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GRANDES PROYECTOS PARA EL PLAN

La semana económica abrió con una brillante conferencia de Alejandro Gaviria en el Auditorio del Partido Liberal sobre el Plan de Desarrollo que el gobierno someterá mañana a la consideración del Congreso. Vale la pena destacar que hay una reasignación importante de recursos con sus respectivas partidas a favor de los sectores sociales, tal como lo ha venido anunciando el Presidente de la República en sus alocuciones de nuevo año. En la parte económica es menos afortunado porque no se ve claramente que se refuerce el propósito de impulsar el crecimiento para poder absorber el creciente problema del desempleo.

La semana económica abrió con una brillante conferencia de Alejandro Gaviria en el Auditorio del Partido Liberal sobre el Plan de Desarrollo que el gobierno someterá mañana a la consideración del Congreso. Vale la pena destacar que hay una reasignación importante de recursos con sus respectivas partidas a favor de los sectores sociales, tal como lo ha venido anunciando el Presidente de la República en sus alocuciones de nuevo año. En la parte económica es menos afortunado porque no se ve claramente que se refuerce el propósito de impulsar el crecimiento para poder absorber el creciente problema del desempleo.
El Plan, por lo menos en la presentación de Gaviria, no trae ningún proyecto de desarrollo a gran escala que pueda constituirse en un propósito nacional. Un Proyecto-País como se llama en la jerga de los economistas; un proyecto o varios que abran el escenario de las exportaciones, por ejemplo, y que puedan sustituir la importancia del café, ahora que este se ha venido a menos en el mercado mundial o del petróleo que al parecer también apunta hacia el ocaso.
El Plan de Desarrollo es el verdadero teatro para presentar las grandes obras de mediano y largo plazo sobre los cuales se puede construir una economía más fuerte. En pasado comentario habíamos hablado de explorar la posibilidad de un gran programa de exportación de carne asentado en el Litoral Atlántico y volcado sobre los mercados del caribe entre otros. Igualmente abríamos la discusión sobre la exportación de energía con cargo a los recursos hídricos incluidos en el plan de expansión eléctrico como el de pescadero-Ituango con una capacidad de 4.2 kilovatios-hora que podría ser la fuente de abastecimiento para una exportación a Centroamérica. Lo mismo se puede decir de la explotación maderera con miras al suministro de pulpas para papel y maderas finas para muebles y también, como lo anotaba el ex ministro Bendeck Olivella, el gran proyecto sobre alcoholes carburantes para lo cual tenemos las grandes plantaciones de caña de azúcar y se pueden realizar ambiciosos proyectos de yuca y otras féculas de alta capacidad calórica.
Esos son precisamente el tipo de proyectos que faltan en el Plan de Desarrollo. Los que rompen fronteras. Proyectos que en Colombia no se ven desde hace muchísimos años como el cultivo y exportación de flores o el traslado de las bananeras a la zona de Urabá. Desde entonces el país ha permanecido dormido sin grandes realizaciones que lo sacudan y que le abran amplios horizontes a la expansión y el progreso.
Tal vez el ultimo estadista que se preocupó con altura de miras y con percepción de futuro sobre este tipo de cosas fue Carlos Lleras Restrepo, quien desde los inicios de su gobierno despejó dos importantísimas rutas en el Desarrollo Colombiano: la integración subregional andina que infortunadamente ha sufrido graves tropiezos y el plan de exportaciones menores que triunfó espectacularmente al amparo del sistema cambiario del 444, los subsidios del Cat, el apoyo de Proexpo y los demás beneficios de transporte y almacenamiento que constituían todos ellos un verdadero Plan de Desarrollo. Por qué no pensar ahora que tenemos otra vez un estadista al timón con la capacidad y con la visión que ha mostrado el Presidente Uribe, para incluir en el Plan de Desarrollo las grandes empresas que requiere el país? De lo contrario, el Plan de Desarrollo quedaría cojo y las expectativas tan positivas que hoy se advierten en la comunidad colombiana se verían recortadas con soluciones puramente cortoplacistas y remediales. Pavimentemos desde ahora las avenidas del progreso y la modernidad.
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