Hasta hace algún tiempo era común ver las calles de Bogotá inundadas con llantas en desuso. Estaban en los andenes, en los parques y casi en cualquier rincón de la ciudad. Las había de todos los tamaños y provenían de vehículos de todo tipo: camiones, automóviles y hasta bicicletas.
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La situación hace una década era crítica, pues en la capital, según cifras oficiales, tres de cada 10 llantas –750.000 de 2’500.000 que cumplían su vida útil por año– terminaban en el espacio público e incluso dentro de los humedales de Bogotá. Hacia el año 2015 cada día más de 2.050 neumáticos terminaban invadiendo las calles.
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Ese mismo año se expidió el Decreto 442, que permitió la creación de la Mesa Distrital de Llantas Usadas, cuyo fin era “efectuar el seguimiento de las competencias institucionales en la materia, y determinar estrategias para el manejo de llantas usadas en la ciudad”. En la norma se incluyeron los lineamientos para los gestores y acopiadores, las directrices para el aprovechamiento del material y las obligaciones para el Distrito.
Luego, para el año 2019, la Uaesp, en convenio con el Idiger, a través de un contrato de recolección, cargue, transporte, almacenamiento temporal, acondicionamiento y tratamiento de este material, empezó a recorrer las calles, humedales y parques recuperando unidades de llantas en desuso.
En ese contexto nacieron en 2021 las jornadas de ‘llantatón’, una estrategia que pretendía crear conciencia sobre esta problemática, orientar a las personas sobre cómo disponer adecuadamente de estos elementos y continuar con dicha tarea.
Con el primer convenio, en tres años se retiraron 149.882 llantas: 49.184 en el 2019, 58.555 para el 2020 y, finalmente, 42.143 unidades en el 2021.
A su vez, en las jornadas de ‘llantatón’ se recogieron 13.147 llantas el año pasado y 1.721 en el 2022.
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“El plan nace en el seno de la Mesa Distrital de llantas, en articulación de entidades como las Secretaría de Ambiente, Movilidad y Gobierno, las alcaldías locales, el Dadep y, por supuesto, la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos, que con el apoyo de los sistemas posconsumo, opera en el Distrito Capital”, explicó la Uaesp.
Estos elementos fueron recolectados en establecimientos y en el espacio público, principalmente en zonas de la ciudad identificadas por la entidad como puntos críticos para la salud de los bogotanos.
“Las llantas tienen unos espacios donde se acumula agua, que al estar estancada por mucho tiempo puede generar problemas de mosquitos y otros vectores transmisores de enfermedades”, explicó Alejandro Gómez, subdirector de Ecourbanismo y Gestión Ambiental de la Secretaría de Ambiente.
Los focos atacados en 2021 con la llantatón’ fueron las localidades de Rafael Uribe Uribe (1.693), Kennedy (963), Bosa (1.496), Engativá (970), Tunjuelito (2.195), Barrios Unidos (1.960) y Ciudad Bolívar (828). Las jornadas en 2022 se han enfocado en Bosa (576), Barrios Unidos (777) y Suba (368).

La Secretaría de Ambiente cuenta con el Visor Geográfico Ambiental, una herramienta donde se pueden ubicar más de 40 puntos fijos de recolección para este tipo de residuos.
Secretaría de Ambiente
“La estrategia ha logrado controlar el arrojo de llantas a espacio público, y aumentar la percepción con relación a la cantidad de llantas que se disponen de forma inadecuada, aunque los retos siguen siendo mayores ya que lo que se busca es mayor participación, educación y compromiso de la ciudadanía”, destacó la Uaesp.
La entidad señaló que tiene identificados más sectores críticos por arrojo clandestino de llantas en desuso. “Estos puntos generalmente se sitúan en zonas dedicadas al comercio de autopartes”, explican.
EL TIEMPO visitó el sector de talleres y autopartes del barrio Siete de Agosto para conocer el manejo que los establecimientos le dan a este material. Ricardo Sosa, propietario del negocio de rines y neumáticos LivigStock, señaló que para ellos es difícil colaborar con la entidad.
“La situación ha cambiado. Antes uno se iba a dormir y al otro día amanecía con las llantas frente al negocio. Es claro que nosotros podemos ayudar indicando a los clientes cómo pueden hacer para disponer del material, pero eso es trabajo de las entidades, nosotros cumplimos con vender el producto”, dice.
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De acuerdo con el Distrito, desde la Mesa Distrital y en el marco de la estrategia de recolección, se viene adelantando un trabajo de sensibilización y control en servitecas, talleres y montallantas para que los propietarios se unan a la iniciativa.
“Se están haciendo grandes esfuerzos para que la ciudadanía tenga la oferta institucional y las opciones para acceder a los sistemas posconsumo, pero es un trabajo que se ve complementado con la participación ciudadana”, dicen desde la Uaesp.
En la actualidad, en Bogotá hay dos programas posconsumo vigentes: Rueda Verde y Sistema Verde, los cuales reúnen a varios fabricantes e importadores de llantas y concentran cerca del 90 por ciento de los neumáticos que se ponen en el mercado en la capital.
Las llantas usadas que se reciclan en Bogotá son aprovechadas en insumos para nuevos productos como una alternativa a la economía circular de la ciudad. De acuerdo con Ambiente, el mayor volumen del material se usa como combustible en la fabricación de cemento. El caucho también se tritura para la generación de gránulos para las canchas sintéticas o se combina con el asfalto para realizar capas de reparcheo en las vías públicas.
La ciudad también cuenta con el Visor Geográfico Ambiental, una herramienta donde se pueden ubicar más de 40 puntos fijos de recolección en funcionamiento.
REDACCIÓN BOGOTÁ
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