Pero en la noche irrumpen entre la niebla decenas de gatos que ruedan por las calles empinadas y angostas donde igual se encuentran en sus paredes imágenes de duendes que de santos, mientras la alcaldía derruida por la última toma guerrillera, hace siete meses, evoca una suerte de castillo medieval.
Gallinazos y gatos son para los abuelos brujas camufladas, de las que fueron ahorcadas allí 200 años atrás y de las que hay actualmente como Enriqueta Albarracín*, una de las dos pitonisas más tradicionales y anciana de la comarca, que heredó esa sabiduría de su mamá, muerta hace rato.
Nuuuu...hacetiempoquesoseaaacabó. En este pueblo yaaa nuuuhay brujas. Las que sí sabían (brujería), se han ido paaaara Bucaramanga y Pamplona , cuenta estirando sus labios arrugados y moviendo las manos como si amasara así la inconformidad que la lleva a negar el fenómeno de entrada, pero que al poco rato termina por reconocer con recelo.
Con marcado escepticismo, la mujer asegura que solo queda en Silos una bruja con una hija y una nieta para conservar la tradición oral: Viven en la vereda Aguedina y sí saben de yerbas y entierros, pero lo que más hacen es fumar tabaco .
Ella también domina todas esas artes, pero en lo que a su linaje se refiere, se mantendrá el silencio, pues no tiene hijos y no cree que a sus vecinos les interesen sus conocimientos.
No recuerda su edad, pero a ella le atribuye que la luz del día le irrite los ojos. Los años le han doblado la espalda, surcado la cara con arrugas y cubierto la blanca piel de manchas pardas. Por su apariencia los niños de su vereda le dicen, o mejor, le gritan bruja . Si supieran queeesisoy bruja deveeerdad , dice con una tierna sonrisa que se dibuja en su boca carente de dientes.
Garrapata, garrapata Independientemente de si el número de hechiceras que ha sobrevivido a las líneas astrales, síquicas y los tarot es representativo, los entendidos en la materia siguen pidiendo que sus pócimas sean made in Silos .
Uno de esos casos es el de Juliana Sánchez, de 28 años, que reconoce que su noviazgo ha superado los problemas y las infidelidades gracias a La garrapata, un ungento sileño que le frota al novio repitiendo mentalmente garrapata, garrapata, como te le pegas al cuero de la vaca, has que él siga perdidamente enamorado de mí .
Frente a este testimonio, Enriqueta dice que conoce esa oración , pero asegura que no fabrica fórmulas de forma masiva porque la medicina depende del enfermo . Cuenta que solo ayuda a retener un hombre a las mujeres que realmente estén enamoradas, porque otras lo quieren es para mangonearlo .
Cuenta que otras personas se hacen el baño de las siete hierbas para mejorar la suerte o lavan sus negocios con jabón y los huesos molidos de sus abuelos para aumentar las ventas.
Enriqueta describe sus fórmulas y no se diferencian mucho de los orines de sapo negro de los que habla el grupo de rock Aterciopelados en una de sus canciones, que unidas a los sortilegios (encantamientos) trabajan, trabajan porque yo sí loquihago , asegura la misteriosa mujer.
Sobrevive gracias a lo que le dan las personas que llegan de otros pueblos a consultarla o sus propios paisanos, quienes jamás aceptarían que la conocen y menos que ella los atendió. Silos es muy católico , asegura el lugareño Ernesto Capacho para negar como muchos vecinos que allí existan brujas.
Por eso, los sileños les negarán la tradición de hechicería del municipio a los escasos visitantes hasta que alguien se atreva a decir dicen las malas lenguas y la mía que es una escoba que Enriqueta Albarracín es bruja .
Que las hay, las hay , asegura Enriqueta, pero quedan pocas. La anciana cierra los ojos y se percibe una sensación como cuando cae la niebla sobre Silos, mientras los gallinazos siguen trazando círculos en el aire y de noche, los gatos ruedan por las calles empinadas.
Una tradición La tradición de hechicería en Silos, con 7.000 habitantes, viene de la cultura mágica y la medicina indígenas. Para los españoles esa tradición era brujería, es decir, involucraba el poder del maligno.
En 1748 fueron ahorcadas Rosalía, Lorenza y Anastasia y 16 años después corrieron la misma suerte Juana Romualda, Juana Canuta y Juana Estrada, todas por aceptar ser brujas.
Pero ni el ahorcamiento de las mujeres ni el asedio evangelizador pudieron romper con la escuela de hechicería que consistía en transmitir los conocimientos de madre a hija e intercambiar sortilegios con las vecinas.
Para muchos expertos, si bien en Silos el fenómeno de la hechicería ha disminuido, todavía existe y es significativo el número de mujeres que cultivan esa práctica. Sin embargo, no existe una estadística porque las pitonisas se resisten a ser reconocidas socialmente.
*El nombre fue cambiado.
Foto PARA LOS ANCIANOS de Silos, en el pueblo se ha ido acabando la tradición de la hechicería. Consideran que hoy por hoy solo hay dos brujas como las de antes.
Efraín Patiño.