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INTERNET: USTED ESTÁ ANTES O DESPUÉS

No pestañee. En poco tiempo, la humanidad estará dividida en dos: los que están en Internet y el resto.

JOSE BLACKBURN* Especial para EL TIEMPO
La razón es simple. El Internet ha adquirido tan acelerada dinámica que en pocos años ha invadido el 18 por ciento de los hogares estadounidenses y en otros cuatro -2001- habrá colonizado el 38 por ciento. Para entonces, nuestro entorno familiar, laboral, académico, de entretenimiento e información, habrá experimentado tan drásticos cambios, que la humanidad reconocerá fácilmente el punto de divorcio entre dos eras de nuestra civilización: ai (antes de Internet) y di (después de Internet)
Este fenómeno de crecimiento insospechado, es producto del apasionado matrimonio -por amor y conveniencia- entre informática y telecomunicaciones.
Pero no todo es tecnología. Ese obsesivo deseo de navegar por los desconocidos mundos del Internet, nace de la natural curiosidad de los seres humanos y de su ansiedad por comunicarse e interactuar. Pero quizás el mayor acelerante, es la convicción de los padres de que ese revolucionario medio tendrá efecto positivo en la formación de sus hijos. En ese caldo de motivos, el Internet crece como espuma.
Para preparar estas líneas, navegué en el Internet hasta la madrugada. Pero no escribiendo, sino intentando seleccionar, entre millones y millones de páginas, lo que realmente necesitaba.
Por eso, lo verdaderamente valioso ya no es la información -que abunda en niveles inimaginables - lo vital hoy es el limitado tiempo para digerirla. Pareciera una versión del pecado capital de la gula, pero trasladado al cyberespacio: insaciable ansia de información y crecimiento geométrico de su disponibilidad.
La súbita popularidad del Internet ha provocado nuevos comportamientos sociales, cuya manifestación luce similar, al de los fumadores compulsivos. Mientras la nicotina opera en ellos como la substancia adictiva, el Internet es hoy la substancia responsable de una nueva dolencia que los sicólogos tratan como adicción informática.
Si usted es de los que creen que eso del Internet es apenas una pegachenta manía, solo para nerds y gomosos, permítame ilustrarlo sobre la manera tan fácil como los seres humanos se están adaptando -para bien o para mal- al nuevo entorno informático.
Para bien?
Obvio. El Internet crece en ofertas comerciales. Usted puede comprar flores, pasajes aéreos, pólizas, computadores, autos, libros, regalos y todas las etcétera que se imagine, sin salir de su casa, pero además, con evidente economía. La fórmula es simple. A través de la red, se le compra directamente al fabricante, eliminando de paso los costos que no mejoran el producto: administración de inventarios, lujosos almacenes y pago de comisiones a la insaciable cadena de intermediarios.
Si es sobre salud, las páginas del Web ofrecen toda clase de consejos en medicina preventiva, trátese de adelgazar, manejar el estrés, conocer los síntomas de un infarto o lidiar con la vejez. Además se encuentran directorios de médicos y especialistas. Pero lo que ahora intentan las empresas de medicina prepagada es ir más allá de la simple venta de sus planes.
Se trata ahora de interactuar con sus afiliados a través de la red. Los enfermos pueden solicitar una cita indicando su dolencia y el sistema los coloca, a la mayor brevedad, en contacto con el mejor especialista. Y si la información es confidencial, los pacientes son dotados de una clave -password- que asegura total reserva en su hoja clínica. Incluso, ya se cuenta con diminutas cámaras que colocadas en el computador, le permitirán al médico mantenerse en contacto virtual, cara a cara con sus pacientes, sin importar la distancia.
Y este bendito Internet afectará, incluso, la forma tradicional como hasta ahora hemos manejado en Telecom la larga distancia. Ya en Estados Unidos se acaba de romper una barrera que se creía infranqueable: la tarifa para larga distancia de diez centavos de dólar/minuto. Qwest Communications, con su tarifa de siete centavos y medio el minuto, sin restricciones, las 24 horas del día, ha puesto a pensar seriamente a las tres grandes: AT&T, MCI y Sprint.
