Algunos bogotanos parecen no tomarse en serio la crítica situación en materia de salud que vive la ciudad. Desde que arrancó el 2021, el Distrito ha reportado más de cuatro fiestas clandestina por día, en espacios totalmente cerrados, sin ventilación, con consumo de licor y hasta con presencia de menores de edad.
La más reciente de ellas se presentó en la localidad de Engativá, donde un grupo de 30 menores (29 mujeres y un hombre) y 13 adultos fueron sorprendidos en una ‘chiquiteca’ clandestina en la calle 66 con avenida Boyacá, barrio El Luján.
“A raíz del patrullaje constante por la pandemia, y tras el llamado de vecinos del sector, encontramos este recinto en el que había bebidas embriagantes y menores de edad, lo que es un comportamiento totalmente contrario a lo que estamos viviendo en la cuarentena. No había ventilación ni se respetaba ninguna medida de bioseguirdad”, dijo el coronel Guillen Alexander Amaya, subcomandante de la Policía Metropolitana de Bogotá.
Este comportamiento se ha repetido en más de 55 oportunidades en lo que va del año -en diciembre fueron más de 468 (según cifras de la secretaría de seguridad)-, en las que la Policía ha llegado a encontrar a más de 90 personas en un solo establecimiento. Santa Fe, Kennedy y Suba, en su orden, son las localidades donde más se presentando esos hechos. “Este es el lunar que ha tenido este nuevo periodo de confinamiento. Mas que nosotros nos enteremos y pongamos órdenes de comparendo, es que la gente tome conciencia de que son focos grande contagio que terminan llevando el virus a sus hogares”, explicó Amaya.
Y es que los riesgos que asumen las personas son muy altos. En primer lugar porque, según cifras de el Distrito, una de cada tres pruebas de covid-19 sale positiva. Por tanto, la probabilidad de que en estas reuniones haya un contagiado es alta.
“Evidentemente en estos espacios el riesgo es el más alto de todos, porque es un lugar cerrado, sin ventilación, en el que no se respeta el distanciamiento, hay consumo de alcohol (que lleva a los gritos y olvido de las medidas). Sin mencionar que lo más probable es que las superficies no estén desinfectadas”, explicó Andrea Ramírez, profesora asistente de la facultad de Medicina de la Universidad de los Andes.
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Ramírez sostiene que lo más triste es que “a las personas que van a las fiestas clandestinas se les olvida que tienen papás, abuelos o familiares que padecen enfermedades secundarias, y que al regresar a las casas los contagian”, al punto de provocarles incluso la muerte. Igualmente, están los peligros que rodean estos eventos de ocio ilegal.
“Estos espacios están operando de manera muy similar a como lo hacían los populares amanecederos. Se ponen citas por medio de grupos cerrados en redes sociales, de manera que no sea tan masivo, y una vez allí, ingresan con claves. Pero una vez adentro puede haber hurtos, homicidios, trago adulterado, entre otras”, señaló Johan Avendaño, experto en Seguridad.
Lo que no está muy lejos de la realidad. Por ejemplo, en otro operativo hecho en Engativá, la presencia de los uniformados al interior del lugar no pudo efectuarse de manera rápida al ser propiedad privada y no evidenciar (puertas para afuera) que allí habría una fiesta clandestina.
No obstante, “se recibió una llamada a la línea de atención 123 de una mujer indicando que no le permiten salir. Por lo que hubo que solicitar el apoyo del cuerpo de Bombero para abrir las puertas”, dijo el mayor Miller Rojas, comandante de policía de la estación de dicha localidad.
Esta comunicación con las autoridades es vital para identificarlas. "Recibimos las denuncias de forma directa, tanto nosotros (la secretaría de Seguridad) como la Policía. Y por supuesto por medio del 123", explicó Hugo Acero, secretario de Seguridad.
Acero explicó que la identificación de estos lugares también se da porque "muchos ya han sido sellados y vuelven a abrir, por lo que están plenamente identificados".
“Esto cultiva otro tipo de mercados. La prostitución de adolescentes, de menores de edad, o el consumo y venta de drogas, que por mucho tiempo se han camuflado en medio de estos actos”, sostiene Avendaño.
El experto añadió que “en estas situaciones se dificulta la posibilidad de interponer una denuncia, debido a la ilegalidad del recinto al que, por voluntad propia, se decidió asistir”.
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Cabe aclarar que estos comportamientos que afectan las relaciones entre las personas y las autoridades, en este caso por la emergencia sanitaria, conllevan una serie de sanciones que van desde la multa de 32 salarios mínimos legales diarios (969.094 pesos), por incumplir, desacatar, desconocer e impedir la función o la orden de policía. Hasta un proceso penal, en el que las personas sorprendidas en estas fiestas ilegales podrían pagar penas entre cuatro y ocho años de cárcel por violar las medidas de la emergencia sanitaria.
Hay que decir que la Policía Metropolitana ha dispuesto diferentes puestos de control, conformados por entidades distritales, como Seguridad y Gobierno, y el Ejército, por medio del modelo de vigilancia comunitaria por cuadrantes. “Estos puestos son informativos inicialmente (dado que se hacen campañas de sensibilización para que la comunidad no asista estos espacios), pero una vez sorprendidos allí, se proceden a las medidas drásticas, como los comparendos”, afirmó el corone Amaya.

Fiesta clandestina descubierta por las autoridades en el sector de Cuadra Picha, en la localidad
Mauricio Moreno / EL TIEMPO
El secretario de Gobierno, Luis Ernesto Gómez, responde al respecto.
¿Cómo califica la actuación de los bogotanos que están asistiendo a estas fiestas clandestinas?Abiertamente irresponsables, no hay ningún otro calificativo para quienes, en medio de la situación que vive la capital, asisten o convocan a estos espacios.
¿Qué le pasa a quien infrinja la norma?A estas personas les caerá todo el peso de la ley, no solo con multas de salarios mínimos, o sellamientos, sino que serán procesadas por violación de medidas sanitarias.
¿Le preocupa no poder controlar estos hechos?No, la Alcaldía Mayor tiene control con más de 10 fiestas ilegales intervenidas, ayudados con las denuncias ciudadanas. Lo grave y preocupante es que, mientras llegamos a realizar los procesos pertinentes, lo más probable es que ya se haya dado el contagio del virus.
Las ‘chiquitecas’ reaparecieron en esta semana, ¿cree que hay un riesgo mayor o diferente que asumen los menores de edad con las fiestas clandestinas?Minitecas, discotecas o fiestas en general son totalmente indeseables. Una de cada tres pruebas que hacemos en Bogotá sobre covid-19 da positiva. Eso quiere decir que la probabilidad de que en una reunión de tres personas haya un contagio es altísima, por eso no es momento para cualquier clase de encuentros sociales.
¿Qué mensaje le envía a los bogotanos para que no asistan a estas actividades ilegales?Decirles que será su vecino u otro ciudadano el que nos informe de donde están las fiestas clandestinas. Y vamos a llegar a sellar el establecimiento y a multarlo, pero no vamos a poder impedir que se contagie. Por eso, no por el control que hacemos, sino por el más básico sentido común, cancele esa fiesta que tenía prevista.
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ANDRÉS FELIPE ORJUELA PÉREZ
PARA EL TIEMPO
EN TWITTER: Andres28orjuela
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