¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo baxulaft@gmai.com no ha sido verificado. VERIFICAR CORREO

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí.

Bocas

Rami Malek, más allá de Freddie Mercury

Rami Malek es un actor californiano de ascendencia egipcia que alcanzó la proyección internacional por series como Mr. Robot o la película Bohemian Rhapsody.

Rami Malek es un actor californiano de ascendencia egipcia que alcanzó la proyección internacional por series como Mr. Robot o la película Bohemian Rhapsody.

Foto:20th Century Fox

BOCAS conversó con el actor que interpretó a la leyenda del rock en la película Bohemian Rhapsody

Diana Estrella
En pleno rodaje de Bohemian Rhapsody –la película biográfica sobre el fallecido cantante Freddie Mercury–, le avisaron que tenía que aparecer en escena vistiendo unos leggins de lentejuelas que poco dejaban a la imaginación. Entonces, de la nada, entró en crisis.
Rami Malek, el celebrado actor que se metió en la ropa del líder de la banda Queen, pensó que no iba a poder interpretar esa secuencia por cuenta de una extraña incomodidad psicológica. “Sentía una vergüenza interna, a pesar de saber que solo era una interpretación. Pero me estaba costando afrontarlo”, dice. “Hasta que recordé a mi padre que una vez en mi infancia me dio un consejo: ‘Nunca desperdicies una oportunidad que te brinde la vida, menos aquí en Estados Unidos. Si tienes que hacer algo, a menos que fuera hacerle daño a una persona, hazlo, salta sin miedo al agua, trata de hacer algo especial con tu vida’. Y en ese momento no pude pensar en nada más especial que contar la historia de este hombre, Freddie Mercury, y hacer lo que hago para ganarme la vida como actor”.
Y tal cual. El consejo de su padre funcionó a las mil maravillas. Malek saltó a un mar profundo y logró sumergirse, a fondo, en la esencia de Freddie Mercury, tanto en lo humano como en lo artístico. “Lo creas o no, estaba tan preocupado por ese atuendo tan revelador, ese leotardo con lentejuelas, plateado, que al final del rodaje le pregunté al diseñador de vestuario si era posible hacerme este mismo traje pero de otra manera. Y lo hizo, esta vez de color rojo rubí” [risas].
A sus 37 años, el actor californiano de origen egipcio saborea las mieles de la fama y la fortuna. Su representación como Mercury –más allá de las disímiles críticas a favor y en contra que recibió la película– se convirtió en el suceso cinematográfico del 2018. Sin embargo, no fue un golpe de suerte. En realidad, fue el fruto de largos años en la actuación. Una historia artística que empezó en la niñez: “Siempre sentí de niño que si no hacía algo con esas voces que escuchaba en mi cabeza, tendría un futuro difícil de alguna manera. Hasta pensé que sufría de una enfermedad mental”.
Fue la sensación cinematográfica del 2018, por su papel como Freddie Mercury.

Fue la sensación cinematográfica del 2018, por su papel como Freddie Mercury.

Foto:20th Century Fox

Las voces a las que se refiere son, en realidad, las de los personajes que en su niñez se inventó, las que lo hacían sentir que no era siempre Rami. “Se me ocurrían ideas para crear personajes que venían de algún lugar. Yo estaba listo para correr y compartirlas, pero nunca sentí que pudiera compartir eso sin que alguien dijera: ‘¿Está todo bien?’”.
Así que el primer coqueteo de Rami con la actuación vino a los 13 años de edad. “Mis padres eran inmigrantes de primera generación que vinieron de Egipto y crecí en un entorno en el que ellos vinieron a Estados Unidos, buscando el sueño americano. Y eso para ellos significaba que sus hijos serían médicos y abogados. Pero una parte de mí se sentía diferente. Me encontraba creando voces y utilizando mi imaginación, y tuve que dejarles saber eso desde temprano. Una vez, hice una lectura dramática frente a mis padres en la escuela secundaria. Fue muy importante para mí haberme transformado en otra persona frente a ellos. Hubo un momento en el que me conecté con mis padres de una manera como nunca antes había sucedido. Fue muy conmovedor porque ellos pudieron ver que algo más estaba sucediendo con su hijo. Entonces pensé: ‘¡Vaya!, hay algo muy especial en lo que acaba de suceder aquí, y si puedo vivir de ese sentimiento, entonces sí, me gustaría seguir haciendo eso por el resto de mi vida’. Y aquí estoy”.
Rami Said Malek nació en Los Ángeles, California, el 12 de mayo de 1981, en el seno de una familia egipcia de fe cristiana (copta ortodoxa). Asistió al Notre Dame High School, en Sherman Oaks, donde se graduó en 1999. Allí, compartió clases de teatro con la actriz Kirsten Dunst. Luego, en el 2003, se graduó en la Universidad de Evansville, Indiana, con una licenciatura en bellas artes.
Inmediatamente sacó su cartón universitario, logró algunos pequeños trabajos teatrales antes de debutar en la televisión estadounidense como Andy en Gilmore Girls (2004). Más adelante, Malek participó en el drama criminal sobrenatural Medium (2005) y apareció como el insurgente iraquí Hassan en el controvertido drama de guerra Over There. Ese mismo año, antes de asumir el papel de un chico gay en La guerra en casa (2006), Malek adoptó un acento inglés para interpretar al faraón Ahkmenrah, en la exitosa saga de Night At The Museum. Luego, en 2009, logró matizar su curioso personaje en la secuela Battle Of The Smithsonian.

