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Bogotá

‘Ricardo fue mi terapeuta callejero’

Ricardo Acosta  fue víctima de un grave accidente de tránsito que ocurrió el jueves 13 de agosto. Se estrelló con un bus de servicio público en la calle 127 con carrera 89.

Ricardo Acosta fue víctima de un grave accidente de tránsito que ocurrió el jueves 13 de agosto. Se estrelló con un bus de servicio público en la calle 127 con carrera 89.

Foto:Archivo particular

La conmovedora carta de una joven que se despide de domiciliario que murió en accidente.

Carol Malaver
La joven Laura Marcenaro Vitery cuenta su historia con Ricardo Acosta, el domiciliario y vendedor de tintos que perdió esta semana la vida en un accidente de tránsito. Esta es su sentida carta que quiso compartir con EL TIEMPO para rendirle un homenaje a este hombre tan querido por todos sus clientes: 
Hoy perdí a un gran, gran amigo.
Hace unos dos años, en medio de una tusa horrorosa, bajé a tomarme un tinto a la medianoche en la chaza de Ricardo Acosta, más conocido en el barrio como ‘barbas’.
Me dieron las cinco de la mañana frente a las luces verdes de un Carulla 24 horas, contándole a un recién conocido mi vida entera mientras se desvanecían los cigarrillos  pielroja y los últimos cafés con cunchos.
Sin darme cuenta, Ricardo se volvió mi confidente. Conoció todo de mí, las situaciones con mi familia, los tires y aflojes de la maternidad, mis intimidades y mis estados más sobrios, también los más tambaleantes.
Cada vez que regresaba a casa y eran más de las ocho de la noche sentía la obligación de sentarme un rato a charlar con él, aunque muchas veces no podía dirigirme palabra alguna porque vivía rodeado de clientes.
‘Barbas’ me cuidó y me acolitó cosas que le agradeceré toda la vida, fue mi terapeuta callejero. Mis últimos dos grandes amores hablaban con él con fluidez, sin saber que la agudeza intuitiva de mi amigo estaba siempre al acecho de revelar detalles que yo, desde mi ingenuidad, no lograba ver.
No hubo ñapas tan generosas ni charlas tan sinceras como las que tuve los últimos casi 24 meses gracias a ‘Barbas’. Sentada en la banca, al lado de su sombrilla y su carro, llegaban desde temprano hasta el amanecer, decenas de personas. Pude descubrir un barrio que desconocía.
Ricardo Acosta murió en un accidente de tránsito.

Ricardo Acosta murió en un accidente de tránsito.

Foto:Archivo particular

Charlé de la vida y sus azares con taxistas, repartidores de periódico, gente de estratosféricas riquezas, empleados de Rappi, recicladores y un sin fin de seres que se acercaban en círculo, casi sugiriendo que el dueño del puesto de comidas y cigarros era un fuego que había que rodear para mantenerse despierto y seguir la velada.
La pandemia me arrugó la valentía de poder acercarme desde hace un tiempo porque, como de costumbre, ni siquiera en circunstancias tan adversas a ‘barbitas’ lo abandonaban los clientes. Estos, en medio de la cuarentena, siguieron apoyándose en él sin omitir jornada para despejar el cansancio que deja la contingencia.
A veces me asomaba paseando con mi perra, sin advertirle de mi presencia, solo pasando para tener la certeza de que todo andaba bien. Él también me cuidaba en silencio cuando yo salía a la calle.
Pero mi mamá llegó hace una hora con bolsas en mano diciendo que algo extraño había pasado porque había velas puestas en las bancas de Carulla. Escribí de inmediato al WhatsApp de Ricardo y al no recibir respuesta, llamé. Me contestó una mujer llorando, supe entonces que era verdad. Al preguntar si podía hablar con él, del otro lado respondieron: "señorita, murió esta mañana en un accidente".

Ricardo murió en un accidente de tránsito

Ricardo Acosta no era solo un domiciliario o un comerciante, era una persona querida por sus clientes, sus familiares y sus amigos, y por eso la noticia de su muerte sumió en la tristeza a todas estas personas.
Durante la pandemia se estaba desempeñando como domiciliario de Rappi y en esa actividad fue víctima de un grave accidente de tránsito que ocurrió el jueves 13 de agosto. Se estrelló con un bus de servicio público en la calle 127 con carrera 89, en el sector de Calatrava.
Ricardo solo tenía 42 años y su muerte llegó cuando se desplazaba en su motocicleta, con la cual laboraba como domiciliario. Era su sustento en estas épocas de crisis.
Richi, como era conocido por sus familiares y amigos, colisionó con un bus de servicio público, y estos hechos todavía están siendo investigados. Aún no se determina quién tuvo la responsabilidad en el siniestro.
Este hombre trabajaba día y noche. En la mañana recorriendo la ciudad y en la noche vendía tintos hasta la madrugada. Sus clientes dicen que era de los que regalaba si algún conductor no tenía cómo comprarle, a pesar de que sus recursos eran escasos.
En la noche de ese jueves, con una 'velatón' y una ofrenda floral, le rindieron un sentido homenaje en la calle 116 con carrera 15. Allí lo vieron durante 15 años con su puesto de tintos.
Las honras fúnebres de Ricardo se realizarán el próximo domingo 16 de agosto. Deja siete hijas solas con su madre.

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REDACCIÓN BOGOTÁ
Escríbanos a carmal@eltiempo.com 
Carol Malaver
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