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Bocas

Spike Lee, las vidas negras importan

Foto:Netflix

Ningún artista más indicado para hablar de racismo en EE. UU. que el director de cine Spike Lee.

Mauricio Silva
Spike Lee es probablemente el director que con mayor vehemencia ha combatido el racismo en Estados Unidos y que, con mayor tenacidad, ha retratado ese mal que, para él, es endémico en su país.
Sus inolvidables títulos Haz lo correcto (1989), Jungle Fever (1991), Malcolm X (1992), Chi-Raq (2015) y BlacKkKlansman (2018), por nombrar algunos, más que filmes sociales son profundos retratos de la comunidad afroestadounidense, todos enmarcados en momentos definitivos de la lucha por los derechos humanos en EE. UU. En otras palabras, su raza ha sido su bandera.
Incluso, el nombre de su legendaria productora, 40 Acres & A Mule, lleva en sí mismo un mensaje antirracista: la historia dice que, tras la supresión de la esclavitud en 1865, en el estado de Georgia decidieron distribuir entre los antiguos esclavos lotes de 40 acres de tierra y una mula. Así que ese ha sido su derrotero.
En estos días en los que Estados Unidos de América vive una profunda división política y social, Lee ha regresado con un trabajo tan explosivo como pertinente: Da 5 Bloods. Incluso, como si fuera una respuesta al gobierno de Donald Trump, esa película deja ver que su activismo se ha acrecentado aún más, gracias a que arranca y termina con claros pronunciamientos del movimiento internacional BLM, Black Lives Matter (las vidas negras importan).
La película cuenta la historia de cuatro veteranos de guerra afroestadounidenses (los actores Delroy Lindo, Clarke Peters, Isiah Whitlock Jr. y Norm Lewis) que regresan a Vietnam en busca de los restos de su líder de escuadrón caído en combate (Chadwick Boseman). Pero hay algo más, ellos vuelven tras la promesa de desenterrar un tesoro que en tiempos de guerra habían escondido.
“La guerra de Vietnam fue la primera guerra que se televisó en los hogares estadounidenses, y recuerdo haberlo visto todo, y entender lo que sucedía, aunque era muy joven como para no ser reclutado”, dice el director de 63 años de edad. “Y, de hecho, todo lo que está sucediendo hoy me recuerda mucho lo que sucedió en ese entonces. Negros, latinos, blancos, todos juntos marchaban saliendo a las calles. Me recuerda mis años más jóvenes, cuando vi cómo la gente se rompía las caras a golpes en la Convención Nacional Demócrata de 1968 y gritaban: ‘Todo el mundo está mirando. El mundo nos mira’”.
Y tiene razón. De la misma manera que Estados Unidos sufre una enorme crisis provocada por una pandemia mortal, la covid-19, las protestas a nivel nacional, sumadas a las respuestas policiales violentas –gasolina del movimiento BLM–, el mundo entero, efectivamente, al igual que en 1968, mira con asombro a un país en ebullición.
Da 5 Bloods, su largometraje número 25, habla de la desigualdad negra a través del espejo de la guerra de Vietnam. “No hay duda de que esta película quiere poner en entredicho a todos aquellos que quieren definir lo que son los ‘verdaderos estadounidenses’. ¿Qué significa eso? Pues hoy día la gente se pelea en Twitter como perros y gatos tratando de definirlo, mientras otros están protestando realmente en las calles exigiendo cambios por causas justas –dice Lee–. Parece que los Estados Unidos de América están al borde del abismo. Pero me da esperanza ver por todo el país a mis hermanos y hermanas blancos que están en las calles uniéndose a sus hermanos y hermanas negros y morenos. Y en muchos casos, estas manifestaciones se realizan en lugares donde no hay personas negras ni de color, y eso es esperanzador, parecido al mensaje que quise dar con Da 5 Bloods”.
Apodado en su infancia por su madre como ‘Spike’, el notable director, productor y escritor –nacido en Atlanta, Georgia, el 20 de marzo de 1957, pero criado y desarrollado como artista en Nueva York–, ya tiene una carrera audiovisual enorme. Su casa productora, 40 Acres & A Mule Filmworks, ha producido más de 50 películas, cortos y documentales para cine y televisión, desde 1983. Su ópera prima, She’s Gotta Have It, lanzada en 1986, fue un gran éxito comercial. En 1989, recibió su primera nominación al Óscar de la Academia por el guion original de Do the Right Thing (Haz lo correcto), y su documental 4 Little Girls, sobre el asesinato de cuatro niñas afrodescendientes, fue nominado a mejor documental al Óscar en 1997.
Películas de la talla de Jungle Fever, Malcolm X, He Got Game, Inside Man y más recientemente BlacKkKlansman –con la que ganó el Óscar a mejor guion en el 2018–, más que grandes historias modernas, son tremendos retratos sobre las relaciones raciales, el crimen urbano, el juego de los medios de comunicación y la pobreza de la comunidad negra. Y el mensaje siempre ha sido muy claro: Las vidas negras importan.

