Un maestro para el alumno. Otro gran avance en su carrera ocurre en 1972, cuando lo presentaron a Eddie Palmieri. Es en este tiempo cuando agrega electrónica a su violín, que más tarde se ampliará a seis cuerdas, para tener el chelo, la viola y el violín en el mismo instrumento. El maestro Palmieri, con su gran desafío de la entera libertad, lo convierte en el primer solista de su instrumento en la salsa, tal y como quedó bellamente registrado en The sun of latin music (1974) y Unfinished materpiece (1975).
Por corto tiempo tocó con Carlos Santana, pero se devolvió a Nueva York a buscar su salida y la encontró con la Típica 73, con la cual recorrió un fértil camino bajo la dirección de Sonny Bravo. Poco después inaugura sus grabaciones independientes y graba Alfredo, disco de notable nivel artístico, nominado a tres premios Grammy y donde destacaba Hot to Trot.
Siempre inquieto, nuestro héroe se sumerge en la música popular más extendida el jazz y toca con Dizzi Gillespie y Chick Corea.
De la Fe en Colombia. Contratado por tres semanas en Colombia, decide quedarse a vivir en Cali. Luego se radica en Medellín y participa en una serie de grabaciones de dudosa y diversa calidad: Made in Colombia, Alfredo de la Fe vallenato y Bailando en el trópico, quizás el peor disco de su carrera, que se acerca a los 40 años.
La mayoría de las veces estuvo acompañado de músicos muy inferiores, que bajaron su nivel, o de imposiciones de la industria del disco que argumentaron el facilismo para difundir trivialidades o caminos muy conocidos. Igual condicionamiento exhibió en televisión, cuando tocó y actuó para la serie Azúcar.
Alfredo de la Fe ya rehabilitado completamente de vicios se radicó en Bogotá desde el año de 1996. Con poco trabajo en esta ciudad capital, reanudó su vinculación con Cuba a través de la adopción de una religión afrocubana y del contacto con algunos músicos de ese país, con los cuales ha tocado: Enrique Alvarez y su Charanga Latina, N.G. La Banda. Tiene adelantados algunos planes, como los de grabar con Los Van Van, de Juan Formell, en diciembre próximo.
Queda la sensación de un trabajo inconcluso y de que Alfredo de la Fe no alcanzó a dar todo lo que podía, por ejemplo a través de las academias populares en cursos extensos y perdurables. Tampoco culminó más allá de un propósito comercial interesantes fusiones sobre el vallenato o la música tropical, incursión en la cual podrían haberle ayudado Francisco Zumaqué o Edy Martínez. Un virtuoso alegre, expansivo, que tampoco encontró un soporte institucional para su gran labor.
Por eso, Alfredo de la Fe, al viajar a establecerse en Italia (en Turín), donde tiene muchos contratos para toda Europa, se expresó con sinceridad y esperanzado en poder regresar en mejores condiciones. Esto nos dijo ayer, antes de tomar el avión: En Colombia aprendí a ser latino nuevamente y conocí el enorme y variado folclor de este país privilegiado. Me siento colombiano desde antes de que el presidente Gaviria me diera la ciudadanía para representar a Colombia en la Exposevilla de 1992 . No digo adiós, sino hasta luego!