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Bogotá

Así cayó quien habría asesinado y envuelto en bolsas a mujer en Bogotá

La investigación que permitió esclarecer la muerte de una mujer, quien infortunadamente fue encontrada desmembrada, el pasado 27 de mayo en la localidad de San Cristóbal.

La investigación que permitió esclarecer la muerte de una mujer, quien infortunadamente fue encontrada desmembrada, el pasado 27 de mayo en la localidad de San Cristóbal.

Foto:Policía Metropolitana de Bogotá

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NO ES HORA DE CALLAR

No es hora de callar

Una investigación entre la Policía y la Fiscalía permitió la captura del presunto feminicida.

Óscar Murillo
Adriana Aponte todos los días salía de su casa hacia las 10 de la mañana, faltando 5 o 10 minutos. Subía una cuadra, llegaba a la esquina de la tienda donde fue asesinada, giraba a la izquierda, seguía dos cuadras al fondo, volteaba media cuadra y llegaba al Justo y Bueno donde supervisaba que los bonos que el Gobierno estaba entregando en estos establecimientos fueran canjeados solo por productos básicos de la canasta familiar.
La cuarentena llevó a que Compensar, la empresa en la que trabajó por 13 años Adriana, asignara a sus gestores a sitios de trabajo cercanos a su lugar de residencia.
Ella vivía en el barrio La Victoria, y el supermercado que quedaba a cuatro cuadras y media de su casa se convirtió en su oficina de lunes a sábado, de 10 de la mañana a máximo 1 de la tarde, desde el 20 de marzo hasta el pasado miércoles 27 de mayo, cuando desapareció.
Ese día, su esposo llamó a Adriana para saber cómo había llegado, pero no respondió. No le pareció sospechoso; sin embargo, a la hora del almuerzo, pasadas las 12 del día, le insistió, y de nuevo no obtuvo respuesta. Decidió ir a buscarla, pero Adriana nunca llegó a trabajar.
La coronel María Elena Gómez, comandante de la Sijín de la Policía de Bogotá, tiene la idea de que el presunto asesino de Adriana analizó muy bien a su víctima. La veía todos los días, a la misma hora, pasando al frente de la tienda que administraba, con tapabocas, caminando pegada al muro del colegio Madre Elisa Roncancio.
La cuarentena silenció este sector. Los estudiantes jugueteando por la zona habrían sido un distractor, los padres de familia, los vendedores ambulantes hubieran dificultado el crimen. Pero no, por la calle 41 Sur n.° 3C, en la localidad de San Cristóbal, no pasaba nadie, y Harold Steven Henao, todo indica, pudo hacer sus macabros cálculos con la zona despejada.
“Ella tenía la rutina de que doblaba ahí en esa tienda y continuaba su ruta hasta el Justo y Bueno. Para mí definitivamente el perfil de este criminal, que es abusador, tiene antecedentes que son claros. En 2013 abusó a una mujer, incapaz de resistirse, dentro de una ambulancia. Eso son los perfiles de ellos, analizan a sus víctimas”, explica la coronel, quien añade que descubrieron que Henao duró varios años como conductor de estos vehículos.
Llegada la noche, y al no recibir ninguna información, ni saber nada de Adriana, el esposo alertó a las autoridades. A las 8:51 p. m. del mismo día, en la esquina que los vecinos convirtieron en basurero, en la calle 41 Sur n.° 3A, y por donde pasaba Adriana todas las mañanas, fue encontrado por recicladores, entre bolsas, su cuerpo.

En 2013 abusó a una mujer, incapaz de resistirse, dentro de una ambulancia

“Cuando empezamos a hacer ese paso a paso de Adriana, a hablar con su familia, empezamos a buscar cámaras, más de 80 horas de video, en las que se ve segundo a segundo. No se pueden dejar pasar minutos sin examinar, porque ahí pueden ocurrir muchas cosas. Hay que revisarlo segundo a segundo con personal experto”, afirmó la oficial, que hizo el recorrido diario de Adriana, para determinar los hechos.
El rastro se perdía justo al frente de la tienda. Pero unas imágenes que están bajo cadena de custodia, porque son parte vital de la investigación, mostrarían cómo este hombre, de 30 años de edad, empuja hacia su negocio a la mujer de 45 años.

Una mujer trabajadora

“Básicamente era una mujer trabajadora, honrada, responsable en sus labores, dedicada a su trabajo, su familia, a salir adelante. Ella pensaba continuar sus estudios para ver si, en algún momento, más adelante, podía conseguir un mejor empleo para mejorar la calidad de vida de la familia”, le dijo a EL TIEMPO un familiar, quien asegura que lo ocurrido no fue un homicidio, sino un feminicidio.
Adriana Aponte, de 45 años de edad, fue asesinada el pasado 27 de mayo en la localidad de San Cristóbal, en el suroriente de la ciudad.

