La policía sufre con frecuencia, en el cumplimiento de su valiosa misión, duros golpes. Pero la centenaria Institución sigue adelante, cada vez con mayores mística y profesionalismo. Busca ser no solo control, sino guía, benefactora de la sociedad. Ese parece ser el espíritu que se viene inculcando a los portadores del uniforme verde oliva.
Hay que ver con optimismo ese grupo de policías bachilleres por las calles bogotanas. Los que en la XII estación están al mando del subteniente José Beltrán Gordillo cumplen una labor que no se conoce a cabalidad, pero es en realidad muy valiosa en varios frentes sociales y, sobre todo, en la recuperación del centro.
Conjuntamente con los policías profesionales que también merecen un reconocimiento, los bachilleres respaldan los diferentes eventos comunitarios, deportivos y sociales, así como labores que se desprenden de denuncias y contravenciones, el famoso plan centro, prevención y conscientización del flagelo de la droga. Los muchachos también están en los centros de atención médica, jardines infantiles, en la calle, listos a ofrecer su guía, su amistad.
El policía bachiller es un amigo. Así hay que verlo y respetarlo. Son jóvenes que coronaron su secundaria y, con cariño, prestan un servicio para ellos inolvidable y para la ciudadanía muy importante.
Adriana González