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Los archivos secretos de Amparo Grisales
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Amparo Grisales

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Salvatore Salamone

Los archivos secretos de Amparo Grisales

En 2012 Amparo Grisales le dió a BOCAS esta increible entrevista

Esta entrevista fue publicada en julio de 2012 para la edición número 10 de la revista BOCAS.

En 1956 la RAF (Real Fuerza Aérea Británica) detectó un objeto volador no identificado en los cielos del Mar del Norte; el armamento y los sistemas eléctricos de los dos aviones que hicieron contacto fueron neutralizados. El episodio quedó archivado en una carpeta.

En ese mismo año, el 19 de septiembre, al otro lado del Atlántico, en una ciudad montañosa de Colombia nació Amparo Grisales. En su niñez nunca tuvo los ojos perdidos en el cielo en busca de platillos voladores, pero cada tanto despegaba los pies del suelo y daba unos saltos sobrenaturales que la convirtieron en una de las estrellas de la selección infantil de voleibol juvenil de Caldas; fue la única seleccionada de su departamento para formar parte del equipo nacional que viajó a Quito a representar al país en los Juegos Suramericanos Infantiles de 1971. Amparo recuerda que pasó su infancia entre el colegio, los entrenamientos de voleibol y las obras de teatro que montaban en las diferentes parroquias de la ciudad –su primer papel fue el del lobo feroz en Caperucita Roja–. Se fue de Manizales cuando tenía 14 años. A esa edad se casó con Germán Tessarolo, un pintor que tenía más del doble de su edad y con el que se fumó su primer porro. Terminó el bachillerato y empezó a estudiar derecho. Se aburrió y fue a probar suerte en la puerta de Inravisión.

–En Manizales, cuando llegó la televisión, después de ver un comercial de Jabón Lux –en el que una actriz mostraba que Lux era el secreto de la eterna juventud– les dije a mis papás que algún día me iban a ver en esa pantalla.

No se equivocaba. Prácticamente todos los televidentes colombianos la han tenido que ver desde hace poco menos de 40 años en producciones como María, Manuela, En cuerpo ajeno, El Gallo de Oro, La sombra del deseo, Los pecados de Doña Inés de Hinojosa; en películas como La virgen y el fotógrafo y O rey do Rio, y ahora como jurado en Yo me llamo. Es un símbolo de Colombia, tiene 400 mil seguidores en Twitter y ahora abandera un proyecto para salvar a los caballos ilegales de Bogotá. Ella, por su lado, ha visto entrar y salir a docenas de actrices que han querido ocupar su lugar, ha protagonizado los instantes más recordados del cine y la televisión en Colombia y no tiene inconveniente en contar –mientras repasa su historia– que también ha visto ovnis y que gran parte de su exitosa vida ha estado marcada por energías poderosas.

–No me vayan a hacer quedar como una loca –nos dice.

Se acomoda en el sofá de la terraza de su apartamento, suelta una carcajada y se pone seria.

–No me gusta hablar de esas cosas, porque siempre las malinterpretan –subrayó.

Amparo cree en los ángeles y lee todo lo que cae en sus manos sobre el tema. Su visión va más allá del esoterismo, es espiritual y va en serio. Su libro de cabecera, en este momento, es ¿Cómo habla Dios?, la evidencia científica de la fe, del ganador del premio Príncipe de Asturias, Francis S. Collins.

