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Bogotá

Así se organiza ciclovía dominical que disfrutan 1’500.000 bogotanos

El recorrido lo disfrutan los bogotanos de 7 a. m. a 2 p. m., domingos y festivos.

El recorrido lo disfrutan los bogotanos de 7 a. m. a 2 p. m., domingos y festivos.

Foto:Mauricio Moreno / Archivo EL TIEMPO

Más de 1.700 empleados monitorean que todo salga bien. En cada jornada se invierten $ 49 millones.

Para que cada domingo y festivo 1’500.000 bogotanos puedan disfrutar de los 117, 79 kilómetros de ciclovía en la ciudad, más 1.700 empleados, entre guardianes, guías de la vía, auxiliares de policía, servidores sociales y funcionarios del Distrito, trabajan de 3 de la madrugada a 7 de la noche.
Cuatro horas antes de que los usuarios lleguen a participar en la ciclovía que empieza a las 7 de la mañana, el reloj despertador de Jorge Usaquén ya está sonando y él se pone en pie, listo para salir en su bicicleta desde su casa, ubicada en el municipio de Sibaté (Cundinamarca), para llegar a la carrera 7.ª con calle 26, frente a la torre Colpatria. Allí se encuentra con los demás guardianes de la ciclovía y planean los pormenores de la jornada que previamente sus jefes, adscritos al Instituto Distrital de Recreación y Deporte (IDRD), han acordado desde la noche del viernes.
Mientras Usaquén hace su recorrido desde Sibaté, 13 camiones ya están recogiendo en las bodegas del IDRD en Bogotá las 1’461.000 vallas, y otros siete camiones, los 9.000 conos y las 500 paletas que se utilizarán para la señalización.
Si la logística lo requiere, se utilizan otros cinco carros de carga que transportan las bicicletas de los ciclopaseos, los módulos de atención al usuario, la escuela de la bicicleta y demás elementos para que los guías y guardianes lleguen y los distribuyan perfectamente en todo el trayecto. En cada jornada se invierten $ 49’538.665.
“Estoy llegando al centro tipo 6 de la mañana para empezar el trabajo, que es contar y ubicar las vallas, conos, cintas y demás elementos para proteger a los usuarios. También revisamos que el personal esté perfectamente uniformado y con sus implementos. Todo debe estar listo faltando cinco minutos para las 7 de la mañana”, asegura el hombre que lleva siete años en este oficio, el cual alterna con el de docente de educación física en la Universidad Minuto de Dios.
Como él, otros 230 guardianes hacen lo mismo cada domingo y día festivo en diferentes puntos de la ciudad para acompañar a los asistentes de diferentes estratos sociales que se dan cita en la ciclovía, cuyo recorrido abarca 17 de las 20 localidades que hay en la ciudad.
Ellos, durante las siete horas que dura el evento –va hasta las 2 de la tarde– deben estar pendientes de que los 199 vendedores, entre ellos 152 de alimentos, cumplan las normas, que no invadan la ciclovía, que los alimentos estén en buen estado y que los módulos estén bien armados para seguridad de todos.
“Hay otros que velan por la seguridad de los que participan. Si se produce algún accidente, están en la capacidad de atender la emergencia mientras llegan los organismos de salud o atención especial. Todos estamos articulados”, asegura Bibiana Sarmiento, coordinadora de la ciclovía de Bogotá.
A estos guardianes se suman los 300 auxiliares de policía que están pendientes en cada intersección vial para dar paso seguro a los ciclistas, patinadores, caminadores, trotadores, deportistas y mascotas con respecto a los vehículos. También están atentos de la seguridad personal.
“En la ciclovía participan entre 500 y 800 servidores sociales, que son estudiantes de último grado de bachillerato. Ellos están en los cruces controlando el flujo de usuarios”, describe Bibiana. Visten gorra negra, camiseta roja y chaqueta roja con negro, utilizan cintas amarillas y paletas para la guía del usuario.
“También están en campañas pedagógicas enseñándoles a los ciclistas el correcto uso del casco y demás elementos de seguridad”, dice la coordinadora.
Con respecto a este tema, en una noticia publicada en la revista ‘Nota Uniandina’, de la Universidad de los Andes, destacan el artículo ‘La mundialización de la ciclovía de Bogotá’, del investigador y profesor Sergio Montero, publicado en marzo de 2017 en la revista académica ‘Latin American Perspectives’, en el cual define la ciclovía como “una de las mejores prácticas reconocidas internacionalmente: un programa semanal de cierre de calles para promover el ciclismo urbano y el ejercicio físico”.

Llegan las 2 de la tarde

Cuando el reloj está cerca de marcar las 2 de la tarde, los ciclistas y demás usuarios empiezan a retornar a sus lugares de origen, pero para los guías y demás colaboradores sigue una ‘nueva’ jornada de trabajo. “Esta vez se empiezan a recoger las vallas, conos, paletas y demás elementos de seguridad, para que los camiones los recojan y los lleven de regreso a las bodegas”, explica Bibiana.
Pero no todo termina ahí: los guardianes líderes deben estar pendientes de que cada uno de sus compañeros lleguen seguros a la casa. “Recibo una llamada telefónica de cada una de las personas que están a mi cargo en la cual me dicen que llegaron seguros. Después de esto llamo a Bibiana y le digo que también llegue bien”, asegura Jorge.
Son cerca de las 7 de la noche y Usaquén está pasando el umbral de la puerta de su vivienda, en la que lo esperan su hijo de 7 años y su esposa. Reposa unos minutos y empieza a hacer el reporte final que debe entregar al día siguiente al IDRD acerca de lo ocurrido en esa jornada dominical.

Su historia data desde 1974

Según el portal del IDRD, el 15 de diciembre de 1974 se realizó el primer ensayo de lo que se conoce hoy como ciclovía. En ese momento, EL TIEMPO tituló ‘Mitín a favor de la cicla’, que fue una iniciativa de la organización sin ánimo de lucro Pro-cicla y el Departamento Administrativo de Tránsito y Transporte para habilitar las carreras 7.ª y 13 de 9 a. m. a 12 m. para el tránsito de bicicletas y peatones.
Al evento asistieron más de 5.000 personas, quienes se manifestaron en contra de la proliferación de carros, la contaminación ambiental y la falta de oferta recreativa en la ciudad. Para el año de 1976, la Alcaldía Mayor destinó algunas vías para el tráfico exclusivo de ciclistas y peatones”, asegura el IDRD.
JOHN CERON
EL TIEMPO
En Twitter: @CeronBastidas
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