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Bocas

Eusebio Unzué: "Nunca me gustaría tener como rival a Nairo Quintana"

El director del equipo de ciclismo Movistar Team junto a Nairo Quintana.

El director del equipo de ciclismo Movistar Team junto a Nairo Quintana.

Foto:Cortesía de Movistar Team.

Entrevistamos al director del equipo de ciclismo Movistar Team justo antes del Giro de Italia 2017.

Jose Jaramillo
Eusebio Unzué no recuerda cuál fue su primera bicicleta. De hecho, como él mismo lo reconoce, le cuesta poner el cuentakilómetros de su historia a cero. De lo que sí está seguro el mánager del Movistar Team es que comenzó a montar por necesidad, como el mismo Nairo Quintana, uno de los 28 corredores que dirige en el equipo profesional de ciclismo.
“Vivía en Orcoyen, cerca de Pamplona (España). Y fue a los 10 u 11 años cuando empecé a utilizar la bicicleta. Pedaleaba para ir y volver del colegio. Seis kilómetros de ida y seis kilómetros de vuelta”, cuenta en el hotel Bernat II, en Calella, donde se hospedan él y su equipo tras la primera etapa de la Volta a Catalunya 2017, carrera que este año forma parte del UCI World Tour, la élite del ciclismo a la que pertenece el Movistar Team.
En esa élite se mueve Unzué como pez en el agua. Un hombre de 62 años que, de la misma manera que se toma el tiempo para explicarles previamente los pormenores de las etapas a sus corredores en cualquier carrera –llámese Volta, Vuelta, Giro o Tour–, encuentra el espacio para retroceder en el calendario y revivir cómo se inició en el ciclismo juvenil.
Un verdadero “maestro” que hizo posibles y exitosas las carreras de varias leyendas del ciclismo contemporáneo, entre ellas la de Pedro “Perico” Delgado, ganador del Tour de Francia (1988) y de la Vuelta a España (1985 y 1989); la del mítico corredor Miguel Induraín, ganador del Tour de Francia durante cinco años consecutivos (1991 al 1995) y del Giro de Italia (1992 y 1993); y ahora la de un tal Nairo Quintana, ganador del Giro (2014) y de la Vuelta (2016).
El director del Movistar Team, Eusebio Unzué.

El director del Movistar Team, Eusebio Unzué.

Foto:Cortesía de Movistar Team.

Fue en los años setenta. El equipo español por excelencia era el KAS, Eddy Merckx –en el Molteni italiano– lo ganaba todo y era el ídolo de muchos, pero a Unzué le llamaba más la atención otro. Un ciclista mitad español, mitad francés y todo corazón, que corría en el BIC: “Sentía admiración por lo que Luis Ocaña hacía en la bicicleta”, rememora, y añade que por él comenzó a correr a los 15 años.
Enfatiza que montar en bici le producía satisfacción. Además veía que lo hacía bien y sentía mejorar. Pero también descubrió la capacidad de sacrificio que este deporte necesita y obliga para ser competitivo. Gracias a esos tres años de juvenil, que corrió de 1972 a 1974, supo de los esfuerzos inhumanos a los que lleva este deporte. Y, desde ahí, convirtió la imagen del ciclista y del ciclismo en una especie de ídolos permanentes.
“Fui un ciclista normalito –afirma–. Gané seis carreras. Corría en un equipo que se llamaba Club Irurzungo Nuevo Legarra y entendí que no tenía esa determinación. Eso mismo vio José Legarra, el propietario del equipo. Él fue el que me invitó a dejar la bicicleta y empezar a ayudar en el manejo. Fue una manera muy diplomática de decirme que no tenía para ser ciclista, pero sí como director. Sabía leer un poco las carreras, interpretaba bien todo lo que sucedía alrededor. Y la verdad es que no renuncié al consejo de Legarra y me presté para ello”.
Tras consolidarse como director deportivo fundó Abarca Sports, una sociedad deportiva para gestionar el equipo profesional en sus distintas denominaciones comerciales, en compañía del que considera su maestro en esta profesión, José Miguel Echávarri, con quien compartieron 28 años en Reynolds, Banesto, Ibanesto, Illes Balears y Caisse d’Epargne.