–Cuando empecé a viajar y a pasar mucho tiempo sola, comencé a leer de astronomía y de la posibilidad de que existiera vida en otros planetas. Y la hay…

¿Cuándo y cómo tuvo su primer contacto con un extraterrestre?
Tenía 20 años y fue el 31 de diciembre de 1976. Yo hacía Manuela, que fue el éxito que me catapultó, y vivía con la actriz Paula Peña y una amiga que se llama Mireya Villamizar. Yo me había separado. Vivíamos en un apartamento en la carrera tercera con calle 22, en Bogotá. Yo casi nunca menciono este cuento porque me dicen que de cuál fumé y no habíamos fumado de ninguna. Estábamos tiradas en la cama leyendo revistas y de repente se nos oscureció el cuarto; y yo miro por la ventana y veo tremenda nave que venía detrás del cerro de Monserrate. Apenas estaba elevando vuelo y le vi toda la barriga y todas las lucecitas en la mitad. Era un platillo. Saqué mi cámara y le tomé fotos, pero cuando las revelé salieron quemadas. El caso es que ese ovni se empezó a levantar y se puso encima de un edificio en la quinta con 24, que todavía existe, donde vivían Alí Humar, Julio César Luna, Liliana Mojica y María Eugenia Dávila.

¿Y lo pudo apreciar por largo tiempo?
Una hora y media. El ovni empezó a elevarse, a volverse como un tabaquito y a moverse como un papel cayendo, se puso "chiquitico" y ahí se quedó jugando. Un ovni, tal cual se lo dibujan a uno.

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Amparo Grisales. Foto: Salvatore Salamone

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¿Le dio miedo?
No. Tenía una felicidad enorme. Yo saqué un pañuelo blanco por esa ventanita y grité: “¡Aquí, aquí!”. Y me quedé sin voz, no podía hablar. Luego hizo unos círculos y, adiós, desapareció sin dejar rastro. Las tres quedamos tiradas en la cama hablando del tema, cuando los vecinos empezaron a gritar: “¡Otra vez la luz, otra vez la luz!” Miramos y, en efecto, la luz salió más allá en el horizonte; era una estrella gigante que nos mandaba luces naranjas, lilas, rojas, amarillas y así se quedó como hasta las 12 de la noche. Incluso, los primeros días del año 77 salió en la prensa: “Ovni sobre Bogotá”. Revisen y verán.

¿Quedó marcada?
Ahí se inició mi referencia con los "chacras", a entender sus colores, a conocer dónde están instalados y a notar la energía del cuerpo. Y empecé a ver la relación de una cosa con la otra: cosmos y ángeles. Entendí, por ejemplo, que todo ángel tiene un color: el de la curación es verde, el de la sabiduría, lila, el de la iluminación, dorado, etc.… Ahí me volví un poquito loca porque estuve años mirando hacia el cielo buscando ovnis.

¿Y ha visto muchos más?
Al año siguiente, una tarde nos subimos a La Calera con María Eugenia Dávila, –con quien éramos muy apegadas–, mi amiga Mireya Villamizar, Alberto Jiménez y dos amigos más. Íbamos a un parque a remar en un laguito y, antes de llegar a Patios, de repente, de la nada, se nos atravesó una especie de moto voladora de una sola pieza, de color metal. La manejaba un extraterrestre de cabeza gigante, sin hombros y con brazos larguísimos, con unos guantes hasta arriba. Era una masa compacta como de color plomo. La motico nos pasó enfrente y mi amigo frenó en seco. Quedamos todos boquiabiertos. Esperamos que pasara y mi amigo metió el acelerador y salió como pepa de guama. Yo grité: “Para, para, por favor, ¿no ves que es un extraterrestre?”, y este tipo se volvió como loco; casi nos matamos. De repente desaceleró y, cuál sería nuestra sorpresa cuando miramos y había otro, pero ya no en la carretera sino en el pasto, recostado en la moto, chiquito, con su cabeza grande y sus manotas larguísimas. Ese sí me dio un poco de susto, porque lo vi muy de verdad y muy de cerca. Yo fui la única que se pudo controlar porque el que iba manejando se enloqueció. Yo le di unos totazos y le dije: “Devolvete, devolvete que yo puedo hablar con ellos”, pero él siguió. Yo me creía la sabelotodo en extraterrestres. Al día siguiente vimos en el periódico la noticia de que habían encontrado una pista de aterrizaje de naves extraterrestres en La Calera.

