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PUBLISHER, UN SECRETO PARA LA PEQUEÑA EMPRESA

UNO DE LOS TRMINOS más peculiares de la curiosa jerga de la industria informática es La Empresa . ste se refiere a cualquier gran compañía o agencia gubernamental, ya sea General Motors o el sistema de recaudación de impuestos. Este tipo de cliente es el favorito para la industria de las computadoras.

Son los que compran más software y hardware, y lo hacen todo de un sólo golpe. Además, emplean a un verdadero ejército de personas en las áreas técnicas que entienden el lenguaje en el que hablan las compañías de informática. A cambio, las compañías de alta tecnología diseñan muchos de sus programas especialmente para satisfacer las necesidades de estos gigantes.
Lo más gracioso del término es que estos elefantes burocráticos son uno de los factores menos empresariales y dinámicos de cualquier economía. El verdadero corazón del sistema empresarial son los pequeños negocios, desde los más diminutos hasta los que cuentan con unos 10 o 20 empleados.
Estos pequeños negocios, y los pequeños grupos sin fines de lucro o de voluntarios, son la parte más dinámica de la economía y a menudo son los que más empleos nuevos crean. Pero no acostumbran comprar 5.000 copias de Microsoft Office en un día, y en general no tienen una división técnica. Como resultado, son muy pocos los programas que han sido diseñados con sus preocupaciones en mente.
Desde hace varios años, una de las grandes excepciones a esta tendencia ha sido un programa llamado Microsoft Publisher. Se trata de un programa de edición electrónica que es muy fácil de usar y muy efectivo, una especie de navaja suiza para la pequeña empresa que no tiene demasiado tiempo ni demasiada experiencia con el diseño gráfico. Desde hace mucho tiempo me ha parecido uno de los mejores productos de Microsoft.
Ahora he estado poniendo a prueba la nueva versión del programa, que se llama Publisher 98 y cuesta unos US$95, y sigo impresionado.
El programa es todavía más inteligente y puede hacer más cosas que antes, a cambio de un muy ligero aumento en su tamaño y complejidad. En pocas palabras, es una gran herramienta que permite a una persona promedio, sin muchos conocimientos sobre las computadoras, crear una gran variedad de material publicitario y otros documentos, ya sea que trabaje para un pequeño negocio o para una organización sin fines de lucro como una escuela o una iglesia. La gama de documentos que uno puede crear es realmente asombrosa: folletos, boletines, tarjetas de presentación, facturas y hasta su propia página electrónica en Internet.
El programa no escribe el texto ni selecciona por su cuenta las imágenes para estos documentos, pero hace practicamente todo lo demás. La prueba es que hasta un artista fracasado como yo fue capaz de crear un montón de cosas bonitas en poco tiempo, con colores y estilos coordinados.
Igual que la versión original del programa, que salió en 1991, el nuevo Publisher se basa en dos principios del diseño de software que demasiados programas pasan por alto. En primer lugar, ha sido diseñado para llevar a cabo una serie específica de funciones, en vez de tratar de hacer de todo. Y en segundo lugar, cuando el usuario no sabe qué hacer, el programa le propone soluciones en vez de dejarlo a su suerte.
Cuando uno carga Publisher, se encuentra con un catálogo de wizards , o pequeños programas cuya función no es enseñarle cómo hacer las cosas, sino hacerlas por usted. Hay cientos de estos programitas, además de un grupo adicional de módulos de diseño , que son colecciones de distintos documentos prediseñados.
A los usuarios un poco más osados, Publisher 98 les permite empezar con un documento en blanco de varios tipos y tamaños, o hasta con una página en blanco. Pero ésta no es la mejor forma de usarlo.
Una vez que elige un wizard para algún tipo de documento, ya sea una página electrónica o una invitación a un evento para recaudar fondos, el programa le hace una entrevista. Le pregunta, por ejemplo, cuántas páginas quiere, o cuántas columnas por página, o si quiere poner la dirección del cliente en el documento. Luego uno elige entre 60 patrones de color diseñados profesionalmente, y el programa genera automáticamente el documento, con un texto e imágenes estándar. Usted no tiene más que sustituir su propio texto y gráficas.
Este año, el programa incluye una serie de novedades geniales. Para empezar, uno puede pedir al programa que no cierre el wizard una vez que ha creado el documento, por si quiere alterar el diseño y la tipografía. Otra cosa asombrosa es que el programa le permite cambiar de un tipo de documento a otro con sólo apretar un botón, por si quiere transformar su boletín en una página electrónica, o viceversa. También hay una función que le permite personalizar sus documentos: uno da al programa su nombre, dirección y otros datos, y luego le puede indicar en cualquier momento que los ponga en un documento.
Por si fuera poco, están los objetos inteligentes , que son capaces de prever lo que uno quiere hacer. Digamos, por ejemplo, que quiere vender algo y decide crear un anuncio con lengetas que tengan su número telefónico. Con Publisher, no tiene que escribir el número más que una vez. Además, el programa ajusta automáticamente el texto dentro del espacio disponible, cambiando si es necesario el tamaño de la tipografía y el espacio entre las letras.
Otra ventaja es que ahora Publisher se parece más a Microsoft Office, tanto en su aspecto como en su funcionamiento, y de hecho viene incluido en la versión de Microsoft Office para pequeños negocios, que cuesta unos US$250. Como Microsoft Office, Publisher tiene un programa muy veloz de corrección ortográfica, y funciona muy bien con Word de Microsoft, por si uno quiere escribir el texto en el procesador de palabras. En cuanto a las gráficas, Publisher incluye un gran archivo de imágenes, que incluye 1.500 fotografías, además de sonidos y secuencias animadas.
Yo hubiera preferido que Publisher 98 tuviera menos menús e íconos, y me preocupa que el programa pueda ir adquiriendo la complejidad de un programa como Office. Pero salvo esto, no se me ocurre ningún otro problema serio.
De hecho, Publisher es un producto tan bueno que demuestra que Microsoft es capaz de crear programas excelentes y fáciles de usar si se esfuerza y empieza a escuchar lo que le dicen los verdaderos usuarios, en vez de los expertos en informática de las grandes empresas.
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