Parece la narración de un partido cualquiera, pero a partir de las dos de la tarde de hoy, puede ser una realidad: minuto 35 del segundo tiempo, el marcador no se abre y el delantero colombiano Leider Preciado se ubica de frente al portero inglés David Seaman y se prepara a disparar con toda potencia.
De repente, un nuevo jugador aparece en la escena. No es de Inglaterra y mucho menos de Colombia, pero con sus gambetas y jugadas riesgosas puede hacer estragos en millones de personas.
Se trata de la catecolamina, sustancia que produce una aceleración del pulso, aumento de la tensión arterial, vaso constricción epiférica, dilatación de la pupila y disminución de los movimientos intestinales, todo al tiempo y como reacción a la emoción y el estrés que produce ver un partido de fútbol de la importancia y las características del que nuestra selección disputará esta tarde en Lyon.
Pero como toda buena delantera, la catecolamina no juega sola. Se acompaña de la cotizada adrenalina, que al aumentarse en la sangre puede producir taquicardia o aceleración de la frecuencia cardíaca. Y aunque usualmente esa reacción no pasa de ser cosa de minutos, lo cierto es que en personas con problemas cardíacos o con posibilidades de padecerlos, las famosas sustancias pueden hacer tanto daño como Alan Shearer y Michael Owen juntos, si la defensa colombiana no se pone las pilas.
Generalmente no sucede nada explica el cardiólogo Jorge León pero si después de que pasa la emoción de una jugada, la persona nota que el ritmo cardíaco no retorna a la normalidad, debe tomar precauciones y dirigirse a un hospital .
Pero no sólo el corazón puede sufrir. El cerebro es otro de los órganos que se puede afectar, pues cuando la tensión arterial sube mucho, se puede producir un accidente cerebro muscular.
También los nervios y el estado de ánimo suelen alterarse. El sicólogo Fernando Fergusson explica que un encuentro deportivo genera expectativas, es decir ilusiones con respecto a algo que de no cumplirse, deja a las personas en estado de tristeza y depresión, como cuando fracasan en un negocio o en el amor.
En mi opinión, en esta ocasión no va a haber tantas complicaciones por ese lado, pues creo que las expectativas de la gente son bajas ya que la historia futbolística habla de una superioridad del rival y eso hace que la gente inconscientemente esté preparada para lo peor , dice el sicólogo.