¿Cuántas veces más tuvo encuentros cercanos?
Después, en México, pero ese sí fue de noche. Y lo pude captar bien ya que eran las mismas luces del primero y dejó la misma especie de ola de colores. Eso fue cerca de Tepoztlán, donde dicen que hay montañas mágicas que son puertas tridimensionales.

¿Hasta dónde cree en todo esto?
Soy una convencida y sigo estudiando el tema. Y entre más leo, más lo veo de una manera científica. Muy pocas personas pueden contar lo que hoy cuento. Lo único que me falta es que me lleven y eso sí lo digo clarito: me encantaría que me llevaran. Y estoy preparándome. Y no estoy loca, estoy muy cuerda. Yo hago unas meditaciones muy hermosas y ahí te dicen que no tendrás que preocuparte más por envejecer, que podrás tener intuición, recepción y hasta la teleportación.

¿En qué momento hace la conexión entre los extraterrestres, los ángeles y su vida espiritual?
Hay una conexión la "hijuemáquina". El tema es tan profundo y tan hermoso que, cuando yo conocí todo esto, empecé a conocer la plenitud. Y ojo, yo no quiero dar "parábola" sobre esto, ni nada por el estilo. Lo quiero para mí, porque más de la mitad de la gente es vacía y no va para ningún lado.

¿Y ha sido así desde pequeña?
He sido metafísica desde muy chiquita. Creo que uno puede buscar su propia divinidad y, en la búsqueda de eso, uno va encontrando una cantidad de caminos y de cosas lindas que te llenan la vida de abundancia, no solo externa sino internamente: en sabiduría, en conocimiento, en intuición…

¿Recibe mensajes?
Sí. Al oído. Los mensajes que te dan los maestros de luz, que son tu propia conciencia. A ver, no es que te lleguen mensajes; en realidad son como susurros al oído y a tu propio corazón.

Hablemos de sus ángeles. ¿Desde cuándo los reconoce en su vida?
Desde muy pequeña empecé a tener contacto con el cosmos y, paralelamente, con los ángeles. Fue gracias a que leí el libro Las enseñanzas de Tobías, que fue un ángel en la Tierra y transcendió igual que San Germán.

¿Qué edad tenía cuando pasó eso?
Unos 19 años. Después de esto comencé a conocer cosas elementales de lo que es la metafísica. Después me cayeron las enseñanzas de Metatrón, el ángel más poderoso que hay, el ojo de Dios. Él tiene 36 pares de alas y es la luz más fuerte que existe. Es básicamente la luz que uno busca cuando medita.

¿Qué tipo de meditación hace?
En mis meditaciones hago los 48 pasos que hizo Jesucristo cuando estuvo en la Tierra, que están enmarcados en la escuela de Kryon, que es la nueva conciencia de la Tierra.

¿Desde qué edad medita?
Desde los 40.

¿Tuvo un guía o descubrió todo esto sola?
Yo me fui encontrando mágicamente, sola. Primero entendí el cosmos, luego el hábitat de los ángeles. Y, ¿por qué razón?, no sé. En esas cosas en donde entra la metafísica hay gente señalada.

¿Usted es una persona señalada?
Sí. Cuando yo iniciaba mi carrera, cuando estaba haciendo Manuela, fui a una fiesta en Bogotá en la que recuerdo que estaba María Emma Mejía, donde había unos salones muy grandes. De la parte de atrás salió un niñito, de unos ocho años, al que la empleada devolvió a su cuarto. A mí me dijo ella que el niño tenía un retraso mental y que no lo dejaban salir porque era medio desequilibradito. Yo me quedé cerca y el niñito volvió a salir y me llamó. Me cogió de la mano y me llevó a su cuarto. Entonces descubrió una pared que tenía una sábana gigante y me dijo: “Cuando duermo, dibujo. Por eso mis papás no me dejan salir del cuarto, porque creen que yo estoy loco”. Cuál sería mi sorpresa cuando veo que lo que dibujaba eran naves espaciales con astronautas, gente dentro de ellas y unos seres altísimos. Me señaló uno y me dijo: “Este es mi maestro Ganímedes y cuando yo cumpla 21 años, cuando empiecen los terremotos y solo se salve Suramérica, me van a llevar; porque ellos estarán listos con sus naves para salvar la raza humana”. Eso me marcó para siempre.