Nairo me lleva al pasado y me recuerda al mejor Lucho Herrera. Porque buenos escaladores ha habido siempre, pero que transmitan en la bicicleta esa sensación de facilidad, esos no los hay tantos.

Unzué es un enamorado del Tour de Francia, carrera que, con el Reynolds, corrió por primera vez en 1983, cuando aún tenía la edad de otros que iban en bicicleta: 28 años. “En ese Tour, con ‘Perico’ Delgado y Ángel Arroyo, tuvimos la suerte del novato. Nuestro coche era un viejo Peugeot 404. Miraba todo con deslumbramiento. En muchas ciudades dormíamos en colegios, casi todos los equipos juntos, con pocas duchas, en las habitaciones de los niños, o en salas y unas cortinas que nos servían de separación. Pero no nos importaba, era el Tour. Cosa inimaginable hoy en día”.
Con distintos maillots, Abarca Sports ha ganado muchas carreras. Sobresalen en su palmarés siete Tour de Francia: cinco de Miguel Induraín, uno de Pedro Delgado y otro de Óscar Pereiro. Pero quizás su mayor anécdota, y también derrota, fue la que sucedió con Delgado, en el Tour de 1989. El año anterior había ganado el maillot amarillo y esa vez partía como máximo favorito para repetir. La “Grand Départ” se hizo en Luxemburgo, con un prólogo. Y cuando los jueces lo llamaron para subir a la rampa de lanzamiento, Delgado no aparecía. Llegó tarde, varios minutos después de la hora programada para su salida, un tiempo que sumó en la clasificación general. La imagen de Echávarri gritando y gesticulando al lado de la rampa es histórica para el deporte español. Ese fue el Tour que Greg LeMond le ganó a Laurent Fignon por ocho segundos. “Eran otros tiempos. Perico nos explicó que salió a calentar las piernas por carreteras adyacentes y que no fue consciente del tiempo. Perdió más de dos minutos y, con ellos, sus aspiraciones al título”, apunta Unzué.
¿Cómo fue el comienzo con el Reynolds?
Cuando dejé de correr en el equipo de Irurzun, una empresa que se llamaba Reynolds, filial de la multinacional americana, fue la que nos dio, en el año 74, 100.000 pesetas. ¡Era el equivalente a 600 euros de ahora! Ese fue el presupuesto anual de nuestro equipo juvenil. Estuvimos en el 74 y 75 en la categoría júnior, con los chavales que habían sido mis compañeros. Luego, a partir del 76, en categoría amateur. Y ya, en el 80, subimos a profesional con corredores que teníamos en el equipo aficionado, reforzado con otros seis o siete experimentados de fuera. Éramos unos pardillos, pero con la llegada de José Miguel Echávarri, un hombre más experimentado, las cosas comenzaron a marchar.
En el 83, justo cuando Colombia participó por primera vez con un equipo aficionado, el Reynolds debutó en el Tour de Francia y España los consideró locos… ¿Por qué?
Porque en esos instantes se vivía una especie de decadencia. En los años 80, 81 y 82, los equipos españoles que habían ido, prácticamente terminaron con dos o tres corredores. Entonces se veía el Tour de Francia como un castigo. Sin embargo, José Miguel Echávarri apuntó todos los esfuerzos a participar. Viajamos y ya ese primer año fuimos capaces de hacer podium con Ángel Arroyo, que quedó segundo. Desde ese momento, esa carrera nos ha marcado la forma de hacer el perfil de nuestros corredores, la manera de marcar nuestros objetivos. Y, con ese patrón, es un poco lo que continuamos haciendo hasta hoy. Tratamos de captar corredores que disputen clasificaciones generales de carreras de una semana y de grandes vueltas. Y eso es lo que hemos venido haciendo durante este ciclo, con los Arroyo, los Perico, los Gorospe, los Miguel Induraín, los Bernard; luego, Olano, Zulle; después vino el ciclo de Mancebo, Pereiro y Valverde. Hasta llegar ahora a Nairo Quintana.
Samuel Cabrera fue el primer ciclista colombiano que corrió, bajo su mando, el Tour de Francia, en 1986.
El Sami, para nosotros, era como un complemento exótico, buscábamos la funcionalidad. Detrás de todos vuestros ciclistas siempre ha habido un perfil de escalador que, a su vez, para nosotros siempre ha sido vital. Además de una aportación de ese humor que tenéis los colombianos, que a mí particularmente siempre me ha hecho sentir bien, es muy gracioso. Tenéis esa especie de ver el mundo de una manera muy particular, de sorna, de matiz final, muy vuestro. Siempre ha habido una conexión que ha hecho que pocos años falte en nuestro equipo un corredor colombiano.
Entonces el gran ciclista colombiano era Luis “Lucho” Herrera. ¿En su momento se interesó Reynolds en ficharlo?
No. Nuestro perfil de líder lo teníamos de alguna manera resuelto. Época Ángel Arroyo, época “Perico” Delgado, luego llegó Miguel Induraín. Por lo cual, a lo que recurríamos era a un perfil de corredor colombiano de gran gregario. Ese hombre, exquisito en montaña, que fuera capaz de estar veinte minutos llevándote al líder, con esa capacidad de sufrimiento y de poner un ritmo que se ajustara a los intereses del equipo. En aquellos momentos, tener un colombiano con ese talento era garantizar el trabajo, con la seguridad de que te lo iba a hacer y bien hecho.
Miguel Indurain, ganador del Tour de Francia durante cinco años consecutivos (1992 a 1995) y del Giro de Italia (1992 y 1993).