Foto:Netflix

Sus películas siempre han generado controversia. ¿De dónde proviene su particular narrativa?
Indudablemente, de mi madre. Mi madre tuvo una gran influencia en mí. A mi padre no le gustaban las películas, él era músico de jazz, no quería ni siquiera ir a ver obras de Broadway. Él era un purista del jazz. Pero a mi mamá sí le encantaban las películas. Entonces, en lugar de ir sola al cine, ella me llevaba, al igual que a mis tres hermanos, pero a mí con más frecuencia. Entonces mi madre me acercó a las artes a una edad muy temprana, y siempre le agradeceré eso.
¿Y cuál fue el legado de su padre?
¡Ah, pues el gusto por la música! Mi padre tocaba en todas partes. Fue bajista de Bob Dylan, Odetta, Peter, Paul & Mary, Judy Collins, Josh White, todos ellos. ¿Alguna vez escuchaste esa canción Puff the Magic Dragon? Ese es mi padre tocando el bajo en esa canción, con esa famosa acústica. Igual, siempre olvido el álbum de Bob Dylan en que todas las canciones del álbum son mi padre en el bajo y Bob Dylan en la guitarra. Siempre me olvido del álbum, ¡ahhh! Pero sí, crecí en un hogar muy artístico, aunque de joven, realmente yo lo que quería era jugar béisbol.
Como todos los niños…
Exactamente, entonces todo esto sobre el amor a las películas vino sucediendo ya algo tarde. Pero ahora puedo ver que las semillas fueron plantadas: ya sabes, cuando era un niño pequeño, las semillas fueron las películas que mi madre me llevó ver, a las que yo no quería ir.
Usted también es padre de dos jóvenes, Satchel y Jackson. ¿Cree que ven a Estados Unidos de manera diferente a como lo vio en su juventud?
¡Oh, sí! Quiero decir, mis hijos no vieron el asesinato de Malcolm X o de Robert F. Kennedy. No vieron los chorros de mangueras de bomberos lanzados a protestantes y los perros salvajes soltados a los ciudadanos de Birmingham. Yo vi esas cosas cuando crecí. Nací en 1957, así que esas cosas que se leen en los libros de historia, algunas las vi y las viví. Entonces, sí, es muy diferente ahora, en cuanto a que yo crecí durante el movimiento de derechos civiles y también en la guerra de Vietnam. Quiero decir, si naciste en el 57, lo viste todo. Toda la revolución sexual, las drogas, la guerra de Vietnam, como dije antes, el movimiento de derechos civiles, todo eso. Ahora ellos están viviendo otras turbulencias que claramente no son menos interesantes a las de ese entonces.
En su cine, usted toca temas que otros temen tratar. ¿De dónde viene eso?
Todo lo que soy es realmente un producto de mis padres y mis abuelos. Y siempre nos animaron en nuestra casa, no solo a mí, sino a mis hermanos también, a decir lo que pensamos y no tener miedo de decir lo que uno piensa. Entonces, simplemente, solo lo he trasladado a mis producciones.
Tras estos tiempos inciertos, entre una pandemia, la lucha social por la justicia y la igualdad ante la violencia policial, los 40 millones de desempleados, ¿cuál es su mirada frente a todas estas diferentes crisis que estamos viviendo?
Bueno, siempre he sido optimista. De hecho, creo que Do the Right Thing es una película muy optimista, que hice hace 31 años. Y sigue vigente. Miras el asesinato de Eric Garner o de George Floyd y tienes que preguntarte cuánto han cambiado las cosas. No mucho, pero van cambiando. Entonces quiero decir que mi mentalidad es el día a día, y tenemos que tomarlo así.