Siempre sentí de niño que si no hacía algo con esas voces que escuchaba en mi cabeza, tendría un futuro difícil de alguna manera. Hasta pensé que sufría de una enfermedad mental.

Tras una actuación de tres episodios como el terrorista suicida egipcio-estadounidense Marcos Al-Zacar, en la octava temporada de la serie 24, Malek fue elogiado por su desempeño como el moralmente ambiguo cabo Merriell Shelton en la miniserie de HBO The Pacific (2010), donde llamó la atención del productor ejecutivo Tom Hanks, quien lo seleccionó como el incauto estudiante universitario Steve Dibiasi en su segundo esfuerzo como director en Larry Crowne (2011).
Después de participar como el asesino en serie Webb Porter, en un episodio de Alcatraz, Malek incorporó a su filmografía el papel de un oficial de guardia en Battleship (2012). Luego, ganó una nueva base de seguidores después de que fue elegido como el vampiro alfa Benjamin en The Twilight Saga: Breaking Dawn - Part 2 (2012) e interpretó al recién reclutado trabajador de cuidado de crianza Nate en el drama independiente aclamado por la crítica Short Term 12 (2013). Más adelante, apareció como el secuestrador de Joe Douchett, Doo Doo Brown, en el remake de Spike Lee del éxito coreano Oldboy (2013).
Pero el rol que lo hizo ampliamente conocido fue el de Elliot Alderson en la aclamada serie psicológica de televisión Mr. Robot, por la que ganó el Critics’ Choice Award y el premio Emmy. Gracias a su tremenda actuación, en este seriado de cuatro temporadas –comenzó en el 2015 e irá hasta el 2019–, también ha recibido la nominación al Globo de Oro, Screen Actors Guild Award y las nominaciones a los Premios TCA.
En septiembre del 2016, apareció en Malter, la primera película para la pantalla grande en la que Malek tuvo un rol protagónico. Luego, coprotagonizó con Charlie Hunnam un remake contemporáneo de la película Papillon (1973), con su estreno en septiembre de 2017, en el Festival Internacional de Cine de Toronto.
Pero todo se sacudió con un estruendo inesperado cuando apareció en las salas de cine del mundo haciendo las veces del legendario líder de la banda Queen, Freddie Mercury, en Bohemian Rhapsody. La película tuvo un éxito inusitado, no solo por su “boca a boca” traducida en un taquillazo, sino porque, además, logró que la banda Queen se consolidara en el número uno de escuchas en Spotify, con más de 25’000.000 de oyentes en octubre y noviembre.
Entonces, la vida de Malek ya nunca fue ni será como antes.

Crecí yendo a una iglesia ortodoxa copta. No entendía del todo el idioma, pero podía cantar las canciones cuando era niño.

