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Bogotá

Ciudad Bolívar llora a sus niños víctimas del terrorismo

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Familiares, comunidad educativa y autoridades homenajearon a los menores fallecidos en el atentado. 

CAMILO A. CASTILLO
Daniel Stiven Duque e Ivanna Salomé Rangel son las víctimas del atentado terrorista perpetrado en el CAI Arborizadora Alta, sur de Bogotá, por el frente 33 de las disidencias de las Farc en la noche del sábado 26 de marzo. La explosión también dejó 39 heridos. La comunidad y las autoridades les rindieron ayer un sentido homenaje a los dos niños.
Por un día, los pupitres, salones y pasillos del colegio El Paraíso estuvieron desolados. Daniel cursaba allí séptimo grado y sus compañeros y profesores decidieron acompañar a la familia en el homenaje póstumo que se le rindió en la institución.
En el evento estuvieron presentes la alcaldesa Claudia López y la secretaría de Educación, Edna Bonilla, y hubo música, poesía y palabras de niños cercanos a esta víctima del terrorismo. “Los únicos responsables de este acto criminal, doloroso e inaceptable son los violentos, y lo que la familia de Daniel, los niños del colegio El Paraíso y la ciudadanía de Colombia necesitan es unión para confrontarlos y que nunca les dañen el alma”, señaló López, quien decretó tres días de luto en la ciudad.
Por su parte, la Secretaria de Educación aseguró que la ciudad y el país sienten indignación por lo ocurrido. “Hoy, no entendemos qué sucede, decimos no a la violencia contra los niños y las niñas, el mejor homenaje que le damos a Daniel es recordarlo en unión”, sostuvo Bonilla.
Poco después de terminados los actos en El Paraíso, y cuando aún se notaba la tristeza en esa comunidad educativa, se conoció la noticia del fallecimiento de Salomé Rangel, la niña de 5 años y que ayer se convirtió en la segunda víctima fatal del atroz atentado al CAI.

El ídolo del barrio

Quienes conocieron a Daniel Stiven guardan en su memoria una imagen recurrente: siempre sonriente, bailando y con un balón de fútbol en sus pies. Sus familiares, compañeros del colegio, maestros y vecinos lo recuerdan como el ídolo de la cuadra. “Le encantaba jugar en chanclas. En eso él era mejor”, dijo Jefrit Acosta, el mejor amigo del menor fallecido.
Daniel tenía 12 años, pero se comportaba como un niño mayor. De hecho, les había pedido a sus hermanos que no lo acompañara más al colegio El Paraíso. “Habíamos dicho que cuando fuéramos grandes nos iríamos a vivir juntos. Recuerdo que no le gustaba que yo escribiera en las carteleras porque decía que tenía una letra muy fea… pero le prometo que la voy a cambiar”, agregó Jefrit.
Para su madre, Gloria Buitrago, el amor que recibió durante el homenaje de ayer es consecuencia de la huella que su hijo dejó en el corazón de las personas. “Contagiaba de alegría a las personas que compartían con él. Todos valoraban su inteligencia y esa capacidad para ser tan ágil mentalmente, tan avispado. (...) A él no le gustaba verme llorar, me llenaba de valor cuando me sentía triste”, señaló la señora Buitrago.
El día en que el artefacto explosivo lo alcanzó, Daniel salió de su casa a hacer un mandado. Su madre lo despidió y él abandonó la casa con la promesa de volver en poco tiempo. Minutos después, la señora Gloria, el señor Wilmer y sus tres hermanos escucharon una explosión.
“Lo primero que hice fue pensar en el niño. Ahora solo puedo pensar en mi vida desde su primera sonrisa hasta el momento en que salió a la tienda y no volvió jamás. Hoy, no es tan duro, a partir de mañana empezaré a vivir la soledad”, dijo.

Este es un momento para perdonar; perdón desde nuestros corazones, porque si queremos la paz debemos empezar por nosotros mismos.

En la fachada de la casa Duque Buitrago no hay espacio para una foto más. Toda la comunidad se agolpó desde la madrugada del domingo para dejar mensajes, flores o cualquier objeto que pudiera rendir tributo al niño.
“Este es un momento para perdonar; perdón desde nuestros corazones, porque si queremos la paz debemos empezar por nosotros mismos”, concluyó la madre del menor, fallecido la misma noche del atentado en el hospital de Meissen.

‘Era feliz en el colegio’

Ivanna Salomé Rangel Molina es la segunda víctima del ataque terrorista del sábado. La niña de cinco años cursaba transición en el colegio Manuel Elkin Patarroyo, institución ubicada a 100 metros del CAI de Arborizadora Alta, y vivía desde hace pocos meses en este sector de la capital junto con sus padres, Edinson Iván y Eliana Paola, y su primo mayor, Cristian.
En su cuadra son pocas las personas que la recuerdan. “Ellos vivían desde hace poco tiempo en Arborizadora, creo que venían del Tolima”, dijo a este diario el tendero del barrio. Lo cierto es que la niña había nacido en Valledupar en agosto de 2016 y apenas completaba 2 meses con sus nuevos compañeros de clase.
Además de sus padres, a los que acompañaba cada vez que podía en el negocio de comidas rápidas en el que trabajan, con quien más pasaba tiempo era con la profesora Adriana Estupiñán, su directora de curso y quien dice no ser capaz de olvidar los halagos que la niña le hacía y el amor con el que hacía cada tarea.
“El viernes, que fue el último día que nos vimos, ella se acercó y me entregó un collar con pepitas de colores. Ese día olvidé dárselo y pensé: ‘el lunes que nos veamos en clase se lo devuelvo’. Ese momento jamás va a suceder por culpa de los violentos”, señaló la docente.
El homenaje a Salomé Rangel fue hecho en el colegio Manuel Elkin Patarroyo

El homenaje a Salomé Rangel fue hecho en el colegio Manuel Elkin Patarroyo

Foto:Camilo Castillo

Amaba estar en el colegio; varias veces me tocó llamar a los papitos para que vinieran a recogerla porque se quedaba dibujando o pintando. Aquí era feliz

“Amaba estar en el colegio; varias veces me tocó llamar a los papitos para que vinieran a recogerla porque se quedaba dibujando o pintando. Aquí era feliz”, agregó la profesora.
Justamente, en aquel colegio, donde solía pasar el mayor tiempo del día, los profesores realizaron un homenaje con velas y flores al que pocas personas asistieron. Los docentes prefirieron suspender las clases y dejar que fueran los padres de familia quienes se acercaran para inmortalizar un mensaje en el piso de la institución.
“La paciente ingresó remitida del Hospital de Meissen, por politraumatismo, con un trauma craneoencefálico severo; un equipo de HOMI atendió el caso y adelantó los procedimientos médicos correspondientes”, señaló la Fundación Hospital La Misericordia sobre las causas del fallecimiento de la menor.
CAMILO A. CASTILLO
CAMILO A. CASTILLO
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