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DESTRUIDA LA CASA BLANCA IRAQUÍ

Altos funcionarios iraquíes asumieron una postura de desafío ayer frente al avance de las tropas de la coalición y tras una noche de castigadores ataques aéreos en Bagdad,

JOHN F. BURNS - Servicio Especial The New York Times
Altos funcionarios iraquíes asumieron una postura de desafío ayer frente al avance de las tropas de la coalición y tras una noche de castigadores ataques aéreos en Bagdad,
que convirtieron muchos de los más preciados palacios de Saddam Hussein y otros edificios clave del gobierno en caparazones ahuecados que se cocinaban a fuego lento.
El tercer día de la guerra pareció poner a Hussein y a su cúpula en la situación más apretada desde que el líder iraquí tomó el poder en 1979. Pero lejos de reconocer que sus días como mandatario absoluto puedan estar contados, el gobierno se puso en una actitud de negarlo.
Después del amanecer, a los funcionarios les tomó solo tres horas apreciar los efectos de la noche más fuerte de bombardeos y ataques con misiles que ha padecido Irak desde la guerra del Golfo de 1991.
Los periodistas vieron las ruinas de al menos 15 de los más importantes edificios de gobierno, incluyendo dos de los más fastuosos edificios de Hussein, su oficina presidencial, los cuarteles del gobierno central, un centro de telecomunicaciones y varios comandos de inteligencia y seguridad.
De hecho, los ataques hicieron un inmenso hueco en el prestigio de Hussein y en el aura de invencibilidad personal que él ha cultivado sin descanso en su gobierno. Muchas construcciones que simbolizan su poder -como el Palacio Republicano, equivalente a la Casa Blanca, y un inmenso palacio nuevo que lleva el nombre de su esposa, Sajida, franca expresión del culto a su personalidad- se ven severamente dañadas.
Ayer, al atardecer, un avión estadounidense sono de nuevo hacia las 6:30 p.m. y la gente de Bagdad una vez más se escondió en sus casas. Las ráfagas se dirigían a un área más amplia que la zona concentrada que fue blanco el viernes -dos millas de la franja occidental del río Tigris en el corazón de Bagdad-. Los ataques del viernes parecían un asalto personal contra Hussein; los de anoche, al menos por sus primeras señales, parecían más estratégicos.
Lo sucedido el viernes subrayó que tan indefenso ha llegado a ser Irak frente a armas guiadas por satélite. A pesar de que un alto funcionario iraquí dijo ayer a los reporteros que dos pilotos americanos habían sido capturados, parece no ser cierto. Al menos, de acuerdo con el Pentágono. El reclamo iraquí era parte de un amplio esquema de declaraciones que se contradicen ampliamente con las cuentas de E.U. y los británicos sobre cómo va la guerra.
En la guerra aérea sobre Bagdad -las nueve horas de ataques comenzaron en la noche del viernes y terminaron en la madrugada de ayer, con más de 100 ataques separados y las tres o cuatro horas de ataques en dos olas el jueves- las defensas iraquíes parecen poder hacer muy poco. Captan la llegada de los aviones en el radar, prenden las alarmas y luego disparan armas antiaéreas más o menos ciegas en el cielo nocturno.
Al atardecer de ayer, relampagueaban algunas de las grandes trincheras llenas de petróleo, instaladas en todo el perímetro de la ciudad, con el propósito de producir un denso manto de humo para "tapar" los blancos de los pilotos americanos.
Esta fue una táctica utilizada sin éxito durante los 38 días de ataques aliados en la guerra del Golfo de 1991, y llevaron a los iraquíes a ver los tempranos cielos de la primavera oscureciendo con el pegajoso y acre humo. La movida parece tener toda la fuerza de los tigres de papel que los generales chinos acostumbraban colgar en las murallas de la ciudad para asustar a las fuerzas que atacaban. Pero en la práctica, la capital iraquí, parecía ser un blanco dispuesto para los ataques americanos, con el Pentágono libre de elegir cualquier edificio que quisiera.
Los funcionarios iraquíes parecer tener una venda cuando describen los ataques aéreos como el bárbaro bombardeo de Bagdad y llevan a los periodistas a un hospital donde están 215 civiles iraquíes que dicen haber sufrido heridas en los ataques. Más los tres que se informa han muerto. Pero, los funcionarios se niegan a reconocer en toda su extensión las víctimas militares de los ataques, o los daños físicos, tal vez preocupados de no decir nada que pueda afectar el prestigio de Hussein.
Hussein no ha hecho un pronunciamiento público desde el que hizo el viernes tres horas después de comenzar los ataques. Apareció perturbado y de repente envejecido, tal vez porque como dijeron los funcionarios estadounidenses los ataques americanos habían golpeado la casa en el sur de Bagdad donde Hussein tenía una reunión con otros altos funcionarios políticos y militares.
Lo que le añade misterio a la historia es que Hussein, normalmente inclinado a discursos largos y grandiosos en tiempos de crisis, simplemente desaparecido. Ayer, un reportero preguntó cuando haría Hussein otro discurso El próximo! , dijo el ministro de información, dirigiéndose a otro reportero para una nueva pregunta. Momentos después, otro reportero insistio. El ministro ha visto a Hussein en persona en los últimos días?. El próximo!., replico el ministro
JOHN F. BURNS - Servicio Especial The New York Times
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