Miguel Indurain, ganador del Tour de Francia durante cinco años consecutivos (1992 a 1995) y del Giro de Italia (1992 y 1993).

Foto:AFP

Una pregunta al viento. Siendo muy chico, como aficionado al ciclismo, siempre tuve el pensamiento de que, con Reynolds, Herrera hubiera ganado el Giro de Italia o el Tour de Francia. ¿Comparte esa idea retrospectiva?
No me atrevería a decirlo. Quizás “Lucho” Herrera, con nosotros, hubiera podido tener un palmarés más grande, no lo voy a negar. Él dejó en el ciclismo una impronta única. Esa facilidad con la que él se movía encima de la bicicleta en montaña, ¡era un espectáculo! Responder esa pregunta es difícil. A veces, cuando veo a Nairo, me lleva al pasado y me recuerda al mejor Herrera. Porque buenos escaladores ha habido siempre, pero que trasmitan encima de la bicicleta esa sensación de facilidad, esos no los hay tantos. La gente gesticula encima de la bicicleta y, cuando estás al límite, recurres a cualquier gesto que te pueda aportar algo de mejora. Sin embargo, ves a Lucho, como Nairo, ir para arriba y es como una nota musical sin ruido. Puro silencio.
Por Reynolds pasaron Ómar “el Zorro” Hernández y Abelardo Rondón, pero también han estado en sus equipos William Palacio, Rigoberto Urán, Marlon Pérez, Mauricio Soler… ¿Qué recuerda de ellos?
Cada uno fue importante en su momento. Diría que en particular, salvo Marlon Pérez, todos los demás, fueron grandes escaladores. Me quedé muy frustrado porque con Mauricio [Soler] tenía el convencimiento de que podíamos hacer cosas muy grandes. Tenía condiciones, estoy seguro de que hubieran llegado, pero desgraciadamente en el ciclismo también aparece la mala suerte y nos apartó esa opción… [Soler se accidentó en una terrible caída en la Vuelta a Suiza de 2011, hecho que lo hizo abandonar el ciclismo profesional]. De los demás… Abelardo Rondón, lo recuerdo como uno de los gregarios más seguros que hemos tenido: un chaval que, cuando vino con nosotros, ya era de mentalidad muy europea; era un hombre al que jamás se le conocían días malos y siempre creí que era el modelo de corredor ideal para ponerle el paso a Miguel Induraín. Abelardo cumplió con una serie de requerimientos que lo impulsaron como todo un gregario estrella, por eso se lo llevaron al Gatorade, para ayudar a Gianni Bugno. De Ómar Hernández y William Palacio te puedo decir que ellos eran hombres más espectaculares, de hacerte cosas más especiales, fueron hombres valiosos.
¿Cómo se interesaron en Nairo Quintana? ¿Cómo se logra el contacto y cuál fue su primera impresión del ciclista?
La primera vez que lo vi fue aquí, en una Volta a Catalunya, cuando estaba con el equipo Boyacá es para Vivirla. Vino muy niño, con 18 años, ganó la montaña. Me dije: “Vaya crío prematuro, fuera de lo habitual”. Luego le vi hacer una Subida a Urkiola, cosa que me llevó a pensar: “Esto ya no puede ser más que por culpa de mucha calidad”. Al año siguiente ganó el Tour del Porvenir. Ya antes, el amigo Vicente Belda me había dicho: “Eusebio, estate preparado, vas a ver, este chaval va a ganar el Porvenir, no tiene nada que ver con lo que estamos acostumbrados. Es un tío de muchísima calidad”, y así ocurrió. A partir de ahí, ya tuvimos nuestra primera conversación, luego dimos el paso por colaboración de Luisa Fernanda Ríos, que era la gerente del Colombia es Pasión. Ellos me permitieron que viniese al año siguiente con nosotros. A partir de ahí todo ha sido crecimiento. Desde el primer momento, cuando empiezas a vivirlo, ves que estás ante alguien que no obedece al prototipo y te das cuenta de que está tocado por algo.
¿De entrada sabían que iba a ser el líder?
No, él no venía para ser el líder del equipo. Él venía para aprender el oficio, para ir adquiriendo experiencia y madurez, que te van dando el paso de los años en este deporte. Y, sobre todo, para tenerlo a la sombra de un hombre consolidado, como Alejandro Valverde. Pero pronto comenzaron a compartir responsabilidades en muchas carreras y empezaron a ser el uno para el otro, un punto de apoyo para, rápidamente, pasar a la primera escena y darle cosas... Que dices: “¡Madre mía! Hay algo que nos viene aquí como este chaval siga con una progresión lógica”, y luego veías que, además de su calidad, él maduraba mentalmente, aprendía rápidamente, captaba de estas cosas que normalmente pertenecen a los grandes. Había nacido para esto. Nunca me gustaría tener como rival a Nairo Quintana.
Pedro "Perico" Delgado, ganador del Tour de Francia (1988) y de la Vuelta a España (1985 y 1989).