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Amparo Grisales. Foto: Salvatore Salamone.

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¿Y hay una flota extraterrestre lista a rescatar humanos?
Sí, lista para rescatar a los que estén evolucionadamente listos y los que estén preparados para evolucionar. Por eso yo les digo a las personas: “¡Evolucionen, pendejos!”.

¿Usted está lista?
Creo que sí.

¿Cuándo esa visión científica se vuelve espiritual?
Cuando tenía 20 o 21 y me empezaron a caer libros como Las enseñanzas de Don Juan, de Carlos Castañeda o Donde cruzan los brujos, de Taisha Abelar. Ese me lo leí cuando vivía en México con Jorge Rivero. Yo me sentí identificada con el personaje del libro: una mujer mayor a la cual no se le notaba la edad.

¿Desde entonces la figura de una mujer a la que no se le conoce la edad le fascina?
No, porque todavía no sabía lo que era tener edad.

¿Usted quiere ser eterna…?
¡No, noooo!

¿Es católica?
Sí, soy católica. Lo que pasa es que las otras cosas ni quitan ni ponen. Simplemente se adquiere conocimiento teológico y científico. De hecho, rezo el padrenuestro todos los días, cuando me levanto y cuando me acuesto, y lo llevo en mi anillo. El padrenuestro es el mantra más poderoso que existe.

¿En qué cree?
En los maestros de luz, en un Dios todopoderoso. Creo que uno está conectado con una cantidad de cables invisibles, con un universo, y creo que ese universo es uno mismo y uno lo debe tener dentro de sí para crear su propia divinidad. Lo que pasa es que la gente tiene un montón de ideas preconcebidas; y cuando tú te sales del estereotipo, que es el de la mayoría, entonces ya lo ven a uno raro o piensan que es diferente. Creo en la Virgen madre de Dios, creo en Jesucristo, en Dios y en los ángeles. Sigo siendo católica pero no voy a misa porque me aburre, me aburren las conglomeraciones.

¿Sus prácticas y caminos espirituales la han fortalecido?
En todo sentido. En la parte física, en la parte celular –porque toda la luz va a las células–, en la sanación, en arreglar todas las situaciones de tu vida.

¿Ha ayudado a sanar?
Sí. Cuando operaron a mi mamá de un tumor en el intestino yo me conecté con Rafael y su luz verde. Entonces me convertí en el cordón umbilical con mi mamá y, desde allí, empecé a mandarle luz verde. Luego de cinco horas, el médico me llamó y me dijo: “Saqué el tumor como si nada, sin adhesiones ni nada, fue algo milagroso. Y tu mamá ya está en una habitación, ni siquiera tuvo que ir a cuidados intensivos…”.

¿También conoce la oscuridad?
Claro que conozco la oscuridad. He estado en la oscuridad, afortunadamente, por lapsos cortos; pero fue una oscuridad en la que pude caminar a tientas.

¿Algún episodio que tenga claro?
Cuando transité por la droga. Entonces dormía de día y rumbeaba de noche. Tuve una relación muy posesiva con un hombre que no me dejaba dormir. Yo salía de grabar La sombra del deseo y él me esperaba en la casa metiendo "perico" con los amigos. Y yo, por acompañarlo, también me metía mis rayitas. No dormía. Ya no hacía ejercicio. Duré cuatro años con él; los dos primeros años fueron lindos y los otros dos, el infierno. Me convertí en una persona muy desagradable: me miraba al espejo y me veía horrible, me salió celulitis, me empecé a ver gris, con grietas…

¿Cómo salió de eso?
Me tuve que volar. Literalmente me tuve que ir a Europa sin avisarle a él. Nos fuimos a Francia con mi hermana Patricia. Luego él me localizó y finalmente pudimos arreglar todo, separándonos. Él era un hombre muy lindo que andaba metido en eso y ya. Lo importante es que pude transitar esos caminos y no me perdí.