Este salto tarifario, claro que se le debe a la tecnología Internet. Los beneficiados son, por ahora, los habitantes de seis grandes ciudades de California, pero en 1999, 125 importantes centros en Estados Unidos gozarán, quizás, de tarifas, que rondan los 5 centavitos de felicidad.
Para mal?
También. Y no se trata de atrevidos cybernautas que logran penetrar a través del Internet los sólidos firewalls que protegen los supersecretos archivos de la CIA. Ni de hampones informáticos que realizan estafas interceptando transacciones electrónicas en la red. Se trata de simples mortales que ante la inmensa libertad y apertura en el mundo cybernético y ante la ausencia de legislación, caen en la tentación de cometer pecadillos en la red.
Se acaba de evidenciar un inmenso agujero en la exitosa campaña norteamericana destinada a impedir que a los menores de edad se les venda licor. Las licoreras virtuales on-line, que venden trago a través del Internet, sin preguntar nada diferente al número de la tarjeta de crédito y la dirección para enviar el etílico pedido, mantienen guasquiladiados a los lampiños bebedores.
Estos cyberborrachitos lucen como inocentes querubines, al lado de los profesionales y amateurs que manejan en la red, los sites de pornografía. En este diciembre fueron condenados dos peluqueros residentes en Okayama, Japón, por distribuir 285 imágenes obscenas a través de la red.
Conclusión: si escucha hablar de Internet, no parpadee. Para bien o para mal, se le puede estar pasando una gran oportunidad.
*Presidente de la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (Telecom).
Contra los trancones
Si le fascinan los carros, tarde o temprano su auto quedará atrapado en la red. El profesor japonés Jun Murai, de la Universidad de Keio, lidera un grupo de expertos que colocará el Internet en los automóviles.
Honda lanza en enero de 1998 un sistema de navegación instalado en el carro, interconectado vía Internet con un centro de servicio, para guiar al conductor a través de la rutas menos congestionadas. El mismo sistema permitirá consultar la computadora personal que dejó en su casa y podrá recibir o enviar, desde el auto, su correo electrónico.
La IBM y Netscape, entre otros, están desarrollando una nueva red virtual mundial que encadenará millones de vehículos a través del Internet. Los conductores obtendrán, sobre la marcha, mapas sobre el estado de las vías, advertencias sobre el tráfico, informes sobre el estado del tiempo, etc., sin importar en qué lugar del planeta se encuentren.
Para estudiantes
Los estudiantes son, quizás, los más beneficiados por los inmensos recursos informáticos del Internet. Pero el uso que se le dé a dicha información marca la diferencia. En la Universidad de Berkeley - California, se descubrió que dos jóvenes que no se conocían, y que ni siquiera pertenecían a la misma facultad, presentaron sendos trabajos de investigación, con puntos y comas, idénticos Se trataba de un fenómeno de clonación parasicológica? No. Los dos pilos encontraron un excelente informe en la red, lo bajaron a sus computadoras y a continuación lo firmaron como suyos.
Hoy, profesores de universidades y colegios abrigan la duda sobre la autenticidad de sesudos trabajos hechos en casa , por la gran facilidad de encontrar en el Internet tesis de grado y trabajos hechos .
Y es que los derechos de autor, también se afectan con la fiebre de Internet. Por ejemplo en música, cualquiera puede acceder a los cientos de sites en el Web donde libremente se difunden canciones, sin respetar el copyright y sin pagar derechos. Eso ha obligado a las sociedades de autores y compositores a ejercer presión para que, de manera urgente, se reescriba la legislación autoral.
Pero en dicho ambiente, también la policía está presta a cazar criminales e infractores. El FBI colocó en la red, hace algunos meses, su lista de los más buscados. El resultado es óptimo: cien sospechosos ya han caído. A partir del próximo enero, el conservador Scotland Yard, británico, seguirá el ejemplo. Para ello colocará en la red las descripciones de 156 delincuentes, con el propósito de que cybernautas voluntarios cooperen, emulando al legendario Sherlock Holmes.
JOSE BLACKBURN* Especial para EL TIEMPO
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