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SÍ SE PUEDE REDUCIR EL DÉFICIT FISCAL

El mayor déficit fiscal en la historia de la humanidad y en el mundo lo ha ostentado hace muchos años el Gobierno de los E.U. Todo indica que va a salir de este incómodo liderazgo, debido al formidable manejo que se le ha dado a la economía.

Los recaudos de impuestos, según reiterados anuncios de la Oficina del Presupuesto, han sido mucho mayores que lo esperado. No se debe esto a nuevas reformas tributarias, ni al nombramiento de más sabuesos para perseguir el contribuyente, ni a más amenazas a la colombiana. Se debe a que la economía se ha comportado bien, porque el Gobierno ha sabido imprimirle confianza. El hecho que más le ha dado confianza al inversionista ha sido el de asegurarle estabilidad en las normas tributarias. Todo lo contrario de lo que ha estado haciendo nuestra errática administración.
El déficit fiscal norteamericano llegó a estar en los 290 billones de dólares y se proyectaba para alcanzar más de 550 billones de dólares en el año 2001. Pero el repunte de la economía ha logrado algo milagroso: el aumento de los tributos. Han crecido mucho más de lo esperado y por consiguiente el déficit bajó en forma espectacular. Durante los primeros nueve meses del año bajó a sólo 11 billones de dólares, cuando se habían hecho solemnes proyecciones que lo situaban en 67 billones de dólares.
Ahora el enfrentamiento entre los republicanos y los demócratas es por la solicitud de los primeros por un pronto recorte inicial de impuestos a lo cual se oponen los muchachos de Clinton argumentando que todavía es muy temprano para determinar si las cosas buenas de la economía permanecerán. Para la oposición es un buen argumento político el posicionarse como amigos del recorte de impuestos, respaldados por cifras serias.
Hasta mayo los pagos de impuestos de las empresas y las personas habían subido un 8,4 por ciento y los de las personas individuales un fabuloso 12,6 frente a lo recaudado en los primeros 9 meses de 1996. Con un incremento de un millón cuatrocientos mil empleados, que sitúa el total de los empleados en los E.U. en unos 130 millones de personas, la base de la gran masa tributaria se ha ampliado y le ha brindado al Tesoro una amplia comodidad. Se predice ahora que el déficit para el 98 será a lo sumo de 30 billones de dólares, lo que equivaldría a menos del 0,5 por ciento del Producto Nacional Bruto -que superará la astronómica cifra de 7,5 trillones de dólares.
Tal vez hemos excedido en citar cifras. Empero juzgo esto altamente instructivo. Demuestra como un gobierno para salir del pantanero tiene que dar confianza. Para conseguir mayores tributos no se ha inventado nada más fructífero que la estabilidad legal. Aquí, erróneamente, se ha escogido el camino de tratar de sacarle más dinero a un sector privado que ha sido esquilmado sistemáticamente en los últimos años y que vive tembloroso esperando una nueva reforma tributaria cuando aún no ha podido entender la última.
El Ministro Ocampo quiere ahora reducir el déficit fiscal implantando un impuesto de valorización por toda obra pública. Ha sido justa la adversa reacción. Acaso no se hacen todas y cada una de las obras públicas con dineros recaudados de los contribuyentes? Toda la infraestructura se ha hecho y se hace con impuestos, y ahora las carreteras en gran parte con el producto de peajes, para los concesionarios, o sea otro gravamen. Cualquier movimiento de fondos del sector privado estatal debilita al primero y le resta capacidad para tributar.
Ya es tiempo de que miremos el fenómeno que se ha operado en las finanzas públicas de los Estados Unidos para aprender que el déficit no se rebaja, ni se encoge imponiendo más tributos, sino dándole confianza y estabilidad legal a los contribuyentes.
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