Lo que me da optimismo es ver a la joven generación blanca que se nos ha unido en las calles. Ha sido muy, pero muy alentador para mí que no son solo personas negras o de piel oscura en la lucha

¿La historia, entonces, se repetirá de nuevo o ve alguna esperanza por algún cambio concreto en las cosas?
Bueno, la historia ha sido cíclica siempre. La historia siempre se ha repetido. Y lo que me da optimismo es ver a la joven generación blanca que se nos ha unido en las calles. Ha sido muy, pero muy alentador para mí que no son solo personas negras o de piel oscura en la lucha. También son nuestras hermanas y hermanos blancos, lo que viste en el movimiento de los derechos civiles, y así se repite la historia, lo que vi cuando era niño. Lo estoy viendo de nuevo hoy. Por eso una historia como Da 5 Bloods, que es de una guerra que terminó hace 45 años, sigue siendo vigente hoy.
Para muchos, ha sido genial poder ver la película en casa durante la pandemia, ¿ese fue su plan original?
No completamente. Los planes cambiaron para todos en este planeta [risas]. El plan original era que se viera en el cine, efectivamente.
Pero en una plataforma de streaming ha llegado a muchas más personas de forma inmediata. ¿Que piensa sobre eso?
Dios trabaja de maneras misteriosas. Esto no fue planeado. El plan era que yo iba a ser el presidente del jurado en Cannes este año y el estreno mundial de Da 5 Bloods sería allí, fuera de competencia. Ese era el plan. Y después de eso obtendríamos un circuito teatral en salas de cine como Scorsese lo tuvo con El irlandés. Pero llegó una cosa llamada covid-19 que cambió los planes.

Foto:Netflix

¿Cómo fue filmar en el sureste de Asia y Tailandia, cómo fue esa experiencia?
La mañana después de ganar el Óscar por BlacKkKlansman, ya me estaba montado en un avión con destino a Tailandia. Filmamos la mayoría de la película en Tailandia, Chiang-Mai, Bangkok, entre otros lugares, y terminamos en la ciudad de Ho Chi Minh, anteriormente conocida como Saigón, en Vietnam. Fue una de las experiencias más divertidas e informativas de mi vida. Porque en lo que respecta a Oriente, solo había estado en Japón, eso fue todo. Esta fue mi primera vez en Tailandia, la primera vez en Vietnam, y el elenco, el equipo, la gente nos recibió con los brazos abiertos, fue hermoso. Aunque hacía demasiado calor [risas]. Y fue algo que tuvimos que apresurarnos porque estábamos tratando de ponernos al frente de la temporada del monzón. Pero en Tailandia, hay muchos días en los que tuvimos la peor contaminación del mundo porque los agricultores queman sus cultivos en esa época. Pero estábamos listos para eso, así que fue una gran experiencia y espero volver.
Usted siempre ha hecho películas sobre sujetos que se mostraron a través de los prismas de la experiencia negra y han logrado trascender las líneas de color con la audiencia. ¿Se ha sentido comprendido por el público o cree que hay películas que no fueron entendidas?
He hecho varias películas que la gente no entendió. La gente no supo captar 25th Hour cuando salió, pero se volvió a descubrir con el tiempo. Igual, la gente no se conectó con Bamboozled cuando salió. Y también Do the Right Thing, que es un clásico, aun cuando me acusaron de incitar disturbios. Hubo críticos a diestra y siniestra que dijeron que la sangre estaba en mis manos debido a dicha película, pero como lo dice el título, hice lo correcto.
Algo interesante en Da 5 Bloods es ver a una persona negra que políticamente es afín y seguidor de Donald Trump. ¿Por qué lo hizo?
Bueno, a él no lo llamo por su nombre, lo llamo Agente Naranja. Y el juego de palabras concuerda cuando está en una película de la guerra de Vietnam. Entonces, Kevin Willmott, mi coguionista, sintió que esto sería algo bueno, pensamos qué sería lo más extremo que podríamos hacer para poner entre estos cuatro tipos, porque no son todos iguales, tienen puntos de vista diferentes. Y automáticamente supe que tenía que poner a uno como seguidor del Agente Naranja. También, eso sería un atajo para que la audiencia entienda en qué tipo de trauma ha estado el personaje desde la guerra de Vietnam. Y de otras maneras, él es casi como un personaje trágico de Shakespeare también. Y tengo que destacar mi admiración a Delroy Lindo, porque hizo lo suyo con ese personaje.
Usted ha dicho que la fundación de los Estados Unidos es inmoral porque se basa en el genocidio y el robo de tierras. Ha hablado de estas cosas por 40 años e indirectamente toca el tema en su película. ¿Qué ha cambiado en su perspectiva hacia Estados Unidos y hacia esta situación hoy?
Bueno, así está la cosa, sí ha habido cambios, eso es innegable. ¿Pero qué cambios fundamentales han sucedido si los negros todavía son asesinados en este país donde, para agregar sal a la herida, sus asesinos caminan libres? ¿Cuántos policías han matado a personas inocentes, la mayoría negras y latinas, y no son juzgados? La lista es larga en este país y es una evidencia de cómo ha sido construida esta sociedad.

