Carmen Ana Montiel nació en Planeta Rica (Córdoba) el 15 de mayo de 1977. Cuando tenía tan solo dos meses de edad padeció las secuelas del polio, una enfermedad infecciosa que afecta principalmente al sistema nervioso.
Ni siquiera pudo dar sus primeros pasos, como lo haría cualquier niño, entonces sus padres la internaron en el Instituto de Ortopedia Infantil Franklin D. Roosevelt. “Allí me trataron por primera vez. Aprendí a caminar con unos aparatos ortopédicos y logré rehabilitarme”.
Estudió su primaria, su bachillerato, y con un empuje admirable se hizo comunicadora social y periodista de la Pontificia Bolivariana en Montería. “Recuerdo mucho que mis compañeros me cargaban cuando tenía clases en el tercer piso”. Nunca le gustó parar, por eso hizo una especialización en informática y multimedia se forma virtual.
Ella, dice con orgullo, fue una de las primeras personas con discapacidad que se graduó de la universidad en su tierra.
Pero le hacía falta un paso muy importante, el de conseguir tener experiencia laboral. Así que, buscando y buscando, se vinculó a Empresas Públicas de Medellín. “Allá trabajé como asesora comercial para resolver problemas de trámites, peticiones, quejas y reclamos”.
Dice que fue una experiencia maravillosa porque aprendió a comunicarse con la población de regiones rurales. “Explicarles a las personas analfabetas digitales comenzó a ampliar mi mente porque, aunque el Gobierno Nacional tenía plataformas, ninguna que entrara tan en contacto con la gente. Yo creo que si las personas no tienen acceso a la tecnología, entonces no hay democracia”.
Y así surgió el emprendimiento de su vida. “Comencé a conectar maestros de las regiones con Fecode, a ayudar a los usuarios de los bancos, a explicar cómo se pasaban peticiones y tutelas cuando el sistema de salud no cumplía con sus responsabilidades, incluso a hacer trámites con las empresas de servicios públicos y hasta con operadores de telefonía celular”.
Al final, recibía tantas peticiones que le tocó estudiar los protocolos de las empresas para poder explicarles a los ciudadanos cuáles eran las claves para hacer una reclamación.
Su proyecto había tenido tanto éxito que una convocatoria del Ministerio de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones de Colombia en 2014 llegó en un buen momento.
Ella quería, a través de la tecnología, ayudar a las personas, ponerse en sus zapatos, cuando tenían algún problema. “Yo quería un kiosco digital para ayudar a la población vulnerable sin que le tuvieran que pagar a un abogado”.
De 200 participantes pasaron 10. “Gracias a todo lo que evidencié el proyecto pasó al fondo Emprender. Tuve acceso a equipos y luego trabaje en Computadores para Educar como capacitadora en diplomados de innovación. Trabajé con muchos docentes de la región”.
Ese fue el camino que escogió para su vida, no el de lamentarse por su enfermedad. Ha sido guía de madres cabeza de familia, de profesores y de jóvenes.
Ahora se encuentra en el estado de Baja California, en México, capacitando a mujeres en emprendimiento femenino a través de la tecnología. Reconocimientos los ha tenido todos, tanto en su tierra natal como en el país y hasta en el exterior pero su mayor logro siempre ha sido el de ayudar a la gente que la necesita.
Como directora de la fundación Wheeling Woman Latinoamérica, les explica a las mujeres la importancia de analizar qué tipo de negocio desean emprender, tomando en cuenta sus habilidades creativas, ya sea preparando alimentos, creando accesorios para el cabello y diseñando joyería, por citar ejemplos.
'Wheeling Woman', explicó Carmen Ana Montiel, es un movimiento que empodera a la mujer, la ayuda a desarrollarse en proyectos basados en la inclusión mediante las buenas prácticas, las cuales se sujetan a las políticas incluyentes.
Se mueve por las redes de una manera ejemplar y hasta puso a circular un material para que las personas en sillas de ruedas manejen un protocolo de bioseguridad especial. “Estamos pasando por un momento difícil, pero igual nosotros debemos asumir todos los cuidados del caso sin dejar de ser productivos”.
Y como si fuera poco en sus ratos libres es Tiktoker, es su forma de demostrar que es feliz y que no hay barreras que no se puedan romper.
La pandemia no ha sido fácil para las poblaciones vulnerables, entre ellas, para las personas en condición de discapacidad.
Es por esta razón que el Gobierno Nacional, a través de la Consejería para la Participación de Personas con Discapacidad, atiende a un total de 1.461.524 hogares colombianos en donde al menos hay una persona con discapacidad. 1.026 312 de ellos están registrados en el SISBEN, pero se teme que puedan haber más.
Las ayudas se gestionan a través del Programa Familias en Acción, así se ha llegado con apoyos a 279.523 hogares en donde al menos hay una persona en esta situación.
Solo entre el 26 y 31 de marzo de este año se llegó con apoyo económico a 57.673 niños y adolescentes, pertenecientes a 55.029 familias, con una suma de $ 500.000 correspondientes al giro ordinario y extraordinario del Programa Familias en Acción y a la devolución del IVA. “Con el programa Jóvenes en Acción, hemos llegado en esta emergencia a 22.145 hogares con al menos una persona con discapacidad. En este programa cada joven recibe hasta $ 715.000 pesos”, dijo Jairo Clopatofsky, Alto Consejero para la Discapacidad.