Adriana Aponte, de 45 años de edad, fue asesinada el pasado 27 de mayo en la localidad de San Cristóbal, en el suroriente de la ciudad.

Foto:Foto: archivo familiar.

Ella era técnica en administración, soñaba con hacerse profesional. Antes de trabajar en Compensar, lo hizo en restaurantes como Jennos Pizza y Creppes. En uno de estos conoció a su futuro esposo.
Su familia es unida. Recuerdan sus allegados que era ella quien organizaba los planes, quien lideraba los juegos, quien estaba al tanto de todos. Siempre preocupada por los suyos. Si hubiera pasado algo, una amenaza, un comentario, una agresión, sin duda ella lo habría comunicado. Pero todo venía sin sobresaltos.
En las cámaras de seguridad, la coronel Gómez y sus hombres, investigadores del grupo de homicidios de la Sijín de la Mebog, también observaron, el mismo día de la desaparición, a un sujeto que a las 7:35 de la noche caminaba con unas bolsas de basura por la misma cuadra por donde circulaba todos los días Adriana. Lo siguieron hasta la esquina del basurero, donde arrojó su carga, y luego lo perdieron de vista.
“Empezamos a hacer un trabajo de vecindario y lo hicimos por todas las cuadras, un trabajo juicioso, profesional. Nuestro deber era hacerlo. Lo individualizamos, conocimos su nombre, y al tener sus datos, dentro de nuestras labores de investigación, vimos que tenía antecedentes de acceso carnal”.
Se le solicitó a la Fiscalía autorización para interceptar su línea telefónica, y posteriormente, con la evidencia recolectada en esos seguimientos, los videos de las cámaras de seguridad, los testimonios, los antecedentes, pidieron una orden de allanamiento.
Tenían que determinar que el asesinato había ocurrido en esa tienda. Para hacerlo, la coronel dispuso de un equipo especializado en estos casos y se dirigió al lugar de los hechos. La idea era aplicar un químico denominado Bluestar por todo el lugar, buscando algún rastro de sangre.
“Es un líquido que se esparce, como un atomizador, eso sí, tiene que ser en la noche, totalmente oscuro. No puede haber una sola luz. Se sueltan unos destellos con unas cámaras e inmediatamente ahí el químico muestra un fluorescente cuando hay trazas de que hubo sangre. Él lavó, pero así usted lave, trate de arrancar, eso siempre queda impregnado, y el químico inmediatamente lo hace evidente”, afirma la coronel Gómez.
Todo se hizo claro. Allí ocurrió el asesinato de Adriana. Uno de los dos congeladores de la tienda, que tenía una abolladura en un costado, fue el sitio que más fluorescencia marcó. Un golpe mortal. En el lugar también encontraron unos guantes.
Las evidencias fueron tan contundentes que el juez no dudó en enviar a prisión a Harold Steven Henao, quien no aceptó los cargos que le imputan.
“Eso es normal en ellos. No son conscientes. Es un perfil criminal, esos abusadores de ese tipo son así, ellos muchas veces actúan de esa manera, son como depravados, enfermos”, comenta uno de los investigadores.
Para este caso, los investigadores de la Sijín de la Mebog aplicaron el plan piloto con fiscales con exclusividad para homicidios de la Seccional Bogotá de la Fiscalía, lo que permite una línea directa e inmediata entre los detectives de la Policía y el fiscal asignado al caso. El sospechoso fue capturado y enviado a prisión el pasado lunes 8 de junio.
“Uno puede estar en la escena del delito, y uno llama al fiscal, le comenta, ‘estoy encontrando esto, oriénteme’, hay una comunicación permanente que es la que también definitivamente fue decisiva”, concluye la oficial.
La familia ahora espera que haya justicia, y lamentan que una persona con los antecedentes del presunto asesino estuviera por ahí. “Es difícil aceptar que una persona con antecedentes así esté libre, si se sabía que había hecho eso. Debieron haber tenido más cuidado o tenerlo vigilado o algo, porque, obviamente, como les he dicho a muchas personas, el que es no deja de ser. No soy nadie para juzgar, pero el tema es así”, lamentó un familiar.
Ahora la angustia de sus cercanos es que no han podido dar cristiana sepultura a Adriana. Las investigaciones son complejas y toman tiempo. En la noche de este jueves no les habían informado ni cuándo ni dónde reclamar su cadáver.
ÓSCAR MURILLO MOJICA
BOGOTÁ
EL TIEMPO
Óscar Murillo
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