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TRES AUTOGOLES EN UN PARTIDO!

Teléfono. Llamada de Colombia. Un amigo, Bernardo Tobón, graciosísimo él. Me toma de sorpresa...

JORGE BARRAZA Especial para EL TIEMPO
- En qué se parecen el campeonato colombiano y el idioma hebreo?-, pregunta.
-Bueno... No se me ocurre... -alcanzó a contestar.
-En que hay que hacer un curso para entenderlos.
Bernardo ríe de su propia humorada. Para qué mentir, también me gusta. Ocurrencias al margen, de ese berenjenal de partidos, fases, cuadrangulares, finales y demás yerbas finalmente hubo un campeón. Y un segundo, que es lo que nos interesa, en función de que será uno de los tres debutantes de la próxima Copa Toyota Libertadores: Bucaramanga, que a él nos referimos.
La idea era hacer un artículo de cada uno de estos tres novatos en la Copa. De Colón fue fácil. Del Zulia no fue difícil. Pero qué podría contarles a ustedes del Bucaramanga si saben más que el propio periodista? La solución fue alterar la fórmula. Orlando Ascencio, una biblioteca ambulante del fútbol colombiano, me ilustró sobre el Bucaramanga. Dos tópicos llamaron mi atención. El primero, que un tal Américo Montanini, argentino, con 124 goles, sea el máximo artillero histórico del conjunto amarillo.
Montanini es un desconocido total en la Argentina. En Bucaramanga, en cambio, ha establecido un romance con la gente, es un personaje insigne. Bella historia. No es la única, de todos modos. Hay decenas de casos como el suyo. Carlos Raffo, Angel Licciardi y Ariel Graziani, los tres más grandes goleadores que vio el Ecuador (los tres jugaron para esa Selección) son argentinos ignorados en su país. No llegaron a jugar en Primera División ni en clubes de ascenso. Hay, incluso, casos más increíbles en Italia, Francia, Chile, Bolivia o Centroamérica. En mi barrio se dio un hecho casi novelesco. Julio Pittolo y Miguel Angel Longo estaban jugando en la canchita barrial, los vio un italiano que dijo ser empresario y los llevó a la Juventus. Al principio nadie creía en la veracidad de la cosa. Pero llegaron los pasajes, viajaron y firmaron contrato. Actuaron mucho tiempo en el Calcio. Longo llegó a ser gran figura en el Cagliari. En la zona nuestra, Longo y Pittolo eran considerados, apenas, dos pibes que jugaban bien . El propio Montanini debe imaginar que esta historia es cierta. A él le sucedió algo similar.
La otra tiene que ver con los récords. Colón registra uno importante: venció al gran Santos de Pelé siendo un equipo de Primera B . El Zulia, de Venezuela, consiguió otra gran marca: dos clasificaciones a la Copa en solo un año y medio de haber sido creado. Allá por 1958 ó 59 -dice Orlando- el Choclo Martínez, zaguero del Bucaramanga, convirtió tres autogoles en un partido. Debe ser un récord mundial .
Naturalmente que debe serlo. Se me ocurrió preguntar si este hombre siguió actuando en el Bucaramanga. Si, -respondió Ascencio- en el 60 formó parte del equipo que conquistó el tercer puesto en una meritoria campaña . Doblrécord. Que le haya metido tres goles a su propio arquero y le hayan renovado contrato es para los siglos de los siglos.
En la Argentina, si un individuo se hiciera tres goles en contra en un partido, habría que sacarlo en helicóptero. Si lograra salir con vida, debería acogerse al programa de testigos protegidos. Esto es: hacerse cirugía facial, cambiar de identidad y exiliarse en Tasmania. El Choclo tuvo suerte, siguió jugando.
Aquella fatídica tarde, seguramente, la esposa del Choclo Martínez lo habrá recibido con un beso y una palabra de aliento. Porque, como le reveló el zorro al principito solo se ven bien con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos .
Bienvenido, Bucaramanga! El escenario es América.
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