Uno de los aspectos más interesantes de Bohemian Rhapsody fue la lucha de Mercury por la elección artística, incluso dispuesto a alejarse de un jugoso contrato si no le parecía afín a su creatividad. ¿Cómo ha sido su relación con la elección artística?
Esa es una gran pregunta. Freddie tenía una gran convicción, fue desafiante en la forma en que nunca quiso dar su brazo a torcer en cuanto a su visión creativa. Y creo que eso proviene de alguien que está en su juventud, que lucha por descubrir su identidad y que está muy en conflicto con eso. Además, muy en conflicto con la idea de quién era, si se tiene en cuenta que era un joven inmigrante de orígenes humildes, en un nuevo país como Inglaterra. Entonces, tenía algo qué decir y, cuando tuvo la oportunidad de decirlo, lo hizo. Iba a ser ruidoso y él se lo diría directamente a la cara a mucha gente, con un contacto visual que abarcaría un estadio de cientos de miles. Y aquí, ahora mismo, siento que cuando se presentó la oportunidad de hacer esto, de interpretarlo en esta película, tuve que decir que sí, porque ese es mi propio tipo de integridad artística, de decir que sí puedo hacer esto. Lo voy a hacer y voy a dar el ciento por ciento. Y eso hice de principio a fin, como lo hago con cualquier otro proyecto.
Es curioso que usted haya aceptado interpretar a Freddie Mercury en Bohemian Rhapsody, un personaje tan opuesto a Elliot en Mr. Robot, en términos de ser extrovertido e introvertido.
Es asombroso, porque descubrí de inmediato que eran personajes completamente diferentes. Pero la verdad del asunto es que Freddie era muy introvertido y la persona que ves en el escenario era alguien diferente, una persona en la que casi podría esconderse. Era un hombre al que le encantaba interpretar, hacer arte, pero ha habido muchos momentos en los que lo escuché hablar sobre su propia soledad, sobre esforzarse para que alguien lo amara, para encontrar el amor. Pero, atención, hay similitudes espeluznantes entre los dos. Pero eso sí, nunca verás a Elliot vistiendo un leotardo de lentejuelas. [Risas].
En su opinión, ¿qué hace que Queen sea tan especial y diferente a otras bandas?
Hay canciones de Queen que escuchas por primera vez y, por alguna razón, las memorizas instantáneamente. Y algunas de ellas se pueden ver como cantos muy simples, como We Will Rock You o We Are the Champions, pero resulta que esas son cosas que todos quieren decir. Y la capacidad para que las digamos al unísono es espectacular. Cuando miras un concierto de Queen, y escuchas a todos unificados cantando la misma canción, pensando en cualquier otro aspecto de sus vidas, quiénes son y de dónde vienen, entiendes que están contentos y revitalizados. Y eso es algo que es atemporal. Y esa libertad que existe en su música es atemporal.
¿Usted canta en la ducha las canciones de Mercury?