¿Y nunca más?
Me recuperé, hasta hoy, con el conocimiento que tengo del cuerpo, haciendo ejercicio, comiendo proteínas, sacándole el sodio a todo, sacándole todas las cosas tóxicas. Yo no tomo gaseosas, no como sal, yo soy lo más sano y me recuperé en seis meses. En seis meses estaba como una muñeca.

¿Cuándo se fumó el primer ‘bareto’?
A los 14, con Tessarolo.

¿Cuándo fue el último?
Anoche (risas).

¿En qué momento vivió el "climax" de la rumba?
Haciendo Doña Flor y sus dos maridos. Estaba todo ese combo genial, con Fanny Mikey, y uno así joven pues aguanta más. Pero que quede claro: nunca llegamos a morirnos, ni llegar a "chutearnos", ni nada. Fue la rumba de hablar carreta, cagarnos de la risa y no dormir. Nos las pasábamos divino en las islas y en Cartagena.

¿Toma trago?
No. Nunca he tomado trago.

¿A palo seco?
A palo seco.

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¿Cómo es eso de casarse a los 14 años?
Me creía grande, me quería sentir mayor y me quería ir de la casa; y como solamente daban el pasaporte siendo mayor o casada, pues me casé con Tessarolo. ¡Ojo! Yo me enamoré de él, porque era un churro y un superartista. Yo apenas nacía en la televisión y él se fijó fue en mí. Y me casé.

¿Cómo se conoció con el galán mexicano Jorge Rivero?
Él venía mucho a Bogotá a hacer películas. Mireyita, que era mi room mate en aquel apartamento del ovni y que era script de cine, trabajó con él. Estaban rodando una película en Bogotá. Un día se me quedaron las llaves del apartamento, fui a buscarla al set y me encontré, cara a cara, con Jorge y su bigote postizo; es de los tipos más guapos que he visto en mi vida. Ese mismo día me pidió el teléfono y me invitó a comer. Yo me puse divina, pero el tipo nunca pasó por mí. Días después veo por la ventana que venía caminando hacia mi casa; entra derecho, toca la puerta, yo le abro y me dice:

–¿Por qué me dejaste metido?

–Si tú fuiste quien me dejó metida.

–¡Que fuiste tú…!

–Tú me dijiste que fuéramos a comer y te esperé por la noche –dije.

Y allí entendimos que comer para los colombianos es cenar para los mexicanos, y comer para ellos es almorzar. Entonces empezó todo, el amor, la pasión, la locura, nos volvimos locos, locos, locos.

¿Cuántos años tenía?
19.

¿Y él de cuántos años?
39 años. Guapísimo, mejor dicho, el hombre más bello que yo he visto en mi vida.

¿Cuánto duraron?
Ocho años.

¿Hubieran podido seguir juntos?
No, nunca me metió en sus películas, porque no quería que me besaran otros hombres. Finalmente me fui a Brasil durante un año, rodé dos cintas y con la distancia se acabó todo. Me lo encontré, muchos años después, en Los Ángeles, y ya estaba casado con su gringa, de la misma edad de él, y ella se dedicó a cerrarme las puertas en todo sentido; porque es una gringa de la Warner, muy poderosa, separada de un productor muy poderoso y cuando se dio cuenta de que yo estaba en Hollywood, me cerró todas las agencias. Yo no hice nada en Los Ángeles por culpa de la mujer de Jorge.

¿Quiénes fueron los hombres de tu vida?
Jorge Rivero fue el hombre de mi vida. Los demás fueron otros hombres de mi vida, queridos, divinos y adorados.