Pedro "Perico" Delgado, ganador del Tour de Francia (1988) y de la Vuelta a España (1985 y 1989).

Foto:Archivo particular.

¿Dáyer Quintana fue un pedido especial de su hermano, Nairo, para darle más aire de familia en el equipo?
Nairo es un hombre que tiene mucha confianza en su hermano. Lejos de ser su compañero de entrenamiento hace seis, siete años, lo veía también con potencial. Él siempre ha creído mucho en Dáyer. Y eso fue un poco por lo que le trajimos aquí, al equipo que nos sirve de cantera amateur, el Lizarte, donde crecen nuestros jóvenes, y ahí estuvo dejando detalles. Lógicamente cuando hablas de Dáyer Quintana piensas en su hermano, difícilmente comparable. Creo que en él hay un potencial ciclista; que a veces la propia sombra, a la que condenan los éxitos de los grandes hermanos, hace un poco que el hermano menos brillante se vea opacado. En todo caso, ahí continúa de momento, está en edad de verle hacer cosas importantes y de realmente considerar esto como su profesión.
¿Adónde apuntan con Carlos Alberto “el Bananito” Betancurt?
Con Carlos es una especie de... No voy a decir reto personal, es un chico para quien sus rivales en bicicleta no son su mayor problema; sus rivales son, creo, la falta de fuerza de voluntad para someterse a esos esfuerzos que esta profesión requiere. Esa atención en todos los niveles y no poder descuidarse en nada. Eso es un esfuerzo que todos lo vemos con una cierta pena, porque creemos que el ciclismo está perdiéndose unos años maravillosos de un corredor espectacular, como él podría ser. En algún momento lo ha demostrado, pero hay algunas personas a las que les cuesta más admitir estos sacrificios, tener esa fuerza de voluntad para privarse de determinadas cosas, para mantener unos niveles de trabajo y entrenamiento obligados para un profesional. Y todo esto también los lleva, claro, a sufrir unos estados emocionales que complican un poco todo y a que sean chavales que de alguna manera no rinden. El peso es un poco de la responsabilidad de lo que han sido y de lo que ven que no pueden ser. Eso les lleva a unos desajustes, pero bueno, estamos en ello, a él le quedan ganas aún por pelear para ser el que pudo ser o recuperar esos momentos brillantes que ha tenido. Y es verdad, están pasando muchos de sus mejores años y yo espero que esta temporada debe ser una especie de ultimátum, para poner ya un rumbo claro a su nivel de profesionalidad y exigencia de este trabajo para poder continuar. Si no, no tiene sentido esto.
Hay una generación de ciclistas colombianos en Europa: Quintana, Chaves, López, Atapuma, Henao, Pantano, Bernal... A su manera de ver, ¿qué tiene el pedalista de ese país que lo hace tan codiciado por equipos del World Tour?
Bueno, se ha convertido en una especie de tendencia. Ya no se concibe un equipo profesional con aspiraciones a algo que no tenga un colombiano, por esa aportación que ellos dan. Sobre todo porque estáis viviendo un ciclo realmente espectacular, que además lleva camino de durar. No sé si corresponde a la genética natural que les da la altitud o a esa especie de capacidad de sufrimiento que esto requiere; no sé si la necesidad los ha hecho predispuestos a estar por encima del umbral habitual del corredor de aquí. Por lo que sea, se han convertido en chavales que, como viste hace poco, ganaban París-Niza con Henao y en la otra gran carrera, la Tirreno-Adriático, Nairo hacía primero. Y estamos viendo a un Pantano espectacular, y a un niño como Bernal haciendo cosas exageradas, y donde hay también un Chaves... Es más, creo que estáis en camino de enfrentar a una parte de Colombia con otra parte de Colombia, porque va a haber muchas carreras que se van a pelear entre colombianos. Vamos a llegar a eso muy pronto.
Eusebio Unzué junto a Nairo Quintana.

