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ROMY FARAH, UNA PASIÓN ÁRABE

Apenas tiene 14 años y ya ha vivido en cuatro países. Su gruesa nariz y sus hermosos ojos color miel recuerdan a las mujeres árabes de las películas. Es cierto. Nació en el Líbano (Beirut) un primero de enero de 1985 y su familia llegó a Cali cuando ella tenía dos años. Se llama Romy Farah Makssoud y es una de las promesas más grandes del tenis colombiano. O árabe.

La familia de Romy huele a tenis por todas partes. Aparte de su padre Patrick actual entrenador de Colsánitas en Cali también está Robert (12 años), que dicen tiene iguales o mejores condiciones que su hermana mayor. Eva, la madre, es una profesora de colegio.
De su hoja de vida llena de victorias es mejor ni hablar, pero para que no queden dudas, al lado derecho (recuadro) aparecen todos los triunfos obtenidos en su corta carrera.
Romy llegó al tenis con una pereza que no podía con ella. Tenía 6 años y le llamaban más la atención las barbies que otra cosa. Pero la constancia de su padre y el primer torneo que se ganó a los 8, le dieron la motivación suficiente para enamorarse de la raqueta.
No habla árabe, pero sí inglés y francés, prueba de que ya vivió en Estados Unidos y Canadá. A Canadá llegó después de salir del Líbano, en el primero estuvo entre septiembre del 97 y mayo del 98 afinando su estilo de juego.
No le gusta compararse con nadie. Aunque en un principio dijo que su juego era parecido al de Mónica Seles y Steffi Graf, después se arrepintió y afirmó con una sinceridad digna de una joven de 14 años: Yo tengo mi propio estilo de jugar . Y punto.
Ese estilo de jugar la tiene hoy como el reemplazo natural de Fabiola Zuluaga en un futuro cercano, pero a su edad es mejor dejarlo todo con puntos suspensivos. Cualquier cosa puede pasar, el deporte colombiano está lleno de promesas que nunca fueron.
Pero lo que ya pasó es que Romy maduró más rápido gracias a este deporte. Los viajes, la disciplina necesaria para practicar y conocer gente de otros países, la hacen sentirse más segura para enfrentar la vida.
Y si eso es para enfrentar la vida, cómo será dentro de la cancha? Ella también lo tiene claro. Cuando estoy jugando tengo una aptitud mucho más fuerte .
Sin defectos, pero
Farah, como cualquier deportista de alto rendimiento que se respete, tiene cualidades y defectos. De los primeros, ella, en una gesto más en broma que otra cosa, decide no confiarlos porque considera que son un secreto. Después de pasada la risa, termina el tema con una frase contundente: Mis golpes de fondo son los mejores . Y punto.
Bueno, y los defectos? En un rasgo de autocrítica dice que tiene que mejorar todos los golpes.
Fuera de la cancha, Romy es una joven común y corriente. Le gusta ir a cine, bailar su fuerte es el merengue y no la salsa, y no le gusta leer. Solo lo hace cuando es una tarea para el colegio o tiene entre sus manos cualquier revista juvenil de moda. Ella las llama revistas de bobaditas...
Los que no han sido bobaditas son los triunfos que ha alcanzado. Ese nombre, con lo complicado que ha resultado escribirlo, hay que tenerlo guardado en el disco duro de la memoria. Romy Farah Makssoud tiene un gran futuro en el tenis.\ Sus logros\ En 1996, siete veces campeona nacional en 12 años. Campeona 14 años Copa Granfiduciaria de Cali-1997; campeona 14 años Parada Pony Malta de Armenia, 1997; campeona 14 años Parada Pony Malta de Bogotá, 1997. Con Colombia, subcampeona suramericana 12 años, en 1997; subcampeona suramericana categoría 14 años en 1998. Jugó en forma invicta el Mundial Sub-14 de Japón-1998. A los 13 años derrotó a la número 650 del escalafón mundial WTA, la colombiana Carolina Mayorga. Semifinalista Eddie Herr Sub-14 años de Miami 1998. Ganó cinco partidos en Orange Bowl, 1998.
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