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Carta abierta a los fanáticos religiosos
Carta abierta - BOCAS

Algunos consejos para evitar el fanatismo.

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Carta abierta a los fanáticos religiosos

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En mayo, BOCAS reflexiona sobre los efectos del fanatismo.


En 1959, el filósofo galés Bertrand Russell, una de las mentes más brillantes del siglo XX, afirmó en una entrevista televisiva: “En la actualidad, cuando la raza humana entra en crisis, eclesiásticos eminentes piensan que es mucho más importante prevenir la inseminación artificial en lugar de prevenir la guerra que nos acabará matando a todos. Eso muestra una falta de sentido de las proporciones”.

Hoy, muerto y enterrado Russell hace marras, seguimos envueltos en las mismas discusiones que ponen en duda nuestro progreso moral como especie. Sin ir más lejos, el pasado mes, uno de los temas centrales en los medios de comunicación y las redes sociales fue el proyecto de referendo que presentó la senadora liberal Viviane Morales, basado en prohibir la adopción de menores a personas solteras, viudas, separadas y parejas del mismo sexo. El proyecto de Morales se hundió en la Comisión Primera de la Cámara, pero quedaron en el aire varias reflexiones con respecto a los fanatismos religiosos.

- ¿Sabía, estimado fanático, que descalificar a los demás por sus creencias religiosas es desconocer los derechos humanos?

- ¿Se le olvidó, acaso, que muchos conflictos de la humanidad se dieron por la incapacidad de mirar al otro como un creyente distinto? ¿Olvidó las persecuciones a los luteranos, las matanzas en nombre de Dios que se dieron durante Las Cruzadas, entre mil y un ejemplos más de violencia opresora, perseguidora y segregacionista en nombre de otro Dios?

- ¿Ha revisado si en su familia hay algún tío ateo y alguna tía de misa diaria? ¿Los va a discriminar? ¿Los va a insultar?

- Y ojo que no se trata de un solo lado. No. Del otro lado también hay fanatismos. En estas semanas hemos sentido la agresividad de los anticatólicos y los anticristianos que señalan, juzgan y descalifican igual o peor sin reflexionar. Que parten de la premisa de que los creyentes son ignorantes, atrasados, retrógrados, xenófobos, homofóbicos y otros calificativos. ¿No son ellos también dogmáticos y violentos?

- Recuerde que el gran escritor Gilbert Keith Chesterton, confeso católico, lo dijo claro: “No es fanatismo de parte de un cristiano considerar a los chinos como paganos. Su fanatismo empieza, más bien, cuando insiste en mirarlos como cristianos”.

- Ahora, y esto va dirigido a los políticos que manipulan a su conveniencia las creencias de la gente, no hay que olvidar que Colombia es un país laico, lo dice el artículo 19 de la Constitución: “Se garantiza la libertad de cultos. Toda persona tiene derecho a profesar libremente su religión y a difundirla en forma individual o colectiva. Todas las confesiones religiosas e iglesias son igualmente libres ante la ley”.

- En ese sentido, ¿cómo es posible que aun hoy sigamos calificando el valor humano del otro y sus libertades de acuerdo con su creencia, estado civil o sus preferencias sexuales? Solo por dar un ejemplo cercano, mientras un grupo, basado en sus creencias religiosas, limita categóricamente el concepto de familia, 4.247 niños esperan ser adoptados en Colombia.

- Y hay que insistir en este punto porque, mientras la senadora Viviane Morales y su esposo, Carlos Alonso Lucio, sumados al exprocurador Ordóñez, al presidente de la Cámara, Miguel Ángel Pinto, y a otros tantos, revuelven fe y política para fortalecer su caudal electoral y convertirse en “defensores de la moral”, las cifras de adopción en Colombia disminuyen dramáticamente. Si en el 2010 fueron adoptados 3.058 niños, desde el 2011 la cifra no llega a los 1.500. Otro número para tener en cuenta: en los últimos dos años, 249 solteros adoptaron un niño en el país.

- ¿Qué es más importante? ¿Los miles de niños que se quedarán huérfanos o la defensa a ultranza de “los principios morales”?

- Por cierto, ¿qué es eso, señores políticos, de llevar la Biblia al Congreso para un debate público? ¿“El libro sagrado” en el Senado no debería ser la Constitución?

- Para todos los fanáticos religiosos: las discusiones religiosas deben permanecer en el plano religioso y no entrar en el de las decisiones públicas. Eso para empezar. Después, en la casa, en el colegio, en la oficina, deje que el otro crea en lo que quiera. Y respételo. Es muy fácil.

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