Esta es tan solo una de las formas de contaminación y degradación del afluente que detectó un grupo de es estudiantes de la facultad de ingeniería agronómica de la Universidad de los Llanos (Unillanos) después de realizar un estudio ecológico.
Desde abril los estudiantes (Henry Baquero, Flor Agudelo, Gina Bautista y Oswaldo Díaz) realizaron visitas y tomas de muestra de agua en tres sectores del caño para encontrar los focos de contaminación en los ocho kilómetros de longitud que tiene el afluente, contando desde su nacimiento en la vereda Buenos Aires Alto hasta su desembocadura en el caño Arenales.
Basura y deforestación En la parte alta encontraron desechos sólidos, así como galpones y marraneras que no toman ninguna prevención en la disposición del agua a la hora de ser lavados.
Igualmente existe el problema de deforestación y socavamiento provocado por las labores de pastoreo o empradización que realizan los finqueros.
En la muestra de agua analizada en el laboratorio de aguas de la Unillanos, encontraron que la parte alta del caño tiene más del 50 por ciento de oxígeno disuelto. Lo recomendable es 40 por ciento.
Pero en la parte media la pureza del agua del Amoladero empieza a dejar serias dudas. Allí se detectó que el oxígeno disuelto apenas llega al 30 por ciento, siendo una zona crítica por cuanto es donde desembocan las aguas negras de los barrios Las Américas y los Héroes.
Los habitantes hicieron una zanja para canalizar las aguas negras, pero desafortunadamente caen al caño , afirma la estudiante Flor Agudelo.
No hay vida En la parte baja, donde el nivel de oxígeno disuelto es del 40 por ciento, la contaminación es originada por la cascarilla y los residuos de carbón producida por un molino de arroz. La gente se ha quejado de infecciones en el ganado y abortos de las vacas , dice Henry Baquero.
Agrega que la gran cantidad de cascarilla arrojada al afluente hace desviar su curso hacia las fincas.
Más adelante, un kilómetro abajo cerca a la desembocadura al Arenales, el panorama que ofrece el Amoladero es pobre. No hay vida. Las hortigas son las única vegetación.
Planteado el problema los estudiantes sugirieron una serie de actividades que podrían llevar a su solución.
La primera sería divulgar una cartilla en la que se explique a la comunidad cómo recuperar el Amoladero. Los habitantes ya conocen del caso y se han mostrado prestos a colaborar.
Así mismo se está gestionando ante Ecofondo la presentación de un proyecto, a nombre de la comunidad.
Por lo pronto la conclusión básica de los estudiantes es unánime: Hemos perdido la noción que un río o caño es un foco de vida. Los utilizamos para botar desechos .