Brandon Stiven Caicedo, de 19 años, tendrá que purgar una pena de prisión de 43 años por ser el responsable del feminicidio de Wendy Loraine Cruz, de 17 años cuando fue asesinada.
Esta sería la pena más alta que se haya impuesto en Bogotá, luego de la entrada en vigencia de la ley Rosa Elvira Cely, contra el feminicidio, que aumentó las penas de prisión para los asesinos de mujeres.
De acuerdo con el testimonio de los familiares de la menor, el crimen ocurrió en el barrio San Diego, de Bosa, el 29 de marzo de este año, luego de que el feminicida visitó al hijo que había tenido con su víctima; allí aprovechó que Wendy Cruz estaba sola y la apuñaló en el cuello.
El feminicida perpetró su crimen porque la menor, cansada de los maltratos a los que la sometía, se separó de él.
La pareja convivió durante dos años y fue en una Semana Santa cuando decidió abandonarlo.
“Se cansó de los constantes golpes y excesos”, dijo un allegado a los investigadores. Ambos recibieron el apoyo de una tía que los acogió en su casa. Hasta ese lugar regresó Brandon Stiven, sacó a su hijo con el pretexto de llevarlo a dar un paseo y cuando regresó atacó a su excompañera con un objeto cortopunzante, sin importarle la presencia del menor.
Isabel Agatón, una de las personas que impulsaron la ley Rosa Elvira Cely, señaló que si bien era una condena ejemplarizante, le preocupa que los feminicidas están aprovechando las visitas a los hijos para cometer sus crímenes.
“Debería emitirse, por parte de las comisarías de familia y de la Fiscalía, una orden de prohibición para que los perpetradores de actos de violencia contra la mujer se acerquen a sus hijos, porque con la excusa de visitarlos materializan las amenazas de muerte”, afirmó Agatón.
BOGOTÁ