La política para combatir el crimen y el delito también pasa por los centros de reclusión penitenciaria y la eficiencia en la justicia. Se estima que en Colombia hay alrededor de 175.000 presos, 13 % están en los centros penitenciarios y carcelarios de Bogotá, operados por el Inpec. Esto es el equivalente a 22.412 personas privadas de la libertad de las cuales el 34 % aún no han sido judicializadas.
Al analizar el perfil de la población carcelaria de la ciudad, se encuentra que por cada mujer hay 6 hombres y que 7 de cada 20 reclusos son jóvenes entre 18 a 29 años.
Menos del 7 % de los reclusos cuenta con estudios profesionales, técnicos o tecnológicos. Esto podría significar que a mayor nivel educativo menor probabilidad que se cometa un delito.
Además se evidencia que de todos los delitos por los cuales se condena o sindica una persona, 5 delitos concentran más del 65 % de los casos: hurto, homicidios, fabricación o porte de estupefacientes, porte de armas de fuego y concierto para delinquir. Los resultados son más interesantes por sexo. Los hombres concentran más los delitos de hurto y homicidios, mientras las mujeres tráfico, fabricación o porte de estupefacientes seguido del hurto.
Esta información es clave para mejorar los modelos de intervención y prevención del delito según sexo, edad y tipo de delito. También es fundamental evaluar el impacto que tienen las cárceles en relación con la rehabilitación y resocialización del delincuente. Debates que no se pueden pasar por alto en las ciudades.