Decenas de jóvenes mueven sus cabezas al ritmo de la música. Lo hacen inconscientes, pero al final su sincronía sorprende. El sonido que rompe la monotonía del tráfico de la carrera 30 y hace mover los brazos de algunos de arriba a abajo viene de un pequeño parlante. De él fluye rap.
En medio de este escenario, que no es más que una pista de skate transformada en tarima, cuatro jóvenes improvisan al ritmo del beatmaker o DJ. Son los cuartos de final de la séptima jornada de Streetfreestyler, una liga callejera de improvisación que semanalmente reúne a los mejores raperos de la ciudad en el parque aledaño al Movistar Arena y que al ganador de cada fecha, le otorga un cupo en la K.O Internacional, el torneo que en noviembre reunirá a varios de los mejores exponentes latinoamericanos de freestyle en Bogotá.
La noche empezó fría. Tras las primeras rimas, apenas se escuchan murmullos y algunas ovaciones. Un niño llama la atención de todos, grita y celebra cada frase que sale de la boca de los improvisadores, como si él mismo las dijera. Está junto a su madre, en la parte más alta de una de las rampas que rodean al escenario y que hacen ver a este lugar como un antiguo teatro romano.
El niño en cuestión no es solo un espectador, es también un recurso de los ‘gallos’ –como se les denomina a los improvisadores– para atacar a sus rivales. “A ti te respeto por tu beat, a ti porque eres buen MC. Pero me pregunto ¿este tonto que está haciendo aquí?, si hubiese dado más nivel el niño de azul que está ahí”, le dice Daniel Martínez, a.k.a CarpeDiem, a sus tres contrincantes durante una batalla. Con esta rima logra que el público por primera vez en la noche se emocione y detenga la batalla.
Parar la batalla es dejar al oponente desarmado, es tener gran parte del enfrentamiento en las manos, es el equivalente a hacer un gol en el último minuto en el fútbol.
Son pocos los aficionados que, como este pequeño y su madre, pueden ocupar un ‘asiento de lujo’ en medio de esta tarima improvisada. Algunos deben estar de pie las cuatro horas que dura la jornada y aguantar el frío, la lluvia y los empujones de cada espectador que llega al parque.
Carlos González es uno de ellos. Llegó sobre las 6 de la tarde: la hora precisa para ubicarse sobre las barandas que dividen las dos pistas del parque y ver a los ‘gallos’ desde arriba. Llama la atención porque lleva ropa deportiva y a leguas se ve que es nuevo en las batallas. “Vivo a unas cuadras de acá; todos los sábados salgo a trotar y a ver a los muchachos. Me gusta cómo van creando respuesta tras respuesta, pero al final de la batalla solo se abrazan y se ríen”, dice.
La dinámica de la batalla es sencilla. Cuatro personas compiten durante dos minutos para ganar un voto de los tres jurados. Cada competidor tiene entre dos y tres entradas para acotar por batalla. Cada entrada se compone de una estrofa de cuatro versos: por lo general, con rimas asonantes.
Cuando la competencia finaliza, los jueces deben determinar quién es el ganador midiendo la coherencia y el ingenio de las rimas. “Un juez no puede ser cualquiera. Debe ser alguien que conozca los conceptos y el entorno del rap”, dice José Rodríguez ‘Mini’, fundador junto a David González ‘Bardo’ y Fabián ‘Chato’ de Apriorismo, la marca promotora de este evento. “Nacimos hace 7 años. Fuimos los primeros en darle un entorno más organizado a las batallas”, dice Bardo mientras anota en su cuaderno los enfrentamientos de la siguiente ronda.
Otro componente que hace es clave para la escena, son los instrumentales. “Lo primero que se debe hacer antes de crear un beat, es pensar en cómo quieres que el público se sienta. Cuando las creo también me imagino al freestyler bailando sobre la base“, señala Andres Aldana ‘Sadman’, el encargado de crear las pistas para que los competidores fluyan sobre ellas.
Aunque el torneo empezó sobre las 7 de la noche, para llegar hasta este punto varios de los competidores deben pasar por filtros. Uno de ellos es Alejandro Rivera, conocido en el mundo de las batallas con el a.k.a de SubKraken. “Empecé en el freestyle viendo batallas en Internet, después empecé a practicar y me di cuenta que lo hacía bien. Entonces, eso me llevó a competir en las plazas”, dice este joven de 17 años.
Alejandro fue derrotado, no pudo vencer a los tres oponentes que enfrentaba en la ronda de cuartos. Dice que no fue consistente en sus rimas: “No organicé bien mis ideas, entonces, crucé palabras y me trabé en momentos en los que debía estar sólido”.
