En este orden de ideas existen los ecualizadores y los procesadores digitales de señal (DSP).
Los DSP han sido uno de los más interesantes avances en el audio automotor en los últimos años porque reduce la interferencia y controla el tiempo de retraso de las señales acústicas.
La función primaria del DSP es la coordinación de ciertos retardos de la señal para lograr diversos efectos acústicos.
Algunas unidades de DSP, como la Eclipse EQR-2140, tiene cinco configuraciones de sonido de campo predeterminadas: sala de conciertos, club nocturno en vivo, catedral, estadio y discoteca.
En cada una de estas configuraciones los sonidos directos y reflejados vienen de diferentes direcciones, a varias intensidades y en diversos tiempos de respuesta.
Siempre que se escucha una grabación de estudio de una banda, generalmente suena como si hubiera sido efectuada en estudio (auncuando puede variar, dependiendo de los efectos de consola que el productor haya incluido).
Con la unidad DSP se puede hacer que la acústica dentro del carro se parezca a la de una catedral. Así de sencillo.
En adición a las configuraciones predeterminadas disponibles, existe un control manual para ajustar la unidad a los gustos personales.
Ecualizadores En contraste con la nueva y alta tecnología de los DSP, los ecualizadores están bien difundidos y popularizados desde hace varias décadas.
El ecualizador es una unidad de procesadores de sonido análogos que controla la fuerza de las diferentes bandas de frecuencia de audio.
En lugar de trabajar con los bits de un medio digital, el ecualizador estándar es simplemente una serie de resistencias variables. Cada resistencia tiene un diferente valor y controla una particular banda de frecuencia.
El resultado es que se puede ejecutar la respuesta de audio a frecuencias altas o bajas. O si hay algún hiss u otra frecuencia de sonido indeseable, se puede reducir para eliminar la interferencia.
Mediante el correcto manejo de las manecillas que controlan los potenciómetros, los ecualizadores son realmente útiles porque pueden enfatizar o acallar las frecuencias que puedan alterar la calidad de una grabación.
En conclusión, mientras que el DSP se populariza y reduce su precio, bien vale la pena continuar disfrutando de los ecualizadores.