Marleny Silva y su esposo, Angel Galvis tienen el Hospital de Ropa desde hace cinco años. Allí se hacen arreglos como dobladillos y cambios de cremalleras y llegan señoras que quieren que les aumenten o reduzcan el tamaño de faldas y pantalones.
Nuestros clientes son personas que no tienen tiempo para hacer estos arreglos ellos mismos y quieren que el trabajo quede bien hecho . Añade que gran parte de su clientela la forman señoras que viajan con frecuencia a Europa y Estados Unidos, donde compran vestidos que luego le dan para que les hagan las reformas necesarias, según lo que se esté usando.
El comienzo Carlos Efraín Ovalle comenzó su negocio en 1977. Ese año hubo un gran cambio en la moda (las solapas, botas de pantalones y cuellos anchos dejaron de usarse) y empecé a actualizar la ropa que a los almacenes se les habían quedado sin vender.
Ovalle asegura que el nombre del negocio se le ocurrió una tarde de 1980, cuando se varó al lado de la Clínica Palermo. Entonces decidió que su negocio podría llamarse Clínica del Vestido. Ya en 1983 arreglaba 1.000 prendas diarias y tenía 60 empleados.
Ovalle asegura que ha tenido tanto éxito con su negocio que en la actualidad existen en Bogotá cerca de 60 establecimientos que, en alguna parte del aviso, tienen el nombre Clínica del Vestido y atribuye el descenso en las ventas (20 por ciento de lo que era en 1983) al uso sin autorización del nombre de su negocio. Añade que con el ahorro que tendrá que hacer el país próximamente la gente tendrá que refaccionar su ropa, en lugar de comprarla nueva.
Graciela Palacios, dueña de la Clínica del Vestido Klismar, afirma que hace dos años y medio tiene su negocio de arreglo de ropa funcionando. Nos dimos cuenta de que era un buen negocio por la cantidad de gente que prefiere reformar su ropa en lugar de comprarla nueva. Palacios asegura que a pesar de que hay bastantes competidores en la zona le ha ido muy bien. El promedio de precios de los servicios que se prestan allí está entre cinco y seis mil pesos.
Nelly Núñez de Avila es la dueña de la Clínica del Vestido Taty s, que existe desde hace nueve años. La crisis económica golpeó su negocio, afirma. Desde hace dos años muchas personas dejan su ropa y se demoran hasta un año en reclamarla y a veces nunca lo hacen .
Con el apretón económico que se avecina y mientras la plata y el tiempo no sigan sobrando, la gente seguirá acudiendo a estos lugares, donde pueden remozar su vestuario.
Y cuánto vale? Por precios que varían entre 500 y 40.000 pesos en promedio, los arreglos más solicitados en estos lugares son los dobladillos, cambios de cremalleras y botones y el entalle o agrande de pantalones y faldas.
Por 500 pesos o menos en algunos sitios, si se le descose el pantalón, se lo arreglan de forma inmediata. Aunque la mayor parte de quienes mandan a reparar un vestido es por situaciones económicas, también existen otras motivaciones: herencia, apego a una prenda y valor sentimental.