¿Quién no canta en la ducha? [risas]. Creo que todos cantamos en la ducha en algún momento, ¿no? Lo que sí puedo decir es que, creo, mi baile ha mejorado mucho. Después de la película, no tengo miedo de ir a la pista de baile. Y tal vez en la noche podría parecerme un poco más a Freddie Mercury. Pero eso no es solo lo que he aprendido de él. Las cosas que aprendí sobre lo que estaba haciendo Freddie a puertas cerradas, para las personas necesitadas, eran fascinantes. Aprendí mucho de un ser humano y, si puedo emularlo de alguna manera, fuera de la pantalla, será un regalo para mí.
Hablemos de su personaje en Mr. Robot, su otro éxito desbordado como actor. Su personaje tiene que lidiar con muchas voces internas. ¿Son voces parecidas a las que dice oía en su niñez cuando quería crear personajes?
Pienso que todos tenemos en algún punto alguna voz que nos habla, y eso es natural. Pero, desafortunadamente, creo que desde la perspectiva de Elliot es diferente y eso ha hecho que se haya alejado de la sociedad de cierta manera. Él no tiene las conversaciones personales que todos tenemos, así que creo que su mente corre un poco más rápido y eso lo separa del resto de nosotros. Así que siempre escucha voces y las cuestiona. Voces que le dictan cómo actuar sobre situaciones, que no son propiamente como las voces que yo creaba de niño, que es más relacionado con la imaginación creativa.
En este tiempo en que ha interpretado a un hacker, ¿tiene algún conocimiento del tema?
Antes no tenía ninguna habilidad para hackear, pero me he sumergido en documentales y libros y me he sentado frente a un computador durante bastante tiempo. Desde esa perspectiva, Elliot tiene bastante poder. En un sentido, está sofocado por su incapacidad para tener interacciones sociales y, por otro lado, desde su apartamento de una sola habitación en el barrio chino de Nueva York, tiene la capacidad de acabar con las corporaciones multinacionales. Eso es aterrador y a la vez relevante y oportuno.
¿Qué tanto se ha sentido relacionado con Elliot?
Puedo relacionarme con Elliot en muchos niveles. A veces he estado muy enojado y muy solo. Como si estuviera fuera de la sociedad. He lidiado con una cierta cantidad de dolor en mi vida de la misma manera que Elliot ha estado sufriendo. No diría que estoy tan psicológicamente enfermo como él [risas]. Espero que no. Pero hay un idealismo, un narcisismo, un ego en él que muchas veces he sentido en mi propia vida.
¿Cuándo fue que sus padres empezaron a apoyarlo en la actuación?
Cuando empezaron a llegar los cheques, comenzaron a apoyarme [risas]. No, definitivamente fue un tiempo atrás. Ellos fueron pacientes. Hubo un momento increíble para mí en el que vivíamos todos juntos en un apartamento en Los Ángeles. Era algo pequeño y nos sentíamos apretados. Así que me la pasaba preparándome para lograr trabajo al llenar mi curriulum vitae y las fichas de castings sobre el piso de la sala. Lo hacía continuamente, día tras día. Así que recuerdo haber oído a mi padre que le dijo a mí madre, en árabe: “Es un joven muy perseverante”. Fue un momento muy importante para mí porque supe que tenía su reconocimiento y aprecio.
La fama mundial le llegó a los 37 años tras su impactante rol como el líder de la banda Queen, por el que ha sido unánimemente aclamado y por el que, seguramente, recibirá una nominación al Óscar a mejor actor.