Por otro lado, gracias al programa Colombia Mayor, se ha atendido 318.925 hogares, en donde hay al menos una persona con discapacidad. Durante abril y mayo estas personas recibieron $ 160 mil pesos.
Igualmente, unos 171.951 hogares con al menos una persona con discapacidad se han beneficiado por medio del programa de devolución del IVA. Hasta el 31 de marzo, muchas de estas personas recibieron $ 75 000 pesos. “Pero no se ha llevado solo ayudas económicas, también se está llegando con asistencia alimentaria y humanitaria para adultos mayores, niños y niñas a través de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres y del ICBF”, dijo Clopatofsky.
Por su parte, la Consejería Presidencial ha realizado pactos por la inclusión y la participación de las personas con discapacidad y sus cuidadores. “Hoy esos compromisos en las regiones se ven reflejados en la ayuda que día a día dan las Gobernaciones y las Alcaldías a nuestra población que se encuentra en momentos de necesidad por la emergencia sanitaria que vive el país”, explicó el consejero.
A su vez, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar tiene programado atender a 2.751 familias con niños, niñas y adolescentes en condición de discapacidad, a través del programa Mi Familia.
A través del Plan de Alimentación Escolar, que impulsa del Ministerio de Educación, se atienden a 260 mil niños y niñas con discapacidad.
En cuanto a la atención en salud, otro logro importante fue el de trabajar de manera articulada con la Superintendencia de Salud. Así se puso a disposición de la población las líneas de atención gratuitas para atender solicitudes de medicamentos, servicios de salud o citas médicas, cuando las personas no logran obtener una respuesta por parte de la EPS. Hasta el 15 de mayo, se han recibido 119 casos para trámite ante la Superintendencia.
La EPS con mayores casos para trámite es MEDIMAS, con 30 casos en total, en donde se han cerrado 7. A la fecha la Superintendencia continúa gestionando 23 casos.
Muchas organizaciones se han sumado al Gobierno Nacional para ayudar a la población con discapacidad.
'Humanity and Inclusion' donó 18 millones de pesos en kits de higiene con enfoque diferencial. Estos traen jabón de baño, jabón antibacterial, crema dental, cepillo de dientes, jabón para ropa, desodorante, toallas higiénicas, papel higiénico y tapa bocas.
Se distribuyeron en el municipio de Corinto en el mes de abril, con el apoyo del Consejo municipal de gestión de riesgo, en cabeza de las autoridades indígenas del cabildo indígena de Corinto y el comité municipal para la discapacidad. Se priorizaron las personas más vulnerables del municipio .
Confevip, una asociación de empresas de seguridad que en el pasado ha ayudado con empleos para la población con discapacidad, donó 100 mercados que, en coordinación con las autoridades del municipio de Chía, fueron entregados a familias con al menos uno de sus integrantes en condición de discapacidad.
La Consejería Presidencial para la Participación de las Personas con Discapacidad se unió a la campaña el #ChocóTeNecesita articulando esfuerzo con el médico Camilo Prieto.
El sábado 16 de mayo salieron cuatro vuelos en los que se enviaron 1.400 trajes de bioseguridad reutilizables, 3.600 mascarillas faciales con filtros, 6.000 tapabocas, 600 caretas, 8 camas hospitalarias, carro de paro y luz cialítica doble.
Gracias a la articulación del Gobierno Nacional se pudo llegar a 39 municipios del departamento del Chóco para ayudar a mitigar la propagación del virus covid-19.
A través de charlas virtuales, se han generado espacios para compartir con las personas con discapacidad, con sus cuidadores y familias para orientarlos en temas de autocuidado y salud mental durante esta emergencia sanitaria.
Para atender la contingencia causada por el covid-19, se realizó una colocación masiva adicional de giros de ayuda y atención humanitaria e indemnización administrativa, así:
Desde el 17 de marzo se han entregado 221 giros de ayuda humanitaria a víctimas de otros hechos victimizantes por un valor de $ 379.649.789; se han entregado 215.963 giros de atención humanitaria a hogares víctimas de desplazamiento forzado por un valor de $ 136.335.308.000 y 59.518 indemnizaciones por un valor de $ 456.403.164.873.
También se han coordinado acciones con el Ministerio de Relaciones Exteriores con el objetivo de garantizar el bienestar de los colombianos con discapacidad que, por diferentes razones, se encontraban transitoriamente fuera del país.
Uno de esos casos fue el del estudiante con discapacidad visual Juan David Osorio, quien se encontraba realizando estancia de investigación académica en Lima, Perú y su vuelo de regreso a Colombia le fue cancelado por las disposiciones de cierre por parte del gobierno peruano.
“Desde el momento que conocimos el caso, nos movilizamos interinstitucionalmente logrando que, a través del Consulado de Colombia en Lima, él y su persona de apoyo fueran reubicados en un alojamiento digno, garantizándoles alimentación, así como la respectiva asistencia en caso de que lo requirieran”, dijo el consejero.
REDACCIÓN BOGOTÁ
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