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Carta abierta a las mujeres maltradas (o que podrían llegar a serlo)
Carta abierta BOCAS

El rechazo a la violencia basada en el género se expresa a través de marchas en todo el mundo.

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Archivo EL TIEMPO.

Carta abierta a las mujeres maltradas (o que podrían llegar a serlo)

Un llamado de BOCAS a acabar con la violencia de pareja.


Un día vemos en el noticiero cómo las cámaras de un ascensor captan a un hombre golpeando a su pareja. Al día siguiente, en el bus, alguien le arrebata a su novia el celular para revisarle los mensajes de Whatsapp. Y luego escuchamos por radio que una mujer fue asesinada por su esposo.

La violencia contra las mujeres no se acaba, ni siquiera disminuye. Solo en el primer trimestre de 2017 fueron asesinadas 225 mujeres en Colombia. Las manifestaciones que piden apoyo y protección a las víctimas se volvieron cotidianos. En Colombia se han creado campañas para visibilizar la violencia de género y hay leyes específicas –como la Ley 1257 de 2008– para proteger a las mujeres y castigar de manera radical los casos de maltrato. Sin embargo, los golpes, las amenazas y los feminicidios siguen ahí, ante los ojos de cada uno de nosotros. ¿Qué falta por hacer?

Nunca más se pueden repetir casos como el de Paola Andrea Noreña –que en Bogotá fue atacada a puñaladas por quien, al parecer, era su exnovio–, o el de Claudia Giovanna Rodríguez –que fue asesinada por su expareja en una óptica del Centro Comercial Santafé, también en la capital–. Por eso, desde BOCAS queremos aprovechar esta carta para explorar las causas del maltrato contra las mujeres y recordar algunas formas de prevenirlo. Se trata, en últimas, de desterrar definitivamente este tipo de violencia de nuestra vida cotidiana.

- Para empezar, hay que entender que el maltrato contra las mujeres está mucho más cerca de lo que se cree. Las cifras que revela Medicina Legal son preocupantes: en 2016 se registraron 49.712 denuncias de violencia intrafamiliar contra las mujeres y de los 731 feminicidios, en 101 ocasiones, el asesino fue la pareja o expareja de la víctima.

- Desde un panorama más amplio, las cifras son también escandalosas. Según ONU Mujeres, el 35% de las mujeres del mundo –una de cada tres– ha sufrido violencia física por parte de un compañero sentimental. Piénsenlo: si el maltrato de pareja nunca les ha tocado, es seguro que conocen a una mujer que sí lo ha tenido que enfrentar.

- El maltrato contra la mujer está tan generalizado que, en el fondo, es un problema cultural. Las razones por las que ocurre responden a un contexto sexista en el que se les enseña a los hombres a ejercer poder frente a su pareja, y a las mujeres, a tolerar esas situaciones. Romper con esta cadena exige un compromiso radical de todos –hombres y mujeres– para acabar con los estereotipos de género y construir un verdadero cambio sociocultural.

Mientras eso sucede, hay que prevenir el maltrato. Es clave reconocer esa violencia silenciosa que forma parte de la vida de pareja y que, muchas veces, se deja pasar. Es violento que su pareja “le prohíba” ver o hablar con otra persona por celos, en vez de expresarle lo que siente con respeto y confianza. También es violento que un hombre le exija justificar al dedillo los gastos de su salario. En acciones como esas está el germen; de ahí, se pasa a la manipulación emocional y finalmente a la violencia física.

- Sobre todo es importante mantener los lazos con amigos y familiares. Sin importar su compromiso en la relación de pareja, hay otras personas que también deben formar parte de su vida cotidiana: no las aíslen y no corten nunca la comunicación con ellas. Además, defiendan su independencia económica: en su familia, sus amigos y su trabajo encontrarán el apoyo necesario para reaccionar y protegerse ante un caso de maltrato.

- Sin embargo, frente a un caso de violencia, lo más importante es pedir ayuda. Aunque se dice que “los trapos sucios se lavan en casa”, no hay nada más peligroso que seguir ese proverbio: al contrario, levanten la voz y atrévanse a pedir ayuda.

- Ahora, si les piden ayuda a ustedes, recuerden que la cultura nos ha enseñado a pensar que la culpa de la violencia de pareja la tienen las mujeres por no cumplir con las expectativas de los hombres. Ante eso, es importante tener claro que ninguna situación –ni siquiera la infidelidad– justifica el maltrato.

- ¡Y hay que denunciar! La ley 1257 está del lado de las mujeres y garantiza que el Estado debe ofrecer asesoría para acceder a mecanismos de protección. Ha sucedido que algunos funcionarios que desconocen la ley, o que actúan desde una perspectiva sexista, invitan a resolver el problema en casa o recomiendan no denunciar con argumentos ramplones: “¿De verdad va a meter en problemas a su marido, que es el que lleva comida a la casa?”. ¡Eso, además de ir contra la ley, también es violencia de género! Insistan hasta que reciban la orientación y la protección a la que tienen derecho.

- Finalmente, háganle caso a su instinto. Si sienten peligro, aléjense del victimario y eviten quedarse a solas con él. Rodéense de sus amigos y de su familia. Y, sobre todo, no se queden calladas: el silencio solo generará más maltrato.

Atentamente, 

REVISTA BOCAS
EDICIÓN 62 - ABRIL 2017

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