Paul Naranjo y Julián Valente Ortegón Mosquera fueron condenados por la muerte de la joven Ana María Castro, de 21 años, que ocurrió el pasado 5 de marzo de 2020. La juez 42 penal del circuito ratificó el delito de feminicidio agravado. La pena establecida es de 41 años.
Luego de esta diligencia, los abogados de la defensa apelarán. “No estoy de acuerdo con esta decisión. Se desconocieron pruebas fundamentales como el video de la Chatarrería Tolima, en el que claramente se demuestra que Naranjo dejó a Mateo y a Ana María vivos sobre la calle 80”, dijo John Cadena, abogado para ese entonces de Naranjo. Ahora será su nuevo abogado, Camilo Alfonso González, el encargado de liderar los recursos de apelación.
El recurso de apelación se debe resolver en la Sala Penal del Tribunal Superior de Bogotá. “Confirmada la condena llevaremos el proceso a la Corte Suprema de Justicia. Eso ya sería el próximo año”, dijo Gilberto Rondón, el abogado de Julián Ortegón.
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Durante la última audiencia, la jueza explicó de forma detallada cuáles fueron sus argumentos para decidir la sentencia condenatoria. En primera instancia le dio total credibilidad al testimonio de Daniel Vega Novoa, uno de los testigos más importantes del caso y quien aseguró durante las audiencias que cuando conducía su carro Spark rumbo hacia su casa vio el momento en el que la joven fue expulsada de la camioneta, propiedad de la familia de Naranjo.
De la misma forma, la jueza aceptó como prueba el testimonio de Mateo Reyes, quien la noche de la muerte de Castro estaba dentro del vehículo del que habría sido expulsada violentamente. Pese a que este testigo siempre fue contradictorio en sus declaraciones y hasta se determinó que sufrió de amnesia, se consideró una declaración en la que dijo acordarse de que a la joven la habrían golpeado dentro del vehículo y luego lanzado del mismo.
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Otras razones que pesaron en la decisión de la jueza fueron unos audios en los que Naranjo trata de forma despectiva a Castro, cuando durante una llamada telefónica en la que se hablaba de la ubicación del teléfono de la víctima este la trata de perra. “Hay suficientes evidencias que demuestran que Paul y Ana María sí tenían una relación sentimental y que sí hubo manifestaciones de celos antes de que ocurriera la muerte de la joven de 21 años de edad”.
Argumentos de la defensaPara los abogados de la defensa, John Cadena, en su momento, y Gilberto Rondón, es inadmisible que no se hubieran tomado en cuenta los resultados de la necropsia y de los informes de los peritos, tanto los que fueron llevados como testigos por la Fiscalía como los que fueron por parte de la defensa de los acusados.
“Las lesiones presentadas por la señorita Ana María Castro no son compatibles con una golpiza sufrida dentro de un vehículo, sino a lesiones de alta energía, con un patrón de impacto derecho, que probablemente se generaron de forma simultánea al haber sido embestida por un segundo vehículo que no ha contemplado la Fiscalía”, esa fue la principal conclusión a la que llegó Alejandro Cuenca Berdugo, médico de la Universidad de los Andes y residente de cirugía general de la Universidad CES, llamado por el abogado de Paul Naranjo, John Cadena.
Para el experto, la lesión que causó la muerte fue la del cráneo. “Muy difícilmente podría haber sido causada con un golpe dado por un ser humano”.
Señaló, además, que la joven presentaba contusiones frontales y temporales izquierdas. “Estas lesiones hemorrágicas se derivaron del golpe del lado derecho, por un mecanismo de ‘golpe-contragolpe’, que consiste en el rebote del cerebro a nivel de la cavidad craneal posterior a un traumatismo”.
Los hematomas presentados a nivel orbitario pueden ser explicados, dijo, por la gran fractura de base de cráneo. “En estos casos, el sangrado que se genera dentro del cráneo se puede desplazar y acumular a nivel de las estructuras faciales, dando así paso a la aparición de signos de ‘ojos de mapache’ ”.
A nivel del tórax, mostró, la víctima presentó fracturas costales derechas que comprometían de la segunda a la sexta costilla derechas. “También tiene un patrón de localización conjunta, lo que hace muy probable que se hubieran generado por el mismo traumatismo”, explicó Cuenca.
Otra lesión grave en el cuerpo de la joven es la del hígado. “Esta lesión pudo haberse presentado de forma simultánea con la del tórax y el cráneo”, añade. Finalmente, se evidencia una contusión en la rodilla derecha, edema y hematoma que, según el médico, explica un traumatismo que completaría el patrón de lesión del lado derecho del cuerpo de Castro.
Sin embargo, la jueza consideró que las lesiones en el cuerpo de la joven sí pudieron ser causadas por una caída violenta.
El testimonio de Daniel Alejandro Vega Novoa fue clave para que la jueza tomara la decisión de condenar a Paul Naranjo y a Julián Ortegón por el delito de feminicidio agravado. Sorprendió en una audiencia con sus declaraciones.
Estudió cocina en el Sena, pero, para el momento de los hechos, debido a la crisis por la pandemia, se encontraba trabajando como conductor de una aplicación para movilizar personas desde carros particulares.
Dijo que ese 5 de marzo de 2020 se dirigía hacia su casa porque no le había salido ningún servicio. “Yo cogí por la calle 80. Iba en el carril central cuando vi que una camioneta hizo un movimiento brusco. Se abrió la puerta y cayó una mujer al piso. Ella quedó tal cual, en la vía”.
Él pensó que se trataba de gente borracha y dijo que mientras reaccionaba un joven apareció en escena por el lado derecho de su vehículo. “Me golpeó el carro y me pidió ayuda. Decía que venía en otro vehículo, que lo dejaron atrás y que a ella la habían botado”.
Aseguró que apenas vio que la joven cayó al asfalto, los conductores arrancaron rapidísimo. “Ella salió de cabeza”.
Vega también relató que quiso colaborar y que cuando vio a la joven ya se veía sangre rodar por el piso. “Ahí llamé a reportar todo en la línea 123”. Recordó que quien se presume era Mateo Reyes se veía bastante alterado y que cuando trató de parar unas ambulancias, estas no lo ayudaron. “Luego de que confirmaron la atención me fui para mi casa, no trabajé más. Lo único que sé es que apenas cae la chica, los conductores arrancan rapidísimo”.
“Yo vi que la camioneta hizo una especie de zigzag, que disminuyó su velocidad y luego que botaron a una joven de cabeza y tal cual quedó sobre la vía”.
Este mismo testimonio fue desestimado por los abogados de los condenados, pues para ellos perdió credibilidad en el momento en que se demuestra que la camioneta sí frenó.
REDACCIÓN BOGOTÁ
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