Jesús David Hernández le había escrito a su esposa Nataly: “Amor, estoy tanqueando. En diez minutos llego”. Pero las señales de alerta llegaron hora y media después de ese mensaje porque él no aparecía. Ella tomó el celular y le marcó a Karen, su cuñada, quien la tranquilizó y le dijo que quizá había tenido algún percance en el camino.
Luego de la llamada, Karen vio en Facebook el reporte de un siniestro vial en Sibaté que había dejado dos muertos y heridos graves. “Vi la foto de los hechos, aparecía la moto de mi hermano ahí. Llamo a mi cuñada y le pregunto si él llevaba una maleta roja. Cuando ella me dijo que sí, yo le dije vístase y vámonos”, cuenta.
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A la altura de la Escuela de Policía de Suboficiales de Sibaté, una moto con dos ocupantes colisionó con ciclistas que transitaban por la zona. El primero en parar fue Rony Suárez, conductor de SITP de 52 años, quien estacionó su motocicleta para ayudar a recoger escombros y a levantar a los ciclistas.
Minutos después arribó Jesús David, quien se presentó como paramédico y le indicó a las personas que les iba a prestar la atención médica necesaria. Se arrodilló para atender al motociclista que estaba convulsionando, le dijo a los ciclistas que se corrieran hacia el borde de la vía, alcanzó a bajarle la cremallera a la persona herida, pero luego fueron embestidos por un carro que iba en exceso de velocidad.
Los ciclistas se salvaron, Rony y el otro ocupante de la moto quedaron gravemente heridos, pero Jesús David y la persona que estaba atendiendo murieron de inmediato. El conductor del carro quería volarse, iba en estado de embriaguez y quería agredir a los funcionarios de la Policía que llegaron al lugar de los hechos.
Cuando Nataly y Karen llegaron a la Escuela de Suboficiales encontraron intacta la motocicleta de Jesús David, pero no lo veían. Fue cuando el paramédico de la ambulancia les mostró el cuerpo tendido en el piso. “Gracias a Dios mi hermano no se alcanzó a quitar el casco, solo se quitó los guantes. Donde mi hermano se lo hubiera quitado, lo hubiéramos encontrado totalmente desecho”, narra su hermana, quien lo recuerda como una persona muy sonriente y amable.

Foto del 7 de febrero, último día en el que Jesús David compartió con toda su familia
Archivo particular
Jesús David era paramédico especializado en atención área. Desde que estaba en décimo de bachillerato mostró interés por esa profesión. En una ocasión se dirigía con su mamá a la iglesia cuando vio que un motociclista cayó sobre la vía. Se bajó del bus, le indicó a las personas que no movieran el cuerpo de la persona herida y ayudó a trasladarlo junto a los paramédicos que llegaron al lugar de los hechos.
“Ahí nació su vocación por ayudar a los demás”, dice Luz Marín, su mamá . Aunque ella no tenía los recursos económicos para que se formara en atención pre hospitalaria, logró que le dieran una beca. Sumó esfuerzos con cercanos y familiares, no descansó hasta que vio a su hijo estudiando en Medellín.
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La familia de Jesús David tuvo que hacer muchos sacrificios para que obtuviera ese título. Su mamá sacó recursos de donde no tenía, pero se sentía feliz porque su hijo estaba haciendo lo que más le gustaba.

Jesús David fue despedido con la camiseta 18 que solía usar al jugar fútbol y fotos que recordaban el amor por su profesión
Archivo particular
Ser paramédico era la forma en la que él se ponía al servicio de los demás. Tanto así que hubo momentos donde puso su trabajo y vocación por encima de su familia. “Muchas veces él dejaba de compartir con nosotros para ir a servir. Él decía que prefería morir trabajando que quedarse en la casa”, cuenta su esposa, quien también trabaja en el sector de la salud.
Cuando Jesús David trasladaba algún paciente no lo dejaba solo, acostumbraba a llamar a los familiares para saber cómo evolucionaba. Lo que más le destrozaba era trasladar pacientes bebés y, por su creencia religiosa, siempre pedía que oraran por ellos.
Parar cuando veía algún siniestro era una costumbre. Primero se percataba si en el lugar se encontraba una ambulancia, pero al no ver a nadie él paraba, atendía a los heridos y llamaba la ambulancia para el traslado. Por eso, cuando su hermana habla de la noche en la que fue arrollado por el conductor ebrio afirma: “créeme que Jesús David no iba a pasar de largo por ese accidente sabiendo que estaba a ocho minutos de su casa.”
Murió por un borracho, por una persona irresponsable que nunca imaginó el daño que le iba a ocasionar a tantas familias
En Sibaté, Jesús David era un hombre conocido, no solo por ser servicial, sino por su otra pasión. Acostumbraba a jugar fútbol cuando tenía tiempo libre, incluso era el asistente médico si alguien salía lesionado.
De las últimas veces que compartió con su hermana fue cuando vio el bicampeonato del América de Cali en diciembre del año pasado. El equipo de la capital del Valle, al enterarse de su muerte, le hizo un homenaje a través de las redes sociales.
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Fue despedido junto a sus amigos y familiares en medio de un recorrido por su pueblo, con el sonido de una sirena de emergencia, la camiseta con el número 18 que solía vestir al jugar fútbol y una pancarta que le rendía homenaje como el paramédico que nunca se cansó de salvar vidas.
Lamentamos el fallecimiento de 𝐉𝐞𝐬𝐮́𝐬 𝐃𝐚𝐯𝐢𝐝 𝐇𝐞𝐫𝐧𝐚́𝐧𝐝𝐞𝐳, auxiliar de enfermería y apasionado hincha de nuestro equipo, quien perdió la vida en ejercicio de su labor profesional. Expresamos nuestra solidaridad y más sinceras condolencias a sus familiares y amigos pic.twitter.com/PUgtn8aC0O
— América de Cali (@AmericadeCali) February 16, 2021
Aunque el conductor fue imputado por homicidio en siniestro vial y enviado por un juez a detención domiciliaria, la familia de Jesús no se siente conforme con la decisión. No consideran justo que el hombre se encuentre en su casa.
“Murió por un borracho, por una persona irresponsable que nunca imaginó el daño que le iba a ocasionar a tantas familias porque no solo fui yo. Es la esposa. Son los hijos. Son las otras personas que también arrolló”, dice Luz, quien todavía no comprende cómo ese siniestro pudo arrebatarle la vida de su hijo.
Gabriel González
gabgon@eltiempo.com
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