¿Cómo fue su romance con Julio Iglesias?
A escondidas, porque yo era menor de edad. Recuerdo que llegaba la prensa al hotel Tequendama, a su suite, mientras yo estaba agazapada en su cuarto. Si me veía la prensa, se le podía acabar la carrera. Fue un romance de verano, digamos que varias rumbiadas, pero yo estaba muy chiquita y, la verdad, yo estaba empezando a salir con Jorge. Preferí a Jorge porque vi que Julio era muy "puto". Luego en una entrevista dijo que se enamoró de mí.

¿Y cómo arrancó todo?
La hoy relacionista Fabiola Morera, que era la secretaria de Fernando Gómez Agudelo, me contó que venía Julio Iglesias por primera vez a América y que celebraría sus 33 años. Y allá en los estudios de grabación me lo presentaron. Entonces nos íbamos de paseo a todos lados, me llevó en su Rolls Royce, me invitó a su casa en Miami; hasta que dije “No más”. A mí me gustaba mucho más Jorge.

¿Ha habido un novio más famoso que Julio Iglesias?
Sí, pero no les voy a decir… Si hay algo horrible de una mujer es que muestre fotos de sus romances famosos. Yo los protegeré hasta que me muera. O sea, no pienso nunca escribir una biografía. Escribiré de otras cosas, como el libro que voy a sacar Desafiando la edad, que habla de otros termas.

¿Con qué galán le fue mal?
Con muchos, yo no sé por qué me han tocado tantos retardados mentales a mi lado. Siempre me pusieron unos "güevones" cerca para que yo les lanzara la carrera.

¿Con cuál peleó?
Con Danilo Santos. Con todo el cuerpo técnico estábamos viendo un capítulo de El cuerpo ajeno y él, que tenía a su noviecita subida en las piernas, cambió el canal sin pedirnos permiso para ver dizque La potra zaina. Entonces yo me paré y cambié el canal y el muy bestia me empujó. Yo me volteé y le di una cachetada, y él se aventó a darme un puño. Entonces lo cogieron los técnicos, que eran grandísimos, y yo les dije: “Ténganmelo ahí” y le metí su buena trompada, con novia y todo. Me quería matar, gritaba y yo le decía: “Vos me tocás y te vas a ir al hospital, a la tumba”. Y me dijo unas palabras terribles, porque es un "guache".

¿A usted le ha pegado algún hombre?
No ha nacido el que se atreva…

¿Con quién está saliendo?
Tengo un noviecito con el que estoy terminando. No nos vemos mucho, él no puede venir a Colombia porque es presidente de una compañía inglesa y no lo dejan venir. Ahora quiero un colombiano. Tengo el ojo puesto por ahí en uno de 48 años.

¿Le gustan los "sardinos"?
No me gustan los jóvenes. Yo no sé por qué me montaron esa historia, como de "Diva", que detesto. Los adoro como amigos, pero a mí me gusta un hombre que me enseñe. No me gusta enseñar.

¿Hasta qué edad quisiera vivir?
No sé. Larga vida y corta muerte. Y que quede muy claro: yo no quiero permanecer eternamente joven, quiero enseñarle a la gente lo importante que es estar bien de salud, a cualquier edad, llegar así, como estoy.

¿Cómo le gustaría morir?
La muerte es algo que no me gusta mencionar.

¿Qué le falta por hacer?
Me fascinaría hacer películas de ciencia ficción, con todos los efectos especiales, volar por las galaxias. Estar ahí y recrear todo eso que he leído. Sería delicioso hacer ciencia ficción bien hecha, ¡Me encantaría ser como Milla Jovovich!

¿Cómo le gustaría tener otro encuentro cercano?
El próximo encuentro cercano lo quiero tener con un hombre. ¡Por favor!

FERNANDO GÓMEZ ECHEVERRI Y MAURICIO SILVA GUZMÁN
FOTOS: SALVATORE SALAMONE
REVISTA BOCAS
EDICIÓN 10 - JULIO DE 2012

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