En los últimos dos días la discusión ha girado en torno a la situación los hornos crematorios distritales en la ciudad. En horas de la tarde del jueves, EL TIEMPO recibió una denuncia en la cual se mencionaba que “se había dado orden de inhumación en los cementerios Serafín y Central para evacuar la gran cantidad de cadáveres”.
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A pesar de esta denuncia y la cantidad de muertos que se están registrando en la ciudad, principalmente por covid-19, el Distrito manifestó que cuenta con la capacidad necesaria para atender la cantidad de fallecidos diarios. Eso sí, el Distrito, por medio de la Secretaría de Salud, reconoció que se está presentando una alta demanda.
“No estamos en ningún caso con una capacidad copada. Tenemos capacidad todavía para la disposición final de fallecidos, tanto en cremación como en inhumación, pero adicionalmente tenemos contenedores de frío en los que aún hay disponibilidad. Pese al pico epidemiológico actual, nuestra capacidad para disponer restos mortales en Bogotá es completamente suficiente”, aseguró el secretario de Salud, Alejandro Gómez, al final de la tarde del jueves.
Según le explicaron a este diario fuentes distritales, Bogotá cuenta con 13 hornos crematorios, de los cuales siete son privados y seis, públicos. Los servicios públicos tienen la capacidad de cremar hasta 108 cuerpos diarios y, por la pandemia, han estado en su capacidad máxima.
Además, de ser necesario, también se cuenta con almacenamientos provisionales de cuerpos, cada uno de los cuales puede albergar entre 40 y 50 cuerpos por contenedor. Al día de hoy se tienen, en promedio, 220 cuerpos en este tipo de contenedores.
Por esto, Gómez declaró que se tiene congestión, pero “aún hay capacidad suficiente en las neveras”.
Esta situación se da en medio de uno de los picos más agresivos en el contexto de la pandemia en la ciudad. Desde hace más de un mes se viene hablando de los impactos que ha tenido el tercer pico, con una alta cantidad de contagios de covid-19 y un sistema hospitalario que tiene la ocupación de unidades de cuidados intensivos (UCI) para pacientes con patologías generales sobre el 95,3 por ciento y para covid-19, en el 96 por ciento.
La cifra de muertes producidas por covid-19 es alta. En los últimos siete días, según datos del Instituto Nacional de Salud, la ciudad ha promediado 160 fallecimientos. Ayer fueron 173 las personas reportadas como fallecidas por este virus.
Esto, junto con los decesos generados por otras enfermedades, ha hecho que los hornos crematorios estén funcionando en su máxima capacidad.
La alcaldesa Claudia López, en conversación con la emisora Blu Radio, sostuvo que esta situación se presenta por las “siete semanas de aglomeraciones, de descuido, de haber roto el pacto de cuidado”. Las proyecciones del Distrito indican que hacia principios de julio podría bajar el ritmo del tercer pico, que ha estado atravesado por las distintas manifestaciones en el marco del paro nacional y el proceso de reactivación económica.
La Administración Distrital sostiene que para colapsar el sistema de hornos crematorios tendrían que morirse 3.000 personas diariamente.
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Un tema de vieja dataPero, con o sin pandemia, lo hornos crematorios han sido motivo de discusión por los impactos ambientales que tienen en algunas zonas residenciales de la ciudad.
La actual crisis sanitaria ha hecho que residentes aledaños a estos hornos manifiesten su inconformismo por los impactos ambientales que están generando. Ayer, en el Concejo de Bogotá, la Comisión Primera del Plan de Ordenamiento Territorial hizo un debate sobre la materia en el que se mostraron testimonios de ciudadanos que aluden sentir malos olores y afectaciones respiratorias por la cercanía a estos hornos.
En la resolución 909 del 2008, que establecen normas y estándares de emisión de contaminantes de fuentes fijas, quedó estipulado que este tipo de hornos deben tener un monitoreo constante para que no sobrepasen los niveles máximos estipulados por la ley. Y según explicó la secretaria de Ambiente, Carolina Urrutia, en los monitoreos que se les han hecho a los hornos crematorios, estos han cumplido con los estándares vigentes.
En el Concejo se solicitó que estos hornos sean trasladados fuera de las zonas residenciales de la ciudad.
“La oportunidad que nos da la discusión del POT en el Concejo es el momento para establecer que los hornos crematorios deben salir del perímetro urbano y, en todo caso, no pueden estar en medio de zonas residenciales”, dijo María Fernanda Rojas, presidenta del Concejo de Bogotá, y propone que se establezca un cronograma progresivo para su traslado y que no se incluyan más en este tipo de sectores.
Urrutia coincidió con lo expuesto en el Concejo y manifestó que, si bien el POT sigue en concertación ambiental, el Distrito quiere restringir este tipo de hornos sobre el perímetro urbano. No obstante, también expresó que se deben revisar las licencias de uso que se han otorgado.
BOGOTÁ
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