La fama mundial le llegó a los 37 años tras su impactante rol como el líder de la banda Queen, por el que ha sido unánimemente aclamado y por el que, seguramente, recibirá una nominación al Óscar a mejor actor.

Foto:20th Century Fox

¿Qué clase de estudiante fue en la escuela y la universidad?
Siempre aspiré a la grandeza, pero bueno, no siempre lo logré [risas]. No fui el mejor estudiante, aunque intenté serlo. Me presioné y me encontré en todas mis clases escribiendo ensayos sin utilizar tanta información objetiva como debería. Siempre estaba buscando una forma alternativa de presentar mis pensamientos y muchos maestros me dijeron que no debía parar de hacer eso que estaba haciendo, porque pensaron que era muy diferente y que eso podría tener un efecto increíble más adelante en el camino, pero aun así me daban malas calificaciones [risas]. Me encantaba hacer debates como estudiante de secundaria. Una vez, cuando tuve que hacer una interpretación dramática con 10 páginas de un monólogo, dije: “Me encantaría simplemente representar esto sin leer las páginas”. Así que un día hice una obra de Charles Fuller llamada Zoo Man and the Sign y lo hice frente a mi mamá y mi papá. Recuerdo que la cara de mi papá se iluminó, así como la de mi mamá. Ellos me miraban fijamente diciendo: “¿Quién es ese tipo?” [Risas]. Entonces supe que sí podía hacer algo diferente. No siempre tenía que ser Rami. Luego pasé a actuar en la escuela secundaria y también en la universidad. Y creo que lo hice bien en la universidad.
¿Es cierto que tiene un hermano gemelo?
Sí, Sami es cuatro minutos menor que yo. También tengo una hermana mayor, Yasmine. Ella es una doctora de urgencias en Washington D.C. y mi hermano es un maestro de escuela. Él enseña inglés. Él es un profesor increíble y ella es una doctora fenomenal. Me siento bendecido con la familia que tengo.
Está claro que creció en una familia amorosa. ¿Cree que formará una familia en un futuro próximo?
Por supuesto que me encantaría tener una familia, pero no sé si estoy en el momento. El problema es que ahora mismo tengo mucho trabajo y no creo que me sienta listo para eso. Estoy muy casado con este oficio, tratando de perfeccionarlo hasta saber dónde estoy parado; por eso no me gustaría infectar a ningún tipo de relación con ese egoísmo mío. Pero, sí, algún día sí me gustaría tener hijos. Espero, eso sí, que se parezcan mucho a la madre. [Risas].
¿Tuvo la oportunidad de cambiar de identidad con su hermano en alguna ocasión?
Definitivamente hemos hecho algunas cosas muy malas [risas]. Él tuvo algunas amigas más lindas que yo en el pasado que yo deseé haber tenido y pudimos haber cambiado de ropa para jugar a ser el mismo novio en algún momento [risas]. Sin embargo, esos días han pasado, te lo aseguro. Yo diría que él también era más popular cuando era niño, su personalidad pudo haberse mostrado más en público mientras yo estaba más en mi cabeza. Ahora creo que me mira como si todo hubiera cambiado y se pregunta: “¿Qué pasó aquí?”. [Risas].
Ahora que ha llegado el éxito, ¿cómo lo ha afrontado y qué ha cambiado en su familia?
Supongo que para mí, que he luchado en este negocio durante tanto tiempo, no estaría mal vivir en un armario. Mi apartamento en Nueva York es pequeño y no tengo reparos con eso. No necesito mucho. No me importan los trajes elegantes ni los viajes. Además, la forma en que viajamos estos días es muy agradable. En cuanto a mi familia, solo cuido a la familia de una manera que en el pasado no pude. Yo no estaría aquí sin mi madre, así que, ¿por qué no tratar de ayudar y pagar algunas cosas? Ella es todo en este punto de mi vida.
Hay actores cuyo origen es el Medio Oriente que se quejan de que solo reciben papeles de terroristas o de malos del paseo, pero usted ha roto ese arquetipo. ¿Cómo afrontó ese obstáculo?
Uno de los primeros papeles que interpreté fue precisamente el de un terrorista, en la serie 24 [risas]. Después de interpretarlo, me dije a mí mismo que nunca iba a mantener una carrera artística así, es decir, que sabía que sería recompensado si me mantenía en esta línea, pero que no haría una carrera real. Así que le dije a mi agente que sabía que era fácil conseguir roles como este, pero que no los quería, que si llegaban, ya sabía que quería esos papeles lejos de mí. Y he sido increíblemente afortunado en el sentido de que, tras eso, conseguí un rol como infante de la Segunda Guerra Mundial de Luisiana, y del yerno de Philip Seymour Hoffman en la película The Master de Paul Thomas Anderson. Así que, de alguna manera, las cartas se repartieron hasta cierto punto y, ya sabes, cuando hablo con actores más jóvenes les digo: “Puedes elevarte más allá del estigma o encasillamiento en un rol”.
¿Qué tan cercano se siente a las costumbres y cultura egipcias?
Mucho. Mi madre y mi padre son ambos egipcios, aun cuando mi mamá tiene, además, algo de ascendencia griega. Pero claro que he visitado Egipto. La primera vez que fui, mirando por la ventana del avión, vi El Cairo y dije: “Parece una ciudad de un planeta diferente”. Es fascinante. Cuando aterricé, tomé un tren hasta una muy pequeña villa donde crecieron mi padre, mi abuelo y mi bisabuelo muy al sur del país llamado Esbit Falt Ouz. Mi primo, que entonces conocía por primera vez, me subió en la parte de atrás de su motocicleta y me llevó al sastre para medirme una galabeya, el vestido que usan los hombres en Egipto. Me lo tenían ya perfecto y le pregunté cómo sabía tan bien mis medidas, y él dice que yo solía tener el mismo tamaño que mi padre cuando tenía su edad. Eso me detuvo en seco y me abrió los ojos al resto del viaje, para sentir la historia y la tradición que mi familia tenía allí. Ahí supe que tenía una deuda conmigo mismo con respecto de conocer mis raíces.

Freddie [Mercury] tenía una gran convicción, fue desafiante en la forma en que nunca quiso dar su brazo a torcer en cuanto a su visión creativa.