¿Pero qué cambios fundamentales han sucedido si los negros todavía son asesinados en este país, donde, para agregar sal a la herida, sus asesinos caminan libres?

En ese sentido, ¿siente que el arte ha tenido la capacidad de ayudar a cambiar los corazones y las mentes de las personas?
Creo que el arte puede cambiar el mundo. Creo ciegamente en eso, e iré a mi tumba creyendo eso. Ahora, ¿hasta qué grado de cambio? Eso es debatible. Muchas veces a los negros se les pregunta cómo podemos acabar con el racismo. Y eso depende de cada uno de nosotros, y por eso soy optimista, porque veo personas de todas las edades y una generación de jóvenes blancos, latinos, asiáticos que han salido a las calles como lo hicieron en la década del 60, cuando yo estaba creciendo. Nunca he visto, desde los años 60, el enorme flujo de personas blancas justas como las que han salido hoy a las calles a protestar por equidad social. Y no los llamo disturbios, los llamo levantamientos. La palabra disturbios es una palabra muy negativa y fácil de tergiversar; así que tengamos cuidado, las palabras importan. Cuando leo la lista de estos levantamientos en los Estados Unidos de América, por ejemplo, Salt Lake City, ¿cuántas personas negras hay en Salt Lake City?, ¿cuántas personas negras hay en Des Moines, Iowa? Así que estamos viendo, creo, un número sin precedentes de estadounidenses blancos que están diciendo, disculpa mi lenguaje, ¡que se joda todo esto, esta mierda tiene que parar!, porque las vidas negras importan.
Mucha gente desea volver al cine tras esta pandemia. ¿Recuerda una película que le cambió la vida, o fue el comienzo de ese cambio junto a sus amigos o amigas?
En ese momento no tenía novia. ¡Se llamaba Sally Mae! [risas]. Estoy bromeando. Empecé a ir al cine a una edad muy temprana, porque mi madre era cinéfila, como dije antes. Pero me gradué de Morehouse, en 1979, para luego ir a mi primer año en la NYU Graduate Film School en otoño de ese año. Y tuve la suerte de obtener una pasantía ese verano en Columbia Pictures en Los Ángeles. Era la primera vez que había estado en Los Ángeles. Y allá estaba en la primera proyección, a las 12 del mediodía, para ver Apocalypse Now en el Cinerama Dome en Sunset Boulevard. Ya había sido admitido en la escuela de cine, pero esa es una de las mejores experiencias que he tenido en un cine, desde la fotografía de Storaro hasta el sonido de Walter Murch. Quiero decir que estaba en el cine, seguía escuchando helicópteros y me preguntaba ¿de dónde vienen estos helicópteros? [risas]. Entonces, por eso es que hay dos homenajes a Apocalypse Now en mi película Da 5 Bloods.
¿Por qué sintió que era hora de abordar las repercusiones de la guerra de Vietnam en este momento de su vida artística?
Primero fue que los guionistas originales, Danny Bilson y Paul De Meo, escribieron el guion que se llamaba The Last Tour y se trataba de cuatro veteranos blancos de Vietnam que regresan a Vietnam para encontrar un tesoro enterrado. Lloyd Levin, mi coproductor, eligió el guion y se lo llevó a Oliver Stone. Después de dos años, Oliver Stone sintió que no podía hacerlo. Lloyd Levin leyó un artículo donde mencioné mi amor por la película El tesoro de Sierra Madre, y tuve una reunión con mi coescritor, Kevin Willmott, y dijimos que queríamos hacerlo. Pero queríamos cambiarlo y hacer que fueran veteranos negros de Vietnam. Y esa es la historia.
¿Hay algo que tenga por desarrollar cinematográficamente?
Sí, claro. Eso me recuerda cuando leí un artículo de Akira Kurosawa, la última entrevista que hizo, en la que el entrevistador le preguntó: “Sr. Kurosawa, usted es uno de los mejores cineastas de todos los tiempos, un maestro, ¿hay algo más que tenga que aprender sobre cine?”. Y Kurosawa, quien es mi héroe, dijo que, aunque era su última película: “Todavía tengo un universo para aprender del cine”. Él decía eso cuando yo estaba en la escuela de cine. Eso realmente lo tomé en serio, que el aprendizaje nunca se detiene. Y a medida que me he vuelto más viejo, más maduro y hábil con el oficio de hacer cine, se ha vuelto más y más como el platillo ‘gumbo’ de Nueva Orleans, pero sin el cerdo y la carne roja, que no como [risas]. Mira esta película, tienes la narrativa, tienes el material de archivo, las fotografías, la música, son un montón de cosas que ponemos en la olla y ponemos la olla en la estufa. Pero lo que pasa es que incluso después de sacar la olla de la estufa, todavía tiene que hervir a fuego lento para que se mezclen los jugos. Por eso ahora estoy haciendo cosas que no hacía antes.

