"Ya me cansé de que no respeten la memoria de mi hija. Yo también tengo información relevante del pasado de Paul Naranjo". Nidia Romero, la mamá de Ana María Castro, la joven de 21 años que murió el pasado 5 de marzo de 2020 luego de departir con unos amigos en unos bares de la calle 116, en el norte de Bogotá, asegura que Paul Naranjo, uno de los principales sindicados de la muerte de la mujer, ya estuvo involucrado en otro asesinato.
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Señaló que todo ocurrió cuando el joven tenía entre 16 y 17 años. La víctima sería un hombre que, presuntamente, se habría metido con una pareja sentimental del sindicado y que por este delito habría estado recluido en la Escuela de Formación integral El Redentor el el Sur de Bogotá. También señaló que tiene una imágen fotografica que así lo comprobaría.
EL TIEMPO habló con el abogado de Naranjo, John Cadena, quien dijo que hubo unos hechos que ocurrieron en la infancia del fotógrafo pero que no interfieren para nada en el caso por la muerte de la joven Ana María Castro y que, en todo caso, está prohibido indagar en el pasado de un menor de edad.
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Por su parte, Romero dijo que fue un hombre quien la contactó para decirle que ella tenía esa información y que no quiso darla a conocer hasta que no tuvo pruebas en sus manos. "Él mató con un arma de fuego a un pretendiente de una pareja que él tenía".
Otro testigo dijo que lo conoció en El Redentor y que Naranjo le había dicho que, en efecto, estaba implicado en un caso de asesinato. Por su parte la familia de Paul Naranjo dijo que eso no es cierto y que es una acusación injusta. Insisten en que el joven es completamente inocente de lo que se le acusa.
La primera impresión al ver a Paul Naranjo es la de un joven de familia que escalaba de a pocos en su profesión de fotógrafo y que decía trabajar con modelos, tener renombre dentro de este círculo.
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Tiene 28 años y cuando se le entrevistó contó que era muy apegado a su mamá y a su hermana. También que era muy reconocido en el medio del modelaje y el protocolo y que solía trabajar también haciendo videos comerciales para pequeñas empresas.
Recordó que a Ana María Castro la había conocido en una fiesta en la Fonda La Chismosa de Cajicá seis meses antes de su muerte y que se hicieron muy amigos cuando le pidieron el favor de acercar a la joven a la ciudad de Bogotá. “Ese día intercambiamos números. Luego de un tiempo revisando mis contactos me acordé de ella y empezamos a hablar”. Al comienzo tuvieron una relación de amigos estrecha y luego algo más sentimental.
Pero hoy esa imagen de joven de familia se transformó en la de un hombre que tendrá que responderle a la justicia por el presunto feminicidio de una mujer y además cargar con un segundo lastre que es el de estar involucrado en otro asesinato.
REDACCIÓN BOGOTÁ
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