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TODO, POR IR A UN MUNDIAL

Uno a uno subían como ovejas al matadero . Los cuerpos grandes, anchos, sólidos y bronceados de los trece jugadores de rugby de la Selección Colombia, contrastaban con sus rostros de indefensión.

Uno a uno subían como ovejas al matadero . Los cuerpos grandes, anchos, sólidos y bronceados de los trece jugadores de rugby de la Selección Colombia, contrastaban con sus rostros de indefensión.
Al menos 70 personas, la mayoría mujeres entre los 20 y 40 años, pagaron 5.000 pesos cada una, para ir a la subasta de rugbistas que se realizó el jueves en la noche en el café Arte Vivo, en el sector El Poblado, de Medellín.
Según comentó el jugador y entrenador del seleccionado, Héctor Andrés Hoyos, de 27 años, después de una rifa y un baile, la subasta es la tercera actividad que realizan para poder asistir a las eliminatorias del mundial de este deporte.
Son más de 20 millones los que necesitan para jugar los tres partidos en Venezuela, Bogotá y Perú.
Empieza la puja
Cuando escuchó su nombre, Carlos, con cabello muy corto y cara de niño, hizo acopio de valor y apoyado por sus amigos subió al tablado.
Carlos es estudiante de ingeniería textil, su película favorita es Un domingo cualquiera, le encanta la comida italiana... , anunciaba una de las dos jóvenes encargadas de la subasta.
Recuerden que es por una noble causa. Arrancamos la base en 5.000 pesos. Quién da 6.000! , decía.
Una joven ofreció 10.000 pesos si Carlos se quitaba la camisa. Luego de dudar y entre silbidos, gritos y aplausos, el deportista empezó a quitársela.
Una sonrisa nerviosa afloró y por un segundo ocultó su rostro en la camisa, pero luego la dejó caer a un costado, acción que duplicó el monto de la oferta.
Desde que salió el segundo participante, el cadencioso tema Sledge Hammer, del intérprete y autor inglés Peter Gabriel, se convirtió en el telón de fondo para que los muchachos hicieran su mejor esfuerzo.
Luego de tomarse un aguardiente, Camilo subió a la tarima y logró la inesperada marca de 25.000 pesos. Para complacer a las personas de dos mesas, debió quitarse la camisa y bailar. Era solo el comienzo.
Crecen las ofertas
Después de un breve intermedio con música de los años ochentas, interpretada por la banda La Nies, anunciaron la subasta de un espontáneo.
Incitado por sus amigos rugbistas, un rubio y tímido estadounidense subió al escenario. Sebastián partió la noche en dos, pues las ofertas llegaron a 20.000 pesos.
Por esa cifra debió quitarse la camisa y dejó al descubierto un cuerpo bronceado y bien formado, que hizo subir la cantidad a 30 mil, con la condición de que bailara para la mesa de las ejecutivas.
La disputa estaba al rojo y de otras mesas ofrecieron hasta 40.000, lo que arrancó aplausos de la concurrencia, monto que fue aumentando, entre gritos y silbidos a 50.000 pesos.
Ante la incredulidad del joven, que a veces se llevaba las manos a la cabeza, la cifra llegó a la no despreciable suma de 120 mil pesos.
Solamente al final Gonzalo Uribe, un fornido estudiante de administración de la Universidad San Buenaventura, lo superó en diez mil pesos, luego de que mostró levemente sus boxer.
Patricia Monsalve, de la mesa de ejecutivas, dice que gastaron 400.000 pesos y que hará lo posible conseguirles un patrocinio.
Gané con tenerlos aquí en la mesa. Hice esto por ayudar a jóvenes que quieren salir adelante. No entiendo por qué Colombia no los patrocina y los obligan a buscar estos recursos , dijo, mientras departía con siete amigas y los diez jóvenes que compraron para su mesa.
FOTO:
El jugador de rugby Camilo García fue la primera sorpresa de la noche, cuando logró que por su compañía las chicas ofrecieran 25.000 pesos.
Julio César Herrera / EL TIEMPO
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