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TRES PULSOS HISTÓRICOS ENTRE GENERALES Y JEFES DE ESTADO

Cuando los soles calentaron el solio Los generales Alvaro Valencia Tovar, Fernando Landazábal Reyes y Harold Bedoya Pizarro están unidos por un mismo hilo. No solo porque ocuparon los máximos cargos dentro de las Fuerzas Militares, sino porque encabezan el libro que da cuenta de las desavenencias ocurridas entre presidentes de la República y altos mandos militares. Ellos protagonizaron tres episodios que para muchos pusieron a prueba la institucionalidad del Estado colombiano y su fortaleza democrática y que demostraron que no solo en la Constitución sino en la propia realidad el Jefe del Estado es el Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas. Los presidentes Alfonso López Michelsen, Belisario Betancur y Ernesto Samper tuvieron que llamar a calificar servicios a estos tres generales, que en un principio los habían acompañado fielmente en sus gobiernos, pero con quienes finalmente tuvieron que romper. Estas son sus historias:

Ruido de golpe
En mayo de 1975, bajo la presidencia de Alfonso López Michelsen, se presentó el primer episodio. Su protagonista fue el entonces comandante del Ejército, general Alvaro Valencia Tovar.
Según cuenta el propio general (r), era evidente que el Presidente López y el ministro de guerra, general Abraham Varón, querían mi retiro. Y en vez de pedirme que me retirara recurrieron a un ardid muy poco digno: inventar un golpe de estado que nunca existió y que sería dado por el Comandante del Ejército .
El diario El Occidente de Cali publicó la versión del golpe de estado, escrito que causó revuelo nacional. Las circunstancias llevaron al general Valencia Tovar a solicitar una reunión de urgencia con el ministro de guerra para analizar la situación, con el fin de expedir un comunicado conjunto desmintiendo la versión periodística.
Ambos elaboraron el comunicado. El ministro Varón se comprometió a entregárselo a López Michelsen y a hacerlo público, lo cual finalmente no ocurrió.
Valencia Tovar expidió entonces su propio comunicado, el cual fue calificado por Varón como una acto de indisciplina.
Después de una tensa reunión en el Palacio Presidencial, López le pidió a Valencia que renunciara. Valencia no dimitió y posteriormente fue llamado a calificar servicios.
Deliberar o no?
Al entonces ministro de Defensa, general Fernando Landazábal Reyes, le tocó con el presidente Belisario Betancur.
Landazábal, mediante un extenso documento, hizo fuertes críticas a los posibles diálogos de paz con la guerrilla y trató de demostrar que la subversión estaba utilizando el incipiente proceso de paz para promover sus objetivos revolucionarios, hecho que a Betancur no le gustó y que consideró como un claro acto de deliberación.
Por esos días, en una entrevista periodística, el general Landazábal afirmó que era importante que los colombianos se acostumbraran a escuchar a sus generales, pronunciamiento que generó un gran debate nacional.
A pesar del respaldo que recibió Landazábal, este salió del Ministerio de Defensa y de las filas del Ejército en enero de 1984.
El circo
El más reciente episodio ocurrió bajo la presidencia de Ernesto Samper. Su protagonista fue el general Harold Bedoya Pizarro.
Todo comenzó cuando Bedoya, como comandante del Ejército, se opuso a la posibilidad de desmilitarizar el municipio de La Uribe para dialogar con las Farc. Bedoya consignó en un oficio que se filtró a la prensa las graves consecuencias de tal despeje. Esto motivó un primer distanciamiento entre Samper y Bedoya.
Posteriormente, a mediados de 1997 y después de que Samper autorizó el despeje de una amplia zona del Caguán para la liberación de 60 soldados retenidos por las Farc, después del ataque a la base militar de Las Delicias, el general Bedoya hizo público su disgusto frente al manejo dado por el gobierno a este episodio, al afirmar que todo lo ocurrido en el Caguán era lo más parecido a un circo con muchos maromeros.
Samper le solicitó a Bedoya su renuncia, Bedoya se negó a renunciar voluntariamente, motivo por el cual Samper lo llamó a calificar servicios.
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