Con la firma de cuatro convenios, Bogotá y Cundinamarca, con el apoyo del Gobierno Nacional, dieron este martes 3 de noviembre un paso definitivo en la intención de conectar el departamento con la capital del país. Esta es una idea que las últimas administraciones han considerado, pero que no se había concretado.
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Los acuerdos firmados se concentran en el desarrollo conjunto de infraestructura vial y férrea, así como en su integración con los diferentes modos de transporte que tiene la capital. Básicamente, las iniciativas se enfocan en los bordes occidental y oriental de la ciudad, y una vez se concreten se estima que beneficiarán a cerca de 8 millones de personas que residen en los municipios vecinos y en localidades limítrofes.
En entrevista con EL TIEMPO, la alcaldesa Claudia López destacó que el paquete de obras, más las que están planteadas en Bogotá con el plan Marshall y el cupo de endeudamiento, permitirán más reactivación económica y más empleo.
Al respecto, el gobernador Nicolás García dijo que “con estas firmas, los que tradicionalmente han sido enormes problemas para la región en materia de transporte y movilidad, como la calle 13, por ejemplo, empiezan a ser asumidos de manera conjunta y responsable, en especial en lo que se refiere a promover soluciones reales y de largo plazo”.
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La ministra de Transporte, Ángela María Orozco, dijo que estos acuerdos son “un ejemplo” y afirmó: “Es un reto conjunto que se ha impuesto encaminar y materializar en la región capital, hacia una movilidad urbana, regional y sostenible, con nuevos proyectos de transporte público. Es un esfuerzo que acompañamos y celebramos desde el Gobierno Nacional”.
Pero tal vez el convenio más importante de los cuatro firmados sea el que busca estudiar las posibilidades de conexión con el borde occidental. Esa zona es la más importante del país, a tal punto que López la llamó “la mina de oro de Colombia”, pero al mismo tiempo es la más atrasada en conexión vial.
Allí se encuentran el aeropuerto El Dorado y la zona industrial de Puente Aranda y Fontibón, y en territorio cundinamarqués están las zonas francas y un sinnúmero de industrias que se han ido localizando a lo largo de la concesión CCFC, que integra a Mosquera, Madrid y Facatativá, por la calle 13, y la autopista a Medellín, por la calle 80.

Mapa de los proyectos conjuntos que piensan desarrollar Bogotá y Cundinamarca
Gobernación de Cundinamarca
(Un recorrido por la vieja carrilera que dejó el tren para el Regiotram)
Eso incluye adelantar los estudios para una alternativa de movilidad en la calle 13 desde la carrera 50 hasta el río Bogotá, sin excluir la posibilidad de un corredor de TransMilenio.
Ante esto, López señaló que “el TM que haremos en calle 13 no es el mismo que dejó diseñado la administración anterior. Será de la mitad del tamaño propuesto, dado que la demanda de pasajeros se distribuirá con el Regiotram de Occidente para que se complementen y se deje otro carril a carga y otro al bicicarril”.
Agregó que el TransMilenio de la administración pasada “le competía deslealmente” al Regiotram, en vez de complementarlo, y que “la única fuente de financiación que tenía era un nuevo y costoso peaje. Eso es desde todo punto de vista indeseable. Por eso lo modificamos”.
El TM que haremos en calle 13 no es el mismo que dejó diseñado la administración anterior. Será de la mitad del tamaño propuesto dado que la demanda de pasajeros se distribuirá con el Regiotram Occidente para que se complementen y se deje otro carril a carga y otro al bicicarril.
— Claudia López 👍 (@ClaudiaLopez) November 3, 2020
La adecuación de la calle 13 se hará en parte con recursos de los peajes que hoy cobra la concesión, que está cerca de revertirse a la Nación, a través de la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI). Este proyecto sería complementario del Regiotram de Occidente, que hace parte de otro de los convenios suscritos que busca determinar si Bogotá puede adherirse, si los tiempos del megaproyecto lo permiten. Este tren, que sería eléctrico, ya fue adjudicado y está próximo a iniciar obras. Su costo se estima en más de 5 billones de pesos.
Pero también se encuentra el tercer carril de la calle 13, desde el río Bogotá hasta Mosquera, que son 4 km; el intercambiador de Mosquera, la variante de Cartagenita y la prolongación de la doble calzada hasta Facatativá. Todos se financiarían, igualmente, con recursos de los peajes.
En el convenio del borde occidental igualmente está la prolongación de la ALO Sur hasta la calle 13 y luego a la calle 80. Este es un proyecto de 24,5 km, de los cuales 10 km se encuentran dentro de la ciudad. También están la prolongación de la calle 63 (2,9 km estarán en Cundinamarca), la avenida perimetral de la Sabana, con 56 km, y la vía alterna de Occidente, que es la extensión de las Américas hasta cerca del club Serrezuela. Estos dos últimos corredores están estructurados mediante asociación público-privada (APP).
No obstante, de este grupo de iniciativas viales no forma parte la vía Suba-Cota, pues con ese fin hace poco se suscribió un convenio entre el Distrito, la Gobernación y el municipio.
Nancy Valbuena Ramos, directora del Instituto de Infraestructura y Concesiones de Cundinamarca (Iccu), destacó los convenios como importantes para superar la brecha de conexión de la capital con los municipios de la región. Esto permitirá, según explicó, darles continuidad a esas iniciativas y que no se queden en los límites.
“No podríamos hacer nada sin un convenio marco que nos permita articularnos a todos, que nos permita estructurar proyectos de APP y buscar las fuentes de financiación que sean necesarias para llevarlos a cabo”, agregó Valbuena.
Por su parte, Diego Sánchez, director del IDU, resaltó de los convenios el del borde occidental, que permitirá la conformación de una mesa técnica entre el Iccu, el IDU y la ANI a fin de estudiar las alternativas de financiación, como podrían ser los recursos de los peajes y de crédito, entre otros. “Es un ejercicio de agregación de fuentes, a ver si sumando todas esas fuentes se puede conseguir financiación, porque ninguno de esos proyectos tiene recursos aún”, explicó Sánchez.
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Los otros convenios firmados están relacionados con la ampliación de la autopista Norte a cinco carriles entre las calles 192 y 245, con su paso elevado a la altura del humedal de Torca, para garantizar la conexión hídrica y de fauna. Este proyecto incluye la ampliación de la carrera 7.ª y la variante a Sopó.
Otro de los acuerdos tiene que ver con los estudios del Regiotram del Norte, al cual Bogotá se adhiere, y su integración con TransMilenio, el SITP y la prolongación de la primera línea del metro a Suba, que, de acuerdo con la alcaldesa, se debe definir en dos semanas.
GUILLERMO REINOSO RODRÍGUEZ
Editor de Bogotá@guirei24
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