Pero viniendo de una familia egipcia, ¿qué tipo de relación tuvo con la cultura de su familia en su vida diaria?
Muchísima información. Quiero decir, crecí en un hogar donde nuestro primer idioma era el árabe y mi familia estaba rodeada por un grupo de otras familias egipcias que emigraron aquí y se rodearon en esa comunidad. Creo que llegaron a Los Ángeles porque el clima era muy similar al de El Cairo. Así que crecí yendo a una iglesia ortodoxa copta. No entendía del todo el idioma, pero podía cantar las canciones cuando era niño. Estaba muy absorto con el tema a tal punto que, cuando era niño, lo único que quería era ir a ver a la familia de mi padre y de mi madre en Egipto, ver cómo era su mundo. Así que tuve la oportunidad de hacer eso varias veces. Y he podido seguir ese mundo y siempre he estado comprometido con mi familia y esa cultura. Y eso ha sido una gran parte de lo que soy. Así que siempre estoy involucrado con mi cultura y, claro, la política de allá. Solo leo y observo cómo evoluciona todo y espero un mejor día a día, un mejor futuro para Egipto, que es como mi segundo hogar.
¿Qué tanto usa las redes sociales?
No estoy en Facebook y uso muy poco las redes sociales. Prefiero tener una verdadera interacción física con las personas, de la manera que creo que Elliot, mi personaje en Mr. Robot, esperaría de mí. Vivimos en una sociedad en la que estamos mirando una pantalla y nos estamos escribiendo todos con una misma fuente. Estamos usando el mismo banco de emociones para comunicarnos los unos con los otros. Un guiño aquí, una cara sonriente allí. Estamos plagados de eso, así que trato de no estar en esas cosas. Y quiero correr la voz al respecto.
Sin embargo la forma en que nos comunicamos hoy nunca va a volver a ser igual que antes…
Hay que desconectarnos un poco de tanto bombardeo de información, volver a ser más humanos. Recuerdo que cuando estaba rodando The Pacific, con Tom Hanks, estaba en la parte más remota del desierto teniendo dificultades con el aspecto visceral de la guerra que estábamos creando desde una perspectiva cinematográfica. Recibí esta carta en el correo y estaba escrita a mano. Tom Hanks me dijo que la mirara, abrí lentamente el sobre y apareció un papel que parecía que era de los años 50 o 40. Era una carta escrita a máquina. Era una carta del mismo Tom, quien fue muy elogioso sobre mi trabajo. Estaba firmada por él y me dejó boquiabierto. Eso es algo que apreciaré por siempre. Al día siguiente salí a comprar una máquina de escribir Remington a la que le faltaban tres letras [risas]. Así que traté de responderle lo mejor posible y empezamos esta increíble correspondencia juntos. Cada vez esperaba con mayor ansia abrir esos sobres que, sé, había sellado con sus propios labios [risas]. Era muy emocionante recibir la carta de un héroe mío. No era algo que pudiera descartar tan fácilmente como sucede con un correo electrónico. Es algo para tener en cuenta; hay algo que apreciar y que se ha perdido hoy.
¿Quién le ayuda a mantener los pies sobre la tierra en este negocio del entretenimiento?
Mi familia, por supuesto. Lo ha hecho desde el principio. Y mis amigos también, que siempre me dicen quién soy. Crecí aquí en Los Ángeles y nunca abandoné el Valle de San Fernando. Siempre he tenido en cuenta de dónde soy. Todo el mundo me dice que no cambie y que intente no ser absorbido por este negocio. Pero no me preocupo por eso, porque creo que esa fue la forma en que me criaron: sé quién soy. Tengo una fuerte identidad. Y al final de cuentas, lo que me importa es mi familia y mis relaciones cercanas. No quisiera más adelante mirar atrás y decir que me preocupé tanto por mi trabajo que dejé a mis amigos y a mi familia en el camino. Eso es lo más importante. Ese es un ideal y un valor que no creo que vaya a perder nunca. ¡Ojalá!
Para cerrar, una pregunta que, creo, nos la hacemos todos: ¿le costó desprenderse del personaje de Mercury?
Pienso que cuando me alejo de un personaje, nunca lo voy a dejar del todo. Es la forma en que veo que Freddie y yo asumimos esto una vez. Es como cuando te estás despidiendo de alguien en el aeropuerto y sigues mirando por encima del hombro para asegurarte de que todavía están allí. Eso es algo que, espero, nunca se haya ido del todo. Y no creo que vaya a suceder.
POR MARIO AMAYA
REVISTA BOCAS
EDICIÓN 81 - DICIEMBRE 2018
Malek, más allá de Mercury.

Malek, más allá de Mercury.

Foto:Revista BOCAS

Diana Estrella
icono el tiempo

DESCARGA LA APP EL TIEMPO

Personaliza, descubre e informate.

Nuestro mundo

COlombiaInternacional
BOGOTÁMedellínCALIBARRANQUILLAMÁS CIUDADES
LATINOAMÉRICAVENEZUELAEEUU Y CANADÁEUROPAÁFRICAMEDIO ORIENTEASIAOTRAS REGIONES
horóscopo

Horóscopo

Encuentra acá todos los signos del zodiaco. Tenemos para ti consejos de amor, finanzas y muchas cosas más.

Crucigrama

Crucigrama

Pon a prueba tus conocimientos con el crucigrama de EL TIEMPO