Vivo a unas cuadras de acá; todos los sábados salgo a trotar y a ver a los muchachos. Me gusta cómo van creando respuesta tras respuesta, pero al final de la batalla solo se abrazan y se ríen
Otra participante que arribó desde las rondas previas es Estefany Márquez. Llegó a las 4 de la tarde para prepararse, pasó los filtros venciendo a jóvenes con más experiencia y aguantando rimas que para otras personas serían insoportables. “Me atacan por ser mujer, pero es normal, quieren que me quiebre y empiece a ceder. Pero lo que te dicen en batallas, se queda en la batalla; por fuera son mis amigos”, y agrega: “Antes decían que el freestyle era solo para hombres. Hoy hemos demostrado que no es así, y gracias a eso estamos en igualdad de condiciones”.
Después de ser eliminada en las semifinales, concluye: “Estuve muy bien, sin embargo mi rival acotó mejor esas rimas finales. Estuvo más conciso e hizo más juegos de palabras. Nos superó”.
Estos dos jóvenes, pese a que hoy no tuvieron su mejor día, tienen una meta clara: pasar de las calles a escenarios profesionales. “Quiero ser campeón mundial, tanto de Red Bull como de las demás internacionales, ese es mi sueño y no lo veo lejano”, dice Alejandro Rivera, refiriéndose al torneo de improvisación más importante del habla hispana, que este año tendrá como sede a España.
La tolerancia es un valor fundamental en esta disciplina. “Uno debe entender que lo que se dice en las batallas, se queda en las batallas”, dice Mario Machado, un venezolano que dejó su país para competir en Colombia. “En una ciudad tan grande como Bogotá, el nivel es altísimo”, dice.
'Bross', como es conocido en el entorno de las competencias, ya tiene su cupo para la final internacional del noviembre: venció a más de 60 freestylers en la segunda fecha; su motivación para seguir compitiendo es diferente a la de muchos. “Esto es un deporte. Por lo tanto, es un escape para los problemas de la semana”, dice después de haber sido eliminado en semifinales por un debutante. “Él fue mejor, no venía bien preparado”, concluye.
Cerca de las 10 de la noche, la jornada está a punto de terminar. Al final, dos ‘gallos’ luchan por el título. Se paran frente a frente mientras el host da inicio a la confrontación. Después de dos rondas de desempate y más de cuatro horas bajo el frío, las voces de los competidores ya no suenan igual, quizás, por esa razón las rimas de CarpeDiem suenan apagadas y no tienen impacto sobre el público. Después de algunos minutos, los brazos de los jueces apuntan hacia Ken Hernández, indicando que es el campeón de esta fecha.
Antes de que sus amigos y el público puedan acercarse a celebrar, Ken renuncia a la posibilidad de asistir a un torneo nacional, al cual había clasificado gracias a esta victoria. “Desistí por problemas personales. Lamentablemente no vivo de esto”, sostiene. “A diferencia de países como Chile o España, aquí no existe apoyo suficiente. El lunes hay que volver a la realidad”, dice Mario Machado antes de abrazar a su familia y partir hacia su casa.
En la actualidad, el freestyle es un fenómeno en los países de habla hispana. Este movimiento cultural, que antes pertenecía exclusivamente a las calles, hoy crece a pasos agigantados gracias a la red. Cientos de transmisiones vía streaming permiten a los aficionados disfrutar cada fin de semana de torneos como FMS, GodLevel, BDM y Red Bull, entre otros.
Solo para citar un ejemplo, la final nacional de España de la Red Bull Batalla de los Gallos de este año, que dará un cupo para el mundial de dicha disciplina en noviembre, se llevará a cabo en el estadio del Club Deportivo Español de Barcelona, un escenario con capacidad para 40.000 personas. Esta cifra es ínfima comparada con la cantidad de personas que verán la transmisión en vivo por YouTube.
En Colombia, el principal exponente de este movimiento es Camilo Ballesteros, conocido como Valles T y quien el año pasado finalizó en la tercera posición del campeonato mundial, detrás de los dos mejores freestylers del continente: Wos (Argentina) y Aczino (México).
• A.k.a: del inglés also known as, es el sobrenombre o seudónimo del competidor.
• 4 x 4: es la modalidad básica de las batallas de improvisación. Bajo este formato los competidores tienen la oportunidad de acotar cada cuatros versos.
• Beat: sonido de fondo que tiene como fin ambientar las batallas.
• Host: conocido como el anfitrión de la batalla, su misión es guiar a los competidores y activar al público.
• Plaza: es el nombre con el cual se denomina al lugar en donde se realizan los torneos de freestyle.
• Réplica: significa empate. Se da cuando los jurados no tienen una decisión unánime sobre una batalla.
• Punchline: es el último verso de la estrofa, por lo general los freestylers la utilizan para decir la frase más potente del turno.
CAMILO ANDRÉS CASTILLO
Redacción Bogotá
Twitter: @camiloandres894
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