Es tiempo que el Congreso empiece a trabajar , dijo Clinton desde la Casa Blanca, haciendo énfasis en que grandes prioridades de la nación como la aprobación del presupuesto para el próximo año, se encuentran empantanadas por el afán republicano de iniciar un proceso de destitución en su contra.
Trent Lott, líder de la mayoría republicana en el Congreso respondió al presidente afirmando que sus críticas constituyen un esfuerzo para desviar la atención sobre el escándalo sexual.
Pero la verdad es que Clinton, vigorizado por las encuestas que indican que el 68 por ciento de los estadounidenses se opone a su destitución, buscará de ahora en adelante evitar la derrota de su partido en las elecciones legislativas del 3 de noviembre, y sobre todo, resurgir del abismo en el que parecía encontrarse.
No obstante, ayer surgió un nuevo condimento para echar a la olla del escándalo. Por decisión del Comité Judicial de la Cámara, en diez días serán divulgadas, con censura, las cintas que Linda Tripp grabó a Mónica Lewinsky y que fueron el detonante de la investigación.
Por otra parte, ayer llegó a cien el número de intelectuales y artistas del mundo que han firmado un manifiesto en favor de Clinton (suscrito también por García Márquez), en donde denuncian la violación de la vida privada del mandatario por parte del fiscal Starr.