paro’, ha sido un ejercicio para acompañar nuevos ciclistas en las calles. “Estamos acompañando a la personas que hoy se suben a la bici y que no lo habían hecho antes, les ofrecemos rutas e información y tenemos un grupo de WhatsApp para apoyarlos en lo que necesiten”, explica Lina Salas, gerente de proyectos de Movilizatorio y anota que los interesados en estos recursos digitales puede encontrarlos en la web www.metelepedal.com.co.
Una frase que dijo alguno de nuestros aliados sostiene que 'quien se moviliza en bicicleta siempre está en paro'
Salas, también ciclista urbana, ha sido testigo del entusiasmo que late entre los ciclistas en momentos como este: "Una de las cosas que han surgido en las conversaciones es que las personas consideran la bicicleta como 'un vehículo de la revolución. Una frase que dijo alguno de nuestros aliados sostiene que 'quien se moviliza en bicicleta siempre está en paro'. Y tiene algo de cierto, no invertimos en gasolina, no contaminamos, apostamos por una movilidad diferente. Otros, incluso se refieren a la bici como un 'acto revolucionario".
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Pedalazos históricosAhora, este no es fenómeno exclusivo de Bogotá ni mucho menos del Paro Nacional en Colombia. Históricamente, la bicicleta ha estado ligada a distintas revoluciones sociales.
Para ampliar esta perspectiva, EL TIEMPO consultó a Paola Castañeda, candidata a doctorado de la Universidad de Oxford con una investigación sobre el activismo ciclista en América Latina
Desde su aparición en el siglo XIX, la bicicleta ha existido en tensión con el orden social. Inicialmente fue utilizada por jóvenes adinerados para la recreación, pero posteriormente fue utilizada por las mujeres burguesas para movilizar un nuevo estilo de vida: entre nuevas prendas de vestir, el movimiento sufragista, y la posibilidad de salir de la casa e irse lejos sin un hombre, la bicicleta marcó definitivamente la historia de los movimientos de mujeres desde muy tempranamente.
Y sigue siendo relevante para el movimiento feminista latinoamericano hoy: la autonomía corporal; el rechazo a todas las formas de violencia machista y patriarcal; la ocupación del espacio público con cuerpos de mujeres y disidencias; y la juntanza como forma de resistencia, todas están relacionadas con la construcción feminista de la bicicleta.
Fue utilizada por las mujeres burguesas para movilizar un nuevo estilo de vida: entre nuevas prendas de vestir, el movimiento sufragista, y la posibilidad de salir de la casa e ir lejos sin un hombre
Aunque es más evidente en los EEUU y Europa que en Latinoamérica, la bicicleta ha estado muy ligada al movimiento ambientalista. En particular, la crisis del petróleo en los años 70s y el movimiento ambiental que surgió en aquel momento, ayudaron a posicionar la bicicleta como vehículo que moviliza valores ecológicos, que no contamina y es silencioso.
En la década de 1990, los movimientos radicales y anti-autopistas también incorporaron la bicicleta como herramienta de transformación social. Al mismo tiempo, fue en esta década que surgieron los primeros colectivos ciclistas en América Latina, así como la Masa Crítica de San Francisco. Desde entonces, ha habido un crecimiento sostenido de un movimiento diverso en pro de la movilidad urbana sustentable a nivel global que tiene a la bicicleta como protagonista.
Me parece clave no perder de vista que la bicicleta es una tecnología masiva, que le permite a muchas personas acceder a un trabajo, por ejemplo. Desde su masificación y democratización en el tardío siglo XIX, transformó la movilidad y la vida de las clases trabajadoras en Europa, China y Latinoamérica.
Creo que la bicicleta puede ser esas dos cosas, pero no lo es en sí misma; y así como hay usos de la bicicleta que hacen reivindicaciones políticas progresistas (e.g. un taller comunitario; una colectiva feminista), también los hay que afianzan el status quo y el modelo neoliberal (e.g. las aplicaciones de domicilios; ciertos modelos de desarrollo urbano, mal llamados “verdes”). Así mismo, la bicicleta no es política en todos los contextos, ni para todes les usuaries.
En Colombia y Latinoamérica, donde hay un gran movimiento social en torno a la bicicleta, es claro que para muchas personas la bicicleta es una aliada política en y por sí misma. Por un lado, la bicicleta permite movilizar valores e ideales asociados a otros movimientos, como el feminismo, el ambientalismo, o el anti-capitalismo. Al mismo tiempo, muchas personas trabajan en pos de un modelo de movilidad urbana donde la bicicleta, la caminata y el transporte público sean protagonistas, restándole espacio al automóvil privado. En la medida en que esta es una búsqueda por la re-distribución el espacio urbano (que es un bien común, siempre en disputa), podemos entenderla como una lucha política donde el papel de la bicicleta no es menor. Más allá de eso, creo que el uso cotidiano de la bicicleta es, para muchas personas, una forma de demostrar/movilizar un estilo de vida, posicionamiento político y visión de mundo específicos.
En definitiva, creo que la bicicleta tiene un potencial emancipatorio notable, y es diferente a todas las demás tecnologías masivas de la movilidad (autos, trenes, buses) en ese sentido.
Es interesante que al Paro se llega en bicicleta, y a la marcha del silencio en camioneta
Sé que la bicicleta ha sido clave para gestionar labores de acopio y apoyo a las primeras líneas en diferentes ciudades. Es un poco el lado menos visible, pero indispensable, de la movilización en bicicleta y de sostener el Paro. En la Red Interseccional de Mujeres y Disidencias en bicicñeta participan compañeras que hacen veeduría de DDHH, por ejemplo. Sin duda, creo que en la medida en que la bicicleta plantea una revolución en la vida cotidiana, a veces el papel más importante que juega es aquel que desempeña de manera silenciosa. Por ejemplo, algo notable de la bicicleta en Bogotá es que muchas personas la usan a pesar de las diferentes condiciones (más o menos favorables) para hacerlo, y eso se nota en las manifestaciones donde centenares de personas llegan en bicicleta y marchan con su bicicleta al lado. Es interesante que al Paro se llega en bicicleta, y a la marcha del silencio en camioneta.
ANA PUENTES
En Twitter: @soypuentes
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