El Distrito y los operadores de los buses del SITP firmaron un otrosí en la Procuraduría General de la Nación. Este documento cambiará las condiciones del contrato inicial entre esas dos partes, para salvar el servicio de transporte zonal de Bogotá.
Mejorar las rutas, aumentar la seguridad con la implementación de cámaras de seguridad, disminuir los tiempos de los trayectos y las esperas, son algunos de los principales objetivos de esta nueva negociación. A su vez, la iniciativa habilitará la chatarrización de 2.500 buses que serán reemplazados por articulados eléctricos.
El costo de este salvamento será de 1.7 billones de pesos. De acuerdo a lo estipulado, el dinero provendrá del cobro por estacionamiento regulado en la vía pública, del pago voluntario por libre circulación en la ciudad y otro porcentaje corresponderá a las multas de tránsito.
En otras palabras, esto no generará ningún aumento en la tarifa del transporte azul y los capitalinos empezarían a beneficiarse dentro de los próximos seis meses.
Por el contrario, habrá incentivos para los operadores según los kilómetros recorridos y la cantidad de pasajeros que usen el servicio.
“Como las concesiones se adjudicaron desde el 2010 hasta el 2036, no hay cambio de plazo, pero hay una inyección de recursos importantes para garantizar la sostenibilidad de las concesiones y la mejora en la calidad del servicio”, explicó María Consuelo Araújo, gerente de Transmilenio.
La siguiente semana, las dos partes publicarán los prepliegos para la licitación de las zonas en las que el STIP dejó de operar a causa de la quiebra de los operadores COOBUS y EGOBUS.
Se espera que la nueva flota de buses azules ingrese al sistema en el primer semestre del 2020.