“Las lesiones presentadas por la señorita Ana María Castro no son compatibles con una golpiza sufrida dentro de un vehículo, sino a lesiones de alta energía, con un patrón de impacto derecho, que probablemente se generaron de forma simultánea al haber sido embestida por un segundo vehículo que no ha contemplado la Fiscalía”, esa fue la principal conclusión a la que llegó Alejandro Cuenca Berdugo, médico de la Universidad de los Andes y residente de Cirugía General de la Universidad CES, llamado por el abogado de Paul Naranjo, John Cadena.
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También tiene un patrón de localización conjunta, lo que hace muy probable que se hubieran generado por el mismo traumatismo.
Para el experto la lesión que causó la muerte fue la del cráneo. “Muy difícilmente podría haber sido causada con un golpe dado por un ser humano”. Llegó a esta conclusión luego de revisar la historia clínica, la necropsia médico-legal, la reconstrucción de la escena, los videos existentes, las declaraciones de testigos, el informe de física forense, entre otros documentos existentes dentro del proceso.
Explicó, además, que la joven presentaba contusiones frontales y temporales izquierdas. “Estas lesiones hemorrágicas se derivaron del golpe del lado derecho, por un mecanismo de ‘golpe-contragolpe’ que consiste en el rebote del cerebro a nivel de la cavidad craneal posterior a un traumatismo”.
Los hematomas presentados a nivel orbitario pueden ser explicados por la gran fractura de base de cráneo. “En estos casos el sangrado que se genera dentro del cráneo se puede desplazar y acumular a nivel de las estructuras faciales dando así paso ala aparición de signos de ojos de mapache’ ”.
A nivel del tórax, mostró, la víctima presentó fracturas costales derechas que comprometían de la segunda hasta la sexta costilla derechas. “También tiene un patrón de localización conjunta, lo que hace muy probable que se hubieran generado por el mismo traumatismo”, explicó Cuenca.
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Esta lesión pudo haberse presentado de forma simultánea con la lesión a nivel del tórax y del cráneo.
Otra lesión grave en el cuerpo de la joven es la del hígado. “Esta lesión pudo haberse presentado de forma simultánea con la lesión a nivel del tórax y del cráneo”, añade.
Finalmente, se evidencia una contusión en la rodilla derecha, edema y hematoma que, según el médico, explica un traumatismo que completaría el patrón de lesión del lado derecho del cuerpo de Castro.
Teniendo en cuenta las evidencias recogidas por la Fiscalía y el CTI, así como los relatos y las descripciones de los testigos presenciales, el médico establece cuál fue la posición y localización del cuerpo de Ana María sobre el asfalto de la calle 80. “El cuerpo de Ana María se encontraba en la mitad del carril externo derecho, a una distancia de metro y medio del andén. No hay evidencia de que esta posición hubiera sido modificada por arrastre o por interacción con terceros”.
Finalmente, según Cuenca, gracias al video obtenido en las cámaras de seguridad, se puede establecer que la camioneta Kia Sportage en la que se movilizaban Paul Naranjo, Julián Ortegón, Mateo Reyes y Ana María Castro se estacionó en el carril externo derecho de la calzada de la calle 80 de Bogotá. Se evidencian dos vehículos que la adelantan sobre el carril medial, por lo que hubiera sido físicamente imposible que estos hubieran pasado en caso de que la camioneta Kia Sportage no se encontrara sobre el carril derecho. “Al contrastar la posición de la camioneta, con respecto a la posición en la que encontró el cuerpo de Ana María, se puede concluir que el cuerpo no pudo ser lanzado desde la puerta derecha del automotor. Hay que considerar otras posibles explicaciones a sus lesiones”.
Luego de las declaraciones de este médico, la Fiscalía le formuló varias preguntas para corroborar su experiencia como perito.
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El siguiente en hablar fue el físico forense Miller Julián Vargas Bautista. Con base en su experticia, calculó las velocidades de dos vehículos que pasaron por el lugar de los hechos inmediatamente después de que ocurrió la tragedia.
Uno de ellos es un Sedan blanco que transitaba, según su informe, a unos 38,77 kilómetros por hora y tras pasar por el lugar acelera su marcha a unos 40 kilómetros por hora.
El segundo vehículo es una aerován que transitaba por el sector a unos 24,4 kilómetros por horas y desacelera tras pasar por el sector marchando entre 18 y 23 kilómetros por hora. “Quienes iban manejando estos dos vehículos deben ser ubicados y llamados a declarar”, dijo el abogado John Cadena.

Esta imagen muestra una guía con las partes del cuerpo de Ana María Castro que sufrieron algún tipo de lesión durante la noche de su muerte.
EL TIEMPO
Durante la última audiencia nuevamente fueron llamados a declarar Daniel Alejandro Vega Novoa, quien el 5 de marzo de 2020 iba manejando un Spark negro y quien se sostiene en su versión. “Yo iba por el carril central a unos 40 kilómetros por hora. Vi una camioneta que se ladeó un poco y desde el cual vi que salió disparada una chica. Tal como cayó quedó”. Ratifica que vio a Mateo, quien apareció de su lado derecho y que luego llamó a la línea 123. “Él se le metía a todos los carros”. Dijo que grabó un video, pero que este se le perdió cuando le robaron el celular.
Finalmente, en la audiencia compareció Alexánder Forero, el motociclista que habría llegado de primeras al lugar de los hechos. Él es ingeniero biomédico. Ese día se dirigía hacia su apartamento. “En el camino se me atravesó un hombre y me dio miedo porque pensé que me iba a robar. Tenía camisa negra y barba”.
También vio a Castro en el suelo. “Paré frente a una tienda Jumbo y desde ahí llamé a la línea 123”.
Luego se devolvió al sitio en contravía. “Ya había aglomeración de carros y Mateo seguía tirándose a los carros y muy borracho”.
CAROL MALAVER
SUBEDITORA BOGOTÁ
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