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OTRA VEZ POR LA PUERTA GRANDE

La primera bandera de Colombia que vi al bajarme frente a la Plaza de Las Ventas no la llevaba un colombiano, la portaba un español. Soy un rinconista , dijo. Buen presagio. Todo ha cambiado: es la conquista del imperio por los conquistados. Con unos vinos entre pecho y espalda, un nudo en la garganta, y con el corazón latiendo a mil, todos esperábamos el triunfo de ese pequeño bogotano que hoy logró convertirse en la primera figura mundial del toreo.

FRANCISCO SANTOS CALDERON
Al entrar a la Plaza de Las Ventas, bien construida, con amplios espacios para caminar y con una tradición como pocas, me senté en la contrabarrera del tendido diez. El asiento 39. Frente a mí, en la barrera estaba Martín Berrocal, el empresario ecuatoriano que duró ocho meses y cinco días secuestrado. Apenas cuatro días más que yo. A mi izquierda, un colombiano que vivía en España desde 1975. Otro buen presagio.
Hay tensión en la plaza. Siete de la noche. El cielo está azul. Y en el tendido siete, tan hostil a tantos toreros, todos esperan que aquel, al que le brindaron su apoyo, ratifique el buen momento por el que está pasando.
Sale el primer toro, Acólito, de 538 kilos, de la ganadería de Samuel Flórez. Lleva la roseta de la ganadería en el lomo. Es amarilla, azul y roja. Otro buen presagio.
Al séptimo muletazo, el dulce olor a puro es insoportable y decido unirme al ochenta por ciento de la plaza. Enciendo mi Montecristo e inmediatamente deja su fuerte sabor en mi garganta.
Ortega Cano acaba su faena. A César Rincón le toca el toro Locazo. De 517 kilos. Nació en marzo del 87. En el tendido siete brilla una bandera de Colombia, al igual que una que surge con timidez desde gallinero. El pecho está que estalla. Vamos, Cesitar , grita una voz ronca de un español que está sentado dos filas atrás.
A este toro lo cambian por cojo. Y al siguiente, que estaba caminando como el Pegajoso , lo cambiaron por la misma razón. Aquí en España los cabestrillos son expertos. No como en la Santamaría, pues en dos minutos devuelven el toro a los chiqueros.
Silencio en la plaza. El garbo de Rincón nos deja a todos callados. Vamos, César , vuelvo a escuchar. Rehilete dice: si le corta una oreja me perdonan los vecinos, pero lloro .
Comienza la faena y los de atrás dicen: lo está obligando... qué toro tan aburrido, todo lo está haciendo el chaval .
Caluroso aplauso. Si el toro se cae antes del aviso le habían dado una vuelta al ruedo, dice un experto.
Llega el cuarto de la tarde. Monaguillo , el banderillero, se lució. Colocó dos pares perfectos de frente al toro y se ganó el aplauso desde los tendidos. Saludó orgulloso. El pecho se hincha y la bandera del tendido siete ondea sin cesar.
Rincón se acerca hacia mí. Rehilete comenta: qué vaina, me van a brindar un toro . Cuando se acercó al burladero y me dijo: Francisco, qué felicidad tenerlo después de ocho meses , se me aguaron los ojos. Me habían brindado un toro en el Maracaná de este arte. Qué emoción. Se me estalla el pecho. Rincón comienza la faena. Nos hizo llorar a Rehilete, a mi esposa y a mí. Qué faena! El tendido siete está enloquecido. A los gritos de torero, torero, se está haciendo historia y el presagio se empieza a cumplir. Qué envidia, pero de la buena , me dice una bella mujer que está sentada en la barrera. Qué cojones , exclamaba todo el público, pues el toro no era fácil . Dos orejas, merecidas, apoteósicas.
Sí, Colombia no sólo es buenísima, sino cojonuda. Rincón así lo demostró, pues no se achicó ante las dos orejas de Ortega Cano, sino que se creció.
Un susto. El peor de mi vida. Cuando Rincón volvió por la montera, el vecino de atrás, Antonio Díaz Garcés, la había escondido. Pensé, esto no pasa en España, no me la pueden haber robado . Fueron diez segundos de pánico. Ni cuando me secuestraron había sufrido tanto.
Oigo otro comentario: Es un hito que un torero de América venga a España y nos muestre lo que es un buen toreo .
En el quinto toro de Ortega Cano, Rincón se luce con el capote. Lo reta. Ortega Vs. Rincón, el nuevo duelo histórico del toreo. Tras años de abulia y aburrimiento; ahora se enfrentan un colombiano y un español. Como Dominguín y Manolete, Litri y Aparicio, o Belmonte y Joselito. Sin duda, Rincón obligó al torero español a arriesgar, a entregarse, a ganarse la plaza como hacía años nadie había tenido la necesidad de hacerlo. Desde Sevilla, con Litri y Aparicio, no veía algo así , dice con lágrimas en los ojos Rehilete , que más parece una Magdalena.
Viene el sexto. Difícil, peligroso. El peor lote de esta corrida le tocó a Rincón. Pero como un maestro de antaño, con cojones y sapiencia, le sacó pases imposibles. Hace mucho tiempo en Madrid, un toro no le dice a un torero usted manda , dijo un importante ganadero.
Oreja. Salida en hombros por tercera vez en una temporada de la plaza de Las Ventas en Madrid. Muy pocos pueden contar esa historia. Siete orejas en tres corridas en la plaza más difícil del mundo. Una hazaña. Un hito. Es la Colombia nueva. La del arte, la de la vida, la que todos queremos. El presagio se había cumplido.
FRANCISCO SANTOS CALDERON
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