Eusebio Unzué junto a Nairo Quintana.

Foto:Cortesía de Movistar Team.

La decisión de hacer el doblete, Giro y Tour, con Nairo Quintana es una gran apuesta del Movistar Team para este año. ¿Se busca llegar con más fondo para tratar de vencer a Chris Froome en el Tour?
Siempre digo a mis corredores: “Vamos a buscar objetivos posibles y a tratar de ajustar momentos”. Entendíamos que no era malo hacer un reajuste. Y aunque hoy tengamos a gente que puede decir que el pretender ir al Tour, después de haber tenido que disputar el Giro del centenario –que va a ser de un desgaste bestial– es condenar un poco el Tour... Podríamos decir que sí, podríamos decir que no. Realmente lo que le hemos visto a Nairo, también, es andar más fuerte en la segunda vuelta grande que en la primera. No hay tampoco detalles para decir: que por correr antes el Giro las posibilidades de hacer un brillante Tour son mínimas, o que las ha reducido en un porcentaje equis... ¡No lo hay! Realmente, los días más brillantes de Nairo los he visto en la Vuelta a España. No hemos querido “guionizar” su objetivo y exclusivamente estar en el Tour, no queremos. Creo que debemos evitar una obsesión también por la carrera. Lo he sufrido y he visto el sentir la obligación de ganar. He visto a Miguel Indurain no correr para ganar el Tour, sino para no perderlo. He visto esa dureza. No quiero que eso se produzca con Nairo, no quiero que haya un objetivo que puede causar un trauma.
Mejor dicho, que no se convierta en el Raymond Poulidor del siglo XXI, ese popular corredor que nunca ganó el Tour y siempre estuvo detrás de Jacques Anquetil…
Eso es… Hay que entender que has chocado con alguien más brillante que tú y ya está, que no has tenido suerte y que a ese hombre brillante le has ganado en la carrera antes y en la carrera después, pero que allí nunca has podido. No quiero darle un tratamiento exagerado al Tour dentro de los objetivos de ganar de Nairo. Y bueno, hemos entendido que este Giro, el del centenario, también merece respeto: creo que es una carrera espectacular que amerita nuestra presencia con Nairo.
¿Corre para ganarlo?
Sí, por supuesto. A un grande como Nairo no le puedes plantear hacer una carrera para entrenar. Esos no salen a correr para ser segundos. Pueden quedar de segundo o tercero, pero después de haber intentado ganar. No está en su abecé el “vamos a poner el cuerpo a punto para después dar lo mejor”. Son hombres con una ambición fuera de lo común. Intentaremos ganar.
Ustedes ya vivieron relaciones entre líderes tipo Arroyo-Delgado, Delgado-Induraín... Ahora viven la transición entre Valverde y Quintana. ¿Cómo lo llevan? ¿Hablan de esto con los dos corredores, o los papeles están claros para cada uno de ellos?
Parte de eso es que los dos son muy conscientes de lo positivo que da su unión. Además, es un calendario tan amplio que permite compartir objetivos y dividírselos entre ellos. También creo que Alejandro, dentro de su grandeza, ha demostrado ser un valioso compañero y al ser consciente de algunas cosas, como que no va a ganar un Tour, se pone al servicio de Nairo. Para mí no es tanto, incluso, lo que le puede reportar de ayuda, sino la tranquilidad que le da a Nairo el sentirse acompañado por Alejandro. Es un complemento vital en el crecimiento de Nairo. Esa generosidad de parte de Alejandro ayuda y luego está esa corresponsabilidad entre ellos de saber que hay una estructura, que depende de todos, pero, por supuesto, especialmente de ellos dos. Sobre las espaldas de ellos dos hemos dividido a 50 %, pues es mucho menos difícil para el uno y para el otro. Todo esto hace que repartamos objetivos diferentes, en los que cada uno busque satisfacer sus metas en la temporada.
