El sol todavía no ha salido por completo y en el parque El Virrey ya hay cuatro ciclistas preparándose para recorrer los 6,5 kilómetros que los separan de su meta: el alto de Patios, vía a La Calera.
A las 6:30 de la mañana comienzan su trayecto. Aquí no hay récords ni medallas, lo importante es que todo el equipo llegue a su destino, y sus únicas condecoraciones son un jugo con arepa y el placer de haber logrado completar una de las rutas más exigentes de la capital.
Quienes están detrás de todo esto son Jorge Malagón y Manuel Lancheros, dos diseñadores gráficos que hace siete años comenzaron a subir en sus ‘caballitos de acero’. A su colectivo lo nombraron la Escuelita de Patios.
“Lo que queremos es que la gente le tome amor a la bicicleta y se quite de la cabeza todos los mitos que hay sobre ella, como el miedo a la lluvia o el llegar sudados”, dijo Jorge.
Cuando el recorrido comienza formalmente, en la Circunvalar con transversal 5.ª, ya se empiezan a ver a otros ciclistas. Hay maglias rosa, como las del Giro de Italia, y maillots rojos y amarillos, como los de la Vuelta a España y el Tour de Francia, respectivamente.
Unos suben con bicis de 100.000 pesos y otros, con unas que cuestan varios millones de pesos. Sin embargo, esto no importa, pues hay quienes coronan el alto de Patios en 20 minutos y otros que tardan más de una hora.
“Siempre me voy de últimas con el que va más tranquilo, para estar pendiente de él y apoyarlo” dice Jorge mientras sube la empinada vía, que en su punto máximo tiene 11 grados de inclinación.
Para quienes ascienden, ver el peaje de Los Patios es la señal de que culminaron su hazaña, y en este momento se sienten como un Nairo, un Chaves o un Urán, todos unos líderes de montaña.
Esta rutina se repite los miércoles cada 15 días, a las 7 de la noche, cuando los integrantes se encuentran en el parque El Virrey.
BOGOTÁ
Comentar