Mi segunda súplica apunta a la primera dama, doña Nohra Puyana. Le ruego que, como la van a saludar unas mil personas, no permita el saludo de beso en la mejilla. Gana en estética y evita que el maquillaje se le riegue por la cara que, para las fotos y la televisión, le resulta fatal. Si lo decide, le hago gran favor, porque el protocolo serio, el francés, el de Quay D Orsay, prohíbe que a la señora del Presidente la estén saludando de beso en la mejilla. Y faltan 57 horas y hay pánico en los medios sociales de Bogotá, porque se extraviaron 200 invitaciones a la posesión y son cien las señoras que se están quedando con el vestido nuevo.
Me disculpan el tono señorero, pero digo gracias por mi invitación a la posesión presidencial. Lástima, el vestido entero , el de saco y pantalón del mismo paño, me queda muy estrecho y por ese motivo no estaré en la coronación presidencial. Que otro goce de mi puesto y de la posible pulmonía. Hay mucho tipo durmiendo feliz en estos días. Motivo? Que Andrés le dijo: Viejo... estás nombrado . Otros están en pena. Será que me nombra? Así anda un amigo mío que estudió con Andrés en bachillerato y se sabe de memoria las fechas de cumpleaños de Nohra Puyana, de Juan Carlos, Santiago, Laura y Valentina Pastrana. El hombre está delirando, carga una foto en la que está con Andrés en la discoteca La jirafa roja y los dos tenían 25 años y eran dos chinos peludos.
Ya hay nostalgias del poder que se acaba, y es humano. Gente amiga va a extrañar los días en que era dueño y dueña del Palacio, de sus teléfonos, del surtido bar, de sus langostinos al coñac, de las chivas y el menú. Yo no gocé de esas mieles... pero entiendo esas nostalgias, esas saudades, ese ayer que fue tan rico en vallenatos y en el disfrute del poder. Cambio de tercio, llega Andrés, y que tenga buena suerte el ex presidente Samper!