Había una vez un hombre que vivía muy solo en una aldea. Vivía tan triste porque no tenía un acompañante. Un día se fue de paseo donde su tío Juan y le dijo: Hola, puedo quedarme unos días contigo? Y él le contestó: Bueno.
Pasaron los días, duró tres días y le dijo: yo ya me voy a casa.
Se fue y por el camino oyó un latido: Guau, guau, guau. Y él fue y vio: Oh un perro!, que lindo eres, vamos, él se lo llevó, lo cuidó, lo alimentó y él se sintió muy contento porque ya tenía un acompañante y él tenía un pajarito que le daba mensajes, un día vino el pájaro y le dijo: Hola, viene tu tío Juan y él dijo gracias, el tío llegó y dijo Hola como te va, él contestó: muy bien y el tío le preguntó estás solo? el le contestó yo tengo un acompañante, cuando fui a tu casa por el camino me encontré un perro entonces me lo traje.
Oh, me alegro que te hayas encontrado un acompañante!, él dijo me voy, venía a ver como estabas.
Entonces pasaron los días y decidió ir a visitar a su tío entonces el perro latió Guau, Guau, Guau, entonces él le contestó: no te puedo llevar, tienes que cuidar la casa, se despidió y se fue.
El llegó y le dijo: Hola como estás? Bien respondió el tío, le dijo trajiste a tu perro? y él le contestó no, entonces pasaron 5 días y él le dijo al tío me voy, él iba por el camino y sintió como un desespero, se fue rápido y no encontraba a nadie, fue a la azotea y encontró a su querido perro muerto y dijo que tristeza! y él de la casa no salió 6 días.
La casa se parecía sola y él se enfermó y alguien sabía que él vivía ahí, él entró y vio que él estaba acostado y le dijo: Cómo te va? y él respondió: Hola, estoy muy enfermo. Cómo sabías que estaba muy enfermo? La ventana estaba abierta y quise entrar. El dijo: mi amigo se me murió, le dejaré esta casa y todas mis pertenencias y el amigo le dijo me voy por la tarde y le traigo un doctor.
El amigo sabía que el perro ya estaba muerto pero por consolarlo le trajo el veterinario pero ya era inútil, el perro estaba muerto. El quería a su perro ya que era su único compañero, su familia la había perdido cuando él era muy pequeño, no tuvo calor de hogar, vivía muy solitario, triste, no le miraba sentido a la vida, no tenía sino su amigo Juan con el que se conocían desde niños, por eso la pérdida de su perro fue para el muy dura y triste, por eso no encontró otra salida que la de irse, pensando con eso dar fin a su problema.
Emprendió el viaje hacia otra ciudad en busca de su hermano, ese hermano que no tenía pero que en su mente existía.
Llegó a una ciudad para él desconocida, vagaba por las calles sin encontrar nada que le llamara la atención. Al anochecer se quedó dormido en la calle y cuando despertó vio a su lado un hermoso perro que le lamía la cara y los pies, fue tanta su alegría que en compañía de ese perro, volvió a su casa, de la que nunca volvió a salir