Lena Aranda y Dallán Arévalo son dos amigas de la universidad que viven juntas y que el sábado 26 de septiembre, como siempre, decidieron salir a trotar por la carrera Novena. Les parece un sector tranquilo en donde no hay mucha gente.
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Lena cuenta que nació en Neiva y que llegó a la capital a estudiar Publicidad y Mercadeo en el Politécnico Gran Colombiano. “Mientras curso mi estudios trabajo para una empresa que está radicada en Medellín”.
Dallán Arévalo es bogotana y es periodista de la misma universidad. De hecho allá fue en donde se conocieron.
Justo cuando llegaban a las carrera Novena con calle 74 a eso de las 8:30 de la mañana vieron en camino a dos hombre de la empresa 472 que descargaban mercancías de un camión de encomiendas. “A uno de ellos, como de 40 años calculo yo, le pareció muy agradable decirnos: Así me gusta, perras”.
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A uno de ellos, como de 40 años calculo yo, le pareció muy agradable decirnos: Así me gusta, perras
Semejante improperio generó la reacción de Lena. “Mira, yo no sirvo para quedarme callada. Yo no agacho la cabeza. Le dije: ¿cómo fue que nos dijo? Y luego: claro cuando uno los enfrenta ahí sí no dicen nada. Luego seguimos nuestro camino”, contó.
Pero luego, cuando las mujeres siguieron su marcha volvieron a escuchar un murmullo por parte de los hombres. “Se emputó la perra”. Eso lo dijo el mismo sujeto de unos 40 años. Este irrespeto produjo la ira de Lena quien acepta que los volvió a enfrentar con vehemencia.
Cuando la joven reaccionó, el otro sujeto, el mayor, sacó del camión un cuchillo cocina para amenazar a las jóvenes. “Me lo puso en el rostro y yo le dije: póngamelo en el pecho”.
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Mientras eso pasaba el primer agresor seguía ofendiéndolas con toda clase de insultos y palabras obscenas. “Ahí sí me fui físicamente contra él. Dallán reaccionó para alejarme de él y evitar que los agrediera”.
Luego el hombre mayor decide sacar una especie de bastón cortado y arremete en contra de Dallan pegándole fuertemente en sus pierna izquierda. “Ella dice que el golpe fue tan duro que sintió ganas de vomitar”, contó Lena quien admitió que por la adrenalina del momento no sintió los golpes que le propinaron a ella.
En el momento de las disputa dos motociclistas y una mujer se acercaron a auxiliarlas. “Uno de ellos golpeó en la mano a uno de los atacantes y el otro agarró el bastón”.
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De esta magnitud fueron los golpes que recibieron las mujeres.
Archivo particular
Ellos las tranquilizaron diciéndoles que habían sido testigos de todo y que ya habían avisado al cuadrante de la avenida Chile. “También nos ayudó una mujer de nuestra edad. Ella les decía a los tipos que eran unos gamines, que cómo se les ocurrió agredir así a una mujer”.
Rápidamente la policía arribó al lugar de los hechos y capturó a los dos atacantes luego de escuchar la versión de los testigos. “Ahí fue cuando caí en cuenta de los golpes que yo tenía en mi cuerpo. Quedé impactada”.
Uno de los hombres del camión fue capaz de decir que solía sacar el cuchillo cuando lo iban a atracar. “No había nada más que hacer. Nos fuimos a ponerles una denuncia formal. A ellos los esposaron y se los llevaron del CAI a la URI de Paloquemao”, contó Lena.
En la Unidad de Reacción Inmediata (URI) las atendió un investigador de la Fiscalía General de la Nación quien les hizo una pregunta que no entendieron muy bien: ¿Cuánto cuestan sus golpes? , refiriéndose a si querían llegar a una conciliación, como muchas veces, dijo, se resuelven estos casos. “Nosotras les dijimos que no queríamos dinero sino respeto, escarmiento, aprendizaje y unas disculpas públicas”, contó Lena.
Luego de la diligencia arribaron al Instituto Nacional de Medicina Legal. “Es un trámite muy engorroso. Cuando llegamos había unas siete mujeres golpeadas de forma brutal y se veían muy afectadas, a todas las mandaron a psicología del riesgo”.
Aunque, dicen, los funcionarios fueron respetuosos el trámite es muy sistemático y muchas veces atendido por hombres. “Había solo cuatro hombres en la tarea. Nos preguntábamos si una mujer que acaba de ser agredida por un hombre se siente bien de contarle sus historias a un hombre. Me imaginaba un situación de violencia sexual”. A Lena le dieron 15 días de incapacidad y a Dallán 10. “Yo tenía seis golpes en mi cuerpo”.
Hoy solo saben que ya cursa una denuncia penal en la Fiscalía General de la Nación y que la empresa en dónde trabajan inició una investigación administrativa. “Ellos nos mandaron un comunicado pero hasta el momento no nos han llamado”.
Los daños psicológicos continúan. Al comienzo no querían salir de su casa pero luego decidieron hacer su denuncia pública, primero a su círculo familiar y de amigos y luego en las redes sociales y los medios de comunicación. “Teníamos dos opciones, dejar que todo pasara o enfrentar la situación. Decidimos impulsar a otras mujeres a que no tengan miedo y denuncien los malos tratos de los hombres”, dijo Lena.
Van a apoyar los proyectos que cursan en el congreso para castigar los malos tratos verbales de los que son víctimas las mujeres en las calles. “Si no hay ley no hay castigo. Estamos cansadas de que nos digan cosas que no queremos escuchar de gente que no conocemos”.
El caso ya fue conocido en la Secretaría de la Mujer. “Ya nos comunicamos con las mujeres víctimas de esta agresión y esperamos a que acepten el acompañamiento de la estrategia de justicia de género”, dijeron funcionarios de la entidad.
Solo este año, de marzo a septiembre de 2020, la Línea Púrpura ha recibido 23.645 llamadas de mujeres víctimas de toda clase de violencias, la mayoría por intrafamiliar.
La empresa emitió un comunicado a las jóvenes en la que expresa: En atención a los hechos que se reportan por parte de una ciudadana, por medio de la red social Instagram y los cuales consistieron en haber sido víctimas de agresiones físicas y verbales por parte de nuestros trabajadores contratados a través de una proveedor externo de servidores postales nacional CA informamos a la ciudadana que Servicios Postales Nacional S.A rechaza cualquier tipo de violencia en contra de las personas y las políticas de la entidad son de cero tolerancia ante la violencia física y psicológica.
Dijeron que ya se inició una investigación administrativa interna con el fin de aclarar lo sucedido y tomar las medidas a las que haya lugar. “Se solicitó al contratista separar inmediatamente de sus funciones con SPN 472 a las personas involucradas con estos hechos”.
CAROL MALAVER
Subeditora de la sección Bogotá
Escríbanos si usted ha sido víctima de la violencia contra la mujer a carmal@eltiempo.com
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