Desde su óptica, si hay tanto ciclista de calidad en Colombia, ¿por qué no hay más carreras UCI en el país? ¿Está de acuerdo con la frase de que en Colombia hay ciclistas pero no ciclismo? En el sentido de que falta más organización para aprovechar tanto talento...
Realmente tampoco soy un conocedor. He estado en Vuelta a Colombia, en Clásicos RCN, he visto que salen muchos chavales... De hecho, aquí está el resultado. Lo que pasa es que Europa acapara los mejores corredores del mundo. Es lo que corresponde a la globalización del ciclismo, a la que tanto ha aportado la propia Colombia. ¿Qué ocurre? A mí la verdad es que me gustaría, y espero ver antes de terminar en el ciclismo, que Colombia sea capaz de organizar una carrera donde podamos estar los equipos del UCI World Tour. Ahora, por nuestra categoría y el reglamento, es claro, no nos permiten hacer carreras del calendario colombiano. Es una pena. Creo que a través del ciclismo, de esas posibilidades que da la televisión, se podría enseñar el país al mundo. Tener que disputar una carrera en Colombia, con los grandes equipos, sería un disfrute, un regalo para la afición.
Actualmente se habla de vatios, potenciómetros, pinganillos, datos... Incluso, se ha acuñado el término de “ciclismo científico” y hay quienes dicen que se ha perdido la espontaneidad del corredor en carretera y que esto ha desnaturalizado al deporte. ¿Cuál es su opinión?
Diríamos que lo que se ha reducido es la capacidad de errar. Que alguien gaste indebidamente sus fuerzas. Todo esto es el progreso. La ciencia nos está llevando a disponer de más datos para poder optimizar el rendimiento del corredor, a que se cometan menos errores. Ahora, de ahí a considerar que sea menos espectacular... Yo no lo resumiría así, sobre todo porque tampoco sería natural pensar que en estos tiempos vas a renunciar a cosas que en teoría te van a aportar. A lo mejor las carreras con menos control serían más espontáneas, no voy a decir que no, pero no podemos renunciar a todos los pasos que la sociedad da para enfrentar y simplificar la vida. Para que los ciclistas sean más rápidos hay unos esfuerzos de investigación impresionantes de todos nuestros colaboradores: del que hace las zapatillas, los maillots, la ropa de entreno. ¡Y qué te voy a decir de las bicicletas! Es que hoy, detrás de los equipos, hay grandes empresas con esfuerzos superlativos en investigación y precisamente la competición de élite es la que les ayuda a mejorar el producto para tenerlo en el mercado.
WILMAR CABRERA
FOTOS: CORTESÍA MOVISTAR TEAM
REVISTA BOCAS
EDICIÓN 62 - ABRIL 2017
"'Nunca me gustaría tener como rival a Nairo'"
Entrevista con Eusebio Unzué.
Por Wilmar Cabrera. Fotos: Cortesía Movistar Team.

"'Nunca me gustaría tener como rival a Nairo'" Entrevista con Eusebio Unzué. Por Wilmar Cabrera. Fotos: Cortesía Movistar Team.

Foto:Revista BOCAS

Jose Jaramillo
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