Foto:Netflix

Y como profesor de cine, ¿qué es lo que más enfatiza en sus clases?
He sido profesor de la Universidad de Nueva York por más de 20 años, y siempre les he dicho a mis alumnos que el director tiene que estar delante de la audiencia. Uno no puede tener una película donde la audiencia sabe qué va a pasar antes de que suceda o lo adivine muy fácilmente. Simplemente no es bueno para una película, y el factor sorpresa es clave.
¿Algún director a quien admire en especial?
Me gusta mucho el estilo de Christopher Nolan. Su forma de dirigir es buena y tengo bastantes expectativas con lo que va a mostrarnos con su película Tenet.
Su activismo es igualmente reconocido como su carrera cinematográfica. ¿Puede hablar sobre el proyecto 1619 y su relación con ese tema?
Bueno, no tuve nada que ver con el Proyecto 1619 en cuanto a su desarrollo. Es un gran trabajo con iniciativa de The New York Times en el que se enmarca una fecha histórica trascendental para reconocer. Y eso, en agosto del 2019, marcó el 400 aniversario del primer barco de esclavos que llegó a Jamestown, Virginia. Como saben por mis películas, soy un estudiante de historia y creo que es un punto de referencia que debería reconocerse y por eso he ayudado a difundirlo.
¿Usted se considera un líder?
Esa es una pregunta difícil. Un líder es alguien que puede hacer que la gente lo siga por una causa noble. No hay que confundir eso con el Agente Naranja, como llamo al que está en la Casa Blanca. Porque a menos que seas sordo, tonto y ciego, no vas a seguir a nadie. Sé que hay varios casos en la historia en los que ese no es el caso. Pero un líder tiene que mostrar confianza para poder tomar una decisión idónea. Y no como si pensaran en ello durante 20 años antes de decir algo. Eso no es un líder.
Usted también sigue las noticias mundiales. ¿Qué más le asombra de la inestabilidad global?
Bueno, creo que es muy importante que las personas vean lo que sucede en Estados Unidos, pero lo que es más importante es que miren lo que ocurre en su propio país. Porque los Estados Unidos de América no es el único país que tiene problemas raciales y sociales. Lo que ese tipo, el presidente de Brasil, está haciendo en su país, es tan malo como lo que hace el Agente Naranja. Así que creo que podrías mirar a los Estados Unidos, pero también es muy importante ver lo que pasa donde vives.
¿Cuál es el mayor cambio que se debe hacer a corto plazo para retomar el rumbo en esta crisis que vive Estados Unidos?
Tenemos que registrarnos y salir a votar. El Agente Naranja tiene que irse. Creo que si este tipo gana de nuevo, el mundo estará en peligro. No solo los Estados Unidos de América, sino todo el mundo.
MARIO AMAYA
REVISTA BOCAS
EDICIÓN 97 JULIO-AGOSTO 2